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"Una novela debe mostrar el mundo tal como es. Como piensan los personajes, como suceden los hechos... Una novela debería de algún modo revelar el origen de nuestros actos" Jane Austen.

sábado, 14 de junio de 2014

Capítulo 10





Se puso en pie, intentando no caerse de bruces al pisarse el vestido. Respiró hondo y salió de allí, aún en shock por su inesperada y siniestra conversación. Mientras caminaba sin un rumbo marcado, pensaba en lo que suponía que Jess hubiera llegado hasta aquel edificio, ese día tan señalado. Los límites que habían impuesto estaban definidos en una línea que cada vez parecía más borrosa.

Sin apenas darse cuenta, se encontró rodeada de gente que charlaba y bebía en la fiesta que ella misma había dado. Aunque por mucho que fuera así, la sensación era de vacío. Era incapaz de sentirse parte de aquello, de pasearse como la elegante anfitriona cuya única preocupación se redujese a que no escaseasen los canapés. Por suerte, había demasiada gente y ella pasaba desapercibida entre las copas y los vestidos de alta costura.


Miraba de un lado a otro, esperando encontrar una cara amiga. Empezaba a agobiarle que no reconociese a nadie, en un sitio que debería estar lleno de amigos y no de la “Élite social de Nueva York”. Ralentizó sus pasos hasta llegar al bar, dónde un camarero apuesto, vestido de smoking le sonrió.

                -Señorita Pope, ¿Qué le pongo?-preguntó, inclinándose un poco en la barra.

Que una persona a la que no había visto nunca, la reconociese, logró sobresaltarla un momento, pero después sonrió ante la evidencia; ella era una persona famosa, igual a todos los demás. Así que pensó en la única manera de permanecer allí, soportando ese ambiente tan mediático, lo único capaz de reducir el tiempo… vodka.

                -Vodka doble, por favor-contestó, intentando sentarse en uno de los taburetes. Una tarea imposible en ese Oscar De la Renta-Genial… los tacones me están matando.

                -Quíteselos, de todas formas nadie va a encontrarle los pies aquí.

                -Es una buena idea…-reconoció Julieta- aunque no quedaría bien que la organizadora se quitara los zapatos en el bar mientras bebe. Seguro que me pillaría algún fotógrafo.

                -Además, dudo que le cupieran en el bolso-añadió el camarero, con gesto burlón, señalando el clutch nudé de Jul.

                -¿Sabe lo que cabe aquí dentro? Nada-le aseguró y ambos sonrieron.

Se bebió la copa con rapidez, apoyándose en la barra. El alcohol traspasó su garganta con un dulce ardor familiar, que duró unos segundos fugaces… apoyó el vaso de nuevo sobre la superficie de madera, percatándose de que una sola copa no era suficiente para tapar aquella accidental velada.

                -Otro, por favor-rogó al camarero, casi suplicante.

                -Está usted sedienta-bromeó él

                -Más bien desesperada… No soy mucho de fiestas-reconoció con una risita, cogiendo el vaso con el contenido trasparente. Levantó torpemente la otra mano para despedirse de él, dado que era la única persona con la que había mantenido una conversación sincera en aquel lugar.

Le dio la espalda y siguió caminando entre la gente, esperando a que el alcohol cumpliese su cometido y la abstrajera de esa realidad tan caótica y absurda. Lejos de eso, entre la música y las sonrisas teatrales, pensó en Elliot, en lo complicado que resultaba su vuelta. Deseaba a Andrew, la tranquilidad que llevaba con él, tener veinticinco años y dejarse llevar…  Pero estaba allí, con ambas cosas: tranquilidad y descontrol, días y noches, una realidad y un sueño incapaz.

                -Julieta-la llamó una voz a su espalda.

Cuando se dio la vuelta, tuvo la sensación de que el resto del mundo iba algo más lento que ella. Una prueba irrefutable de que el vodka cumplía sus efectos con maestría. Se tropezó con el vestido e intentó mantener el equilibrio, visualizando lo que tenía delante.

