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"Una novela debe mostrar el mundo tal como es. Como piensan los personajes, como suceden los hechos... Una novela debería de algún modo revelar el origen de nuestros actos" Jane Austen.

sábado, 19 de enero de 2013

Capítulo 7





Después de leer cada página, repasar todos los análisis, resonancias, cada punto y cada coma… Elliot Evans se había convertido en alguien obsesionado. Había descuidado su trabajo, su investigación y estaba comenzando a olvidar lo más importante; Por quien lo hacía.

Pasaban ya tres días desde que estuvieron en los Hamptons. Él no se había percatado del tiempo, ni del descuido... Mientras ella empezaba a pensar que habían sido solo palabras, que en realidad eran un par de promesas y unas cuentas alucinaciones producidas por su tumor… Y que esa noche ni siquiera podía ser real.


Eran las cuatro de la madrugada. Elliot dormía sobre su confortable colchón, mientras en la radio comentan las noticias de aquel prematuro día.

De pronto, su móvil empezó a sonar frenético desde la mesita, lo que lo despertó en un segundo. Pegó un salto sobre la cama y buscó a tientas el teléfono, hasta que lo cogió, intentando enfocar la pantalla. El remitente de la llamada, le hizo despejarse de golpe.

Julieta

Su corazón empezó a latir más rápido de lo normal, imaginando cosas horribles.

-Julieta… ¿Estás…? ¿Estás bien?-Contestó con voz ronca y se aclaró la garganta. Oyó un sonido jadeante al otro lado de la línea. Un ruido que hizo que todas sus terminaciones nerviosas estuvieran alerta. Se sentó sobre la cama y encendió la luz.

-Dime que cada una de las cosas que recuerdo no son mentira. Dime que no me lo he imaginado-Sollozó ella, cogiendo aire con violencia- Porque si es así… Creo que tengo un problema-Admitió, riendo débilmente- Veo normal que la gente no quiera tener una relación con alguien como yo. Pero pensaba, pensaba que…- Empezó a hiperventilar, intentando seguir.

-Shhh. Tranquila, tranquila. Respira hondo- La intentó sosegar él, para que parara, percatándose en lo sumamente imbécil que había sido.

-No puedes decirme…

-Respira. Por favor-Le rogó de nuevo. Oyó su respiración profundamente,  hasta que pasado un rato, parecía normal- No ha sido una alucinación. Lo siento, joder. He estado tan ocupado que…

-¿Ocupado?-Preguntó Julieta- Y yo parezco una loca… Llamándote así…Y... y mira la hora que es. Mejor cuelgo. Olvida esta conversación. Olvídalo todo.

-No, no, no… Julieta no me cuelgues.

-He sido demasiado imbécil-Murmuró, a la vez que es escuchaba un extraño ruido de fondo- ¡Mierda! ¿Dónde están?

-¿Dónde estás?- Preguntó Elliot, que empezaba a estar preocupado de verdad. No hubo respuesta- ¿Julieta? ¿Dónde estás?

-Estoy en… en el bufete.

-Son las cuatro de la mañana, Julieta. Voy a por ti ahora mismo, no te muevas.

-No… No vengas. Me voy a casa.

-Bien-Sentenció Elliot- Llamaré a Teresa para que vaya a por ti.

-Teresa no está… Acaba de ser abuela y ya no volverá- Habló con un hilo de voz, con demasiada tristeza, arrastrando las palabras.

-¿Cómo que no volverá? No te muevas de ahí. No tardaré…-Bramó él, buscando su ropa, aun con el teléfono en la oreja- Julieta…

-¿Qué?

-Espérame.

-Vale- Aceptó ella sin más y cortó la llamada.

Elliot se vistió y salió del apartamento con rapidez, dándole vueltas a lo que Julieta le había dicho por teléfono, a lo que había conseguido él mismo, por estar tan ocupado… Y se sintió mal, de miles de maneras diferentes, por haberse olvidado de quien realmente ocupaba todo su tiempo.