Elliot y Andrew, juntos, en una misma imagen. Sonrió como último recurso, y cerró los ojos momentáneamente, esperando que su visión estuviera atrofiada.

No era el caso.

                -¡Oye!-exclamó Andrew, divertido, agarrándole el brazo como medida de precaución-¿Dónde estabas? Veo que no muy lejos del bar…

Se frotó la frente y negó varias veces.

                -La verdad es que he bebido un poco…-reconoció, arrastrando las palabras.

                -¿Un poco?-preguntó, Elliot, arqueando las cejas.

Ninguno de los dos estaba molesto, o al menos, ninguno lo mostraba a simple vista. Eso hacía que fuese más raro aún. Julieta intentó rebanarse los sesos, pensando que les había llevado a estar juntos, y todas sus opciones, resultaban malas.

                -¿Qué coño hacéis? ¿Estabais buscándome?-cuestionó Julieta con una risita-¿Acaso os conocéis?

Otro de los efectos secundarios de la bebida, era que automáticamente, desaparecía el filtro de persona educada que procura callarse ciertas cosas. Se arrepintió de haberlo preguntado, al ver sus caras de póker.  
                -Sí, hace mucho tiempo…-repuso Andrew-estuve en tu casa un día que…

Su mente volvió a la imagen de aquel día de hacía unos meses. Elliot estaba en el sofá, tumbado viendo la tele y ella observaba como Emma intentaba que Isaac se durmiera… Andrew fue a entregar unos documentos y él fue el que abrió. En aquel momento, sólo resultaba un empleado al que aleccionar, lo que se alejaba mucho de la imagen actual. Puede que ninguno de ellos hubiera imaginado entonces dónde iban a estar ahora.

                -Te buscábamos-completó Elliot, tenso.

                -Ah, bueno… eso es genial. Ya me habéis encontrado…-dijo Julieta. Después hizo una pausa, fijándose en ambos y sus expresiones opuestas- Puede que… deba… irme-balbuceó nerviosa, aguantando el equilibrio en el fuerte brazo de Andrew-He bebido demasiado.

                -Bien, sólo quería decirte que…-empezó a decir Elliot, serio-necesito hablar contigo… mañana si puede ser. Es importante.

Eso le asustaba, desde hacía unos meses sus conversaciones nunca terminaban bien. Y no podía acabar peor de lo que ya estaban desde su regreso.

                -Sí… mañana-repitió ella, no muy convincente-Llámame.

                -Tengo que irme-les informó Elliot a los dos. Después agarró el hombro de Andrew y le miró directamente a los ojos-Cuídala.

No estaba segura de si lo que había oído era realmente lo que había salido de sus labios, pero tampoco resultaba muy extraño viniendo de él. Su comentario le provocó risa, que intentó aguantar tapándose la boca con la mano.

                -Claro-sentenció Andrew.

                -Hasta mañana-se despidió de ambos.

Después les dio la espalda, dejándoles con la conmoción de sus palabras.

                -Vaya… parecía una orden-susurró Julieta en el oído de Andrew-Ten cuidado.

                -¿Qué dices?-cuestionó él, sorprendido- No era una…

                -Es igual, Andrew, él es así-reconoció, mirándole con resignación. De repente, notó las ganas inmensas de besarle. Agarró su camisa y la atrajo hacía si para hacerlo. Cuando se separaron, le miró suplicante -Vámonos de aquí.

Él tiró de ella hacía la multitud sin titubear, abriéndose paso con destreza. Julieta se dejó guiar por él, balanceándose entre la gente que, llegados a ese punto, ni siquiera la reconocían. Conocidos y extraños que en aquel lugar se convertían en iguales… en piezas de un mismo tablero.

Cuando llegaron al Hall, Andrew le rodeó la cintura con suavidad y la llevo hasta uno de los sillones de cuero. Julieta se sentó sin oponer resistencia, observando una realidad cada vez más nublada por el cansancio y el Vodka. Se fijó en él, mirando hacia todas direcciones, pasándose la mano por su pelo dorado, impaciente.

                -No veo al aparcacoches, saldré un momento-puso las manos sobre sus hombros y clavó sus ojos en los suyos-No te muevas de aquí, es muy difícil encontrar a alguien ahí dentro. Y no quiero otra conversación extraña con otro de tus ex.

Asintió con una risita y dejó descansar su espalda en el respaldo del asiento, fijando su vista en el techo, mientras pasaban los minutos.


                -¿Jul?-preguntó la voz de Mathilde a escasos metros. Se incorporó a tiempo de verla acercándose con sus imponentes andares dignos de una parisina-¿Qué haces aquí sola?

                -Pues estoy… esperando a Andrew. Ha ido a por el coche-Explicó, con dificultad.

Mathilde se sentó a su lado y la escudriñó formando una arruga en la frente.

                -¿Estás…?-empezó a preguntar.

                -Muy borracha-completó ella-Es una de las cosas buenas de las fiestas tan grandes. A nadie le importa si sales en mi estado.

Suspiró y le sonrió, cansada, mientras acariciaba la falda de su vestido rojo.

                -¿Estás bien?-volvió a inquirir Mathilde, cogiéndole la mano.

Julieta intuyó que eso significaba que su amiga sabía que no iba bien.

                -Claro, todo va bien-mintió, mirando hacia las capas de tela roja.

                -Jul… soy yo-le recordó ella.

Una parte de su cuerpo, entre el alcohol y la conmoción de los reencuentros de esa noche, la escuchó. Una parte que deseaba desahogarse con alguien, aunque sólo fuese parcialmente.  Debía hacerlo, aquello que era lo mejor para ella misma y para los demás. Tragó saliva y dirigió la vista hacia Mathilde, que esperaba una respuesta.

                -Mañana, por la mañana… Recógeme a las diez en casa de Andrew. Trae a Isaac. Hoy no lo he visto con todo este circo -dijo, esforzándose por no sonar seria.

                -Lo haré-murmuró Mathilde, abalanzándose sobre sus brazos. Lo hizo con una fuerza brutal, tanto que Julieta pensó que iba a vomitar.

Le dio un beso en la mejilla y se levantó. En ese instante, Andrew llegó deprisa. Les sonrió a ambas y le ofreció una mano a Julieta para que se levantara.

                -Hola. El tráfico es imposible… Vamos-informó con urgencia, ayudándole a ponerse en pie de nuevo.

El mundo se tambaleó al incorporarse. Deseaba meterse en la cama y acabar con ese día, que las horas pasaran en ese estado de inconsciencia que suponía la ausencia de todo lo demás.


Al día siguiente no recordaba nada del camino a casa de Andrew. Milagrosamente, despertó en su cama, en pijama y con un terrible dolor de cabeza. Él estaba a su lado, aún dormido. Tenía la boca entreabierta y su brazo izquierdo rodeaba su cintura, de modo que estaban muy juntos en medio del colchón.

Julieta se removió y levantó con cuidado el brazo de Andrew, a la vez que se deslizaba por el colchón para salir de su agarre. Se levantó y le observó en silencio unos segundos, formando una sonrisa tonta sobre los labios.

Él, su felicidad y todo lo que aquello implicaba. De repente, recordó el día anterior y notó como se formaba el nudo en su estómago. Habían pasado unas horas del encontronazo con Jess y eso lo hacía más real y mucho más aterrador de lo que había sido en aquel momento.


Buscó ropa interior limpia entre los cajones de Andrew. No recordaba dónde había dejado la ropa para “sus noches allí”, así que removió en silencio todos los compartimentos del armario, hasta encontrar sus cosas. Después, bajó las escaleras hasta el baño y se dio una ducha de agua caliente. Intentó reflexionar detenidamente todo lo que le rondaba la cabeza y quizá así, ver las cosas con otra perspectiva que no fuese la suya; una visión confundida y agotada. Sin embargo, no le sirvió de mucho, todo acababa siendo igual de complicado por muchas vueltas que le diese mientras el agua caía sobre su rostro.