Cuando llegó al edificio, el personal de seguridad le acompañó al ascensor. Una vez arriba, Elliot atravesó la planta del bufete de Pope y asociados, desierto y con demasiado silencio, como la recordaba de la última vez que estuvo allí. Buscó a Julieta a través de las paredes de cristal de los despachos pero no había ni rastro de ella. Empezaba a asustarse, así que la llamó a voces, pero parecía que allí sólo estaba él. Miró todas y cada una de las puertas, hasta que encontró una con un letrero que indicaba con letras de color bronce:

Julieta Pope

Abrió la puerta con cuidado, girando muy despacio el pomo de la puerta. Quizá temiendo encontrarse algo desagradable detrás.

Elliot entró en pánico al verla tumbada en el suelo, hasta que reparó en que tenía los ojos abiertos y respiraba. Las lágrimas de Julieta se deslizaban por su nariz, hasta llegar al suelo, mientras su pecho convulsiona de vez en cuando por el hipo.

Suspiró y se agachó a su lado. Notaba un profundo dolor dentro de sí mismo, por verla así. Un dolor que se hacía insoportable al pensar que él era el causante.

-Julieta… Vamos, levántate- Susurró y la cogió por debajo de los brazos, ayudándola a levantarse, hasta que se puso en pie. La condujo como a un zombi, hasta el sofá blanco del despacho. Julieta se apartó de él y se deslizó hasta el otro extremo del sofá, juntando las rodillas contra su pecho y mirándole fijamente, con odio- ¿Has tomado algo?- Preguntó Elliot al ver un bote de pastillas sobre la mesa.

-Nada peligroso. Un par de pastillas para el dolor de cabeza- Contestó fríamente.

-Está bien-Dijo Elliot, sin saber como consolarla. Entonces, Julieta volvió a ponerse a llorar, ocultando su rostro. Él hizo el amago de ir hasta su lado, pero ella le detuvo con un gesto de la mano.

-Tienes que decirme que te pasa… ¿Es por lo de Teresa?-Preguntó, cada vez más desesperado. Se acercó despacio y le acarició los hombros con ternura. Ella permaneció inmóvil, escondida tras sus manos. Elliot se aproximó un poco más- Ven, por favor- Le tendió su mano y ella la cogió, mirándole con gesto suplicante, mientras se acercaba a él. Se acomodó en su regazo y descansó la cabeza sobre su pecho.

-He dejado el bufete- Se sinceró ella.

-¿Por qué?-Preguntó Elliot con calma.

-He olvidado el nombre de un cliente… No quiero que vuelva a pasar- Susurró Julieta, llorando mientras lo confesaba. Elliot la abrazó con fuerza, ya que era lo único que podía hacer en ese momento.

-No pasa nada, tranquila.

Pasaron unos segundos así, en silencio, sin que las palabras formaran parte del momento. Sólo eran dos personas abrazadas en un sofá de piel.

-Entonces… ¿Estás sola en casa?-Inquirió él. Julieta asintió, acariciándole la camisa- No quiero que duermas sola… Puedes venirte a mi casa.

Volvió a asentir, empezando a quedarse dormida en sus brazos. Elliot se inclinó y la besó despacio.

-No vuelvas a desaparecer-Susurró ella, cerrando los ojos.

-No lo haré. Te lo prometo.



Elliot se puso en pie pasados unos segundos, llevándola en brazos

-¿Puedo andar, sabes?-Comentó Julieta, que acababa de abrir los ojos.

-Ya… Pero quiero llevarte así, me gusta más- La convenció Elliot, dedicándole una sonrisa.

-Está bien, doctor Evans. Seré obediente- Bromeó ella, volviendo a sonreir. Un gesto que hizo que Elliot se relajara y dejara de sentirse tan mal durante unos minutos.