Al salir, se enfundó en una sudadera gris de Andrew que hacía las veces de camisón, y pasó por la cocina para tomar café y un analgésico para el terrible dolor de cabeza.

Cuando volvió a la amplia habitación de Andrew, él seguía dormido. Justo en la misma postura. Julieta se metió en la cama, esta vez sin mucho cuidado, acercándose a su lado con malas intenciones. Acarició su espalda y siguió, besándole el cuello con suavidad, subiendo hasta la comisura de sus labios. Andrew se movió ligeramente y le sonrió, abriendo los ojos.

                -Ya es de día… -susurró Julieta en su oído.

Andrew cogió su cintura con las manos y la apretó contra la suya en un movimiento rápido. Acercó su rostro al de Julieta y la beso despacio.

                -Buenos días-dijo él con un gesto burlón.

                -Hola… no recuerdo mucho de anoche. Gracias por traerme sana y salva-repuso Julieta, trazando círculos en su pecho con el dedo índice.

                -Lo hice por mí, para tenerte conmigo esta noche-reconoció, sonriente. De pronto, paró en seco y cambió de gesto. Frunció el ceño y la apartó, tenso-Espera… ¿No recuerdas nada de lo que hablamos anoche?

Se incorporó y la miró fijamente, sentado sobre la cama. Julieta se encogió de hombros, esperando lo peor.

                -Andrew… antes de salir bebí champán y luego… más champán…

                -Vale, no lo recuerdas ¿Y del camino en coche?-preguntó, nervioso.


Julieta bufó y negó cansada, sintiendo un nudo en el estómago. Andrew parecía intranquilo y ella no recordaba nada de lo que podría haber dicho para que estuviese en ese estado. Tragó saliva, reflexionando en que podía estar relacionado con Elliot y lo que ella sentía por él, que podía haberlo estropeado todo con un simple "Aún le quiero".

                -Me estás preocupando… Habla-le rogó. 

Él cerró los ojos un momento antes de hablar.

                -Cuando nos metimos en el coche te pusiste algo nerviosa. Reías y llorabas al mismo tiempo, Jul. Creí que era una tontería, así que no te hice caso. Entonces empezaste a murmurar algo sobre mí y nosotros-hizo una pausa y suspiró, lo que logró impacientarla más- pero cuando llegamos a casa, la cosa se complicó. Me dijiste que querías irte… que todo estaba mal y que… estabas enferma.

Ella lo miró horrorizada. Ni siquiera recordaba haber querido contárselo tan pronto. Estaba segura de que no iba a ser fácil para Andrew, dado su historial. Y ahora, lo tenía delante, confundido, dispuesto a escuchar una explicación. Reflexionó qué debía decirle, si mentir o sincerarse sin sonar preocupada. 

                -Andrew, no sé…-empezó a decir, agachando la cabeza.

                -Julieta, llevábamos dos meses juntos… -siguió él, agarrando su mano-y me encanta lo que tenemos, confió en ti, pero si está pasando algo tienes que contármelo.

Julieta se levantó de la cama, dándole la espalda. Estaba entre la espada y la pared. No quería que fuese esa la manera de contárselo, si realmente había algo que contar. Porque todo eran suposiciones… aterradoras, pero sólo eso. Ahora habían pasado al siguiente punto.

Él se acercó a ella y le acarició el hombro, pasando la mano por su pelo húmedo. Jul se dio la vuelta y le encaró, haciendo un esfuerzo por mantenerse entera.

                -Escucha…-susurró ella-son suposiciones. He tenido algunos problemillas últimamente pero no tienes por qué alarmarte. Llevo meses en remisión, seguramente no será nada.

-Vaya-Andrew se dejó caer en el colchón y enterró el rostro en sus manos-Mierda…-dijo, volviendo a mirarla.

Julieta sintió como el corazón se le encogía en el pecho. Se sentó a su lado y apoyó la cabeza en su hombro.

                -A ver, ¿Qué parte no has oído de “no será nada?-bromeó, dedicándole una media sonrisa.
Andrew negó varias veces y volvió a levantarse.

                -Por eso dijiste que querías irte y que estar aquí estaba mal. No, Julieta, no es así. Deberías contarme las cosas gordas, como esta. Por mucho que sean… suposiciones-

                -Ha sido una semana estresante, apenas he tenido tiempo de preocuparme por nada-explicó a la defensiva-Ni siquiera he ido al médico o…

                - Algunos nos preocupamos por ti, Julieta.

La conversación se vio interrumpida por el sonido del teléfono de Andrew, lo que agradeció, ya que no tenía ni idea de lo que debía decir después de esa frase. Cogió aire, pensando como tranquilizarlo para que no se preocupara más de lo necesario, mientras buscaba el teléfono.

Andrew miró la pantalla y se lo entregó.

                -Ten, es Mathilde.

Julieta lo miró unos segundos, antes de contestar.

                -¿Sí?-respondió finalmente.

                -¿Sabes que tengo tu teléfono?-preguntó Mathilde, con un llanto de fondo-Voy para casa de Andrew… con Isaac. Espero que estés preparada. Por cierto, Elliot está un poco nervioso…

Cerró los ojos y respiró hondo, recordando la cita que había programado en un alto grado de embriaguez. Quería verla, contarle lo que había pasado, pero no podía dejar a Andrew así, no cuando acababa de hacer un descubrimiento que lo había dejado abatido. Pero también pensó en sí misma, en la necesidad de escapar y razonar fríamente. Así que decidió que lo mejor era dejarle tiempo para pensar. Por él… y por ella.

                -Vale sí, estoy casi lista-contestó, volviendo al armario-¿Cómo que Elliot está nervioso?    
        
                -Te dejaste el teléfono… y él…

                -Vale ¿Sabes qué?-la cortó- Nos vemos ahora.

Colgó y rebuscó hasta encontrar un vestido sin estrenar que había olvidado allí. Era suelto, de manga a la sisa, color mostaza, que combinaba con el estampado de flores de jazmín. Se lo puso con rapidez y se colocó una chaqueta vaquera de Andrew.

                -Hablamos luego, he quedado con Mathilde-dijo, volviéndose hacia él.

Estaba sentado, en la misma postura. La miraba inexpresivamente, quizá aún en shock por su conversación.

                -Vas descalza-dijo, señalando sus pies.

Julieta agachó la cabeza con cansancio y buscó sus converse en el armario. Se las puso con rapidez y se dirigió a la puerta. Entonces, paró en seco en el marco y se dio la vuelta. Avanzó hasta él y le abrazó con fuerza, respirando el olor de su cuello. Andrew abrazó su cintura y le susurró algo en el oído.

                -No tardes en volver.

                -Tranquilo, estaré aquí en un par de horas. Prepárame algo rico para comer-le pidió con dulzura. Después le besó y salió de la habitación, sintiéndose culpable.






6 comentarios:

  1. SORRY!!... han sido los exámenes... que no me han dejado parar para nada. Pero bueno, aquí lo tenéis. De verdad que espero que os guste. Y de nuevo, lo siento!! Espero vuestros comentarios.
    PD: Si tenéis que ponerme verde por la espera, lo aceptaré JAJJAJAJA
    Un besito.

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    1. Por cierto: El siguiente estará esta semana, que estoy un poquito más libre.

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  2. Y espero el siguiente pronto, haber que es lo que tiene que decirle Elliot, ademas lo de Jess me ha dejaxo muy deaconcertada...

    Beso!

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  3. Cada día me dejas más con la intriga.Enhorabuena.

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  4. esperamos ya el siguiente!!!

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