Una vez en el apartamento, Elliot la dejó sobre la cama y le quitó la ropa. La arropó con cuidado y se sentó a su lado para mirarla mientras dormía plácidamente. Pensó que por suerte, esa noche, Alice se había llevado todo el historial y la habitación no estaba hecha un desastre.

Decidió que lo mejor era ella no lo supiera, que no se enterara que, si había estado tan ocupado, había sido por su culpa, por intentar darle una solución a su enfermedad. Reflexionó en qué pensaría ella, en que quizá creyera que sólo era un buen médico detrás de un caso espectacular. Y eso no podía hacer que la perdiera, por algo tan absurdo.



Al día siguiente, amanecieron juntos en la cama. Él estaba aún vestido y abrazado a ella. Se despertó y retiró el brazo de encima de Julieta poco a poco, con cuidado de no despertarla. La observó embobado durante unos minutos, su respiración lenta, su boca entreabierta, su tranquilidad...

En ese instante, llamaron a la puerta.Frunció el ceño, mirando la hora de su reloj. No esperaba a nadie. Se levantó de la cama y fue hasta la puerta, pensando que era Alice. Ni siquiera miró por la mirilla antes de abrir… lo que provocó un encontronazo con su ex novia Jess.

Jess, una mujer de la misma edad que Elliot. Pelirroja y atractiva, que ahora miraba a Elliot con ojos frenéticos . Llevaba puesto un vestido dorado muy corto, iba descalza y sus ojos estaban sucios, quizá por que la lluvia había estropeado la máscara de pestañas. Permaneció quieta un momento, para después abalanzarse contra él con violencia. Elliot la frenó, dejando escapar un bufido.

-¿Qué mierda haces aquí?- Susurró él en voz baja.

-No, ¡No!- Suplicó ella, que intentaba acercarse a él- No te apartes de mí.

-Dios mío ¿Cuánto has bebido?- Preguntó, percibiendo el olor que desprendía.

-¡¿Qué te importa?!- Chilló ella con fuerza. Elliot se acercó a ella, perdiendo la paciencia y le tapó la boca, hasta que dejó de hablar. La metió dentro del apartamento y la sentó en uno los sillones. No quería despertar a los vecinos con un numerito como ese.

-No hagas ruido. No puedes estar aquí. Llamaré a un taxi… No entiendo cómo has podido beber tanto-Murmuró él, cogiendo su teléfono.

-¿Qué no haga ruido? ¿Acaso tienes a alguien ahí dentro?-Preguntó ella, con ojos de loca.

-No hay nadie. Cállate, Jess, por favor. No lo empeores- Le dijo y fue hasta la cocina para buscar el número, sintiendo como la furia le consumía. Jess se levantó mientras tanto y fue directa hacia la habitación de Elliot, ajeno a su movimiento.

Abrió la puerta poco a poco, observando a Julieta en la cama. Entró despacio, con una sonrisa maliciosa sobre los labios, llenos de carmín rojo. Elliot se parcató justo a tiempo, fue hasta ella y la agarró del brazo para tirar de ella hacia fuera. Volvió a cerrar la puerta, enfrenándose a Jess, que comenzaba a respirar con furia, mirándolo fijamente. Se acerca a Elliot y lo empujó varias veces.

-¡¿Quién es?!

-¿Qué te importa? Por favor, vete de mi casa y baja la luz- Murmuró Elliot, intentando contenerse.

-¿No quieres que se despierte tu bella durmiente?-Soltó una carcajada y tropezó con una silla- ¡Por favor! ¿Ahora dejas que las putas pasen la noche en tu cama?-Se burló, con una especie de locura reflejada en sus ojos color miel.

-Ya está bien. Fuera. El taxi te esperará abajo- Sentenció Elliot. Ella suspiró, vencida, y fue despacio hasta la puerta, dándole la espalda. Se giró un momento para mirarle, sonriente... Pero entonces, en un movimiento hábil, alzó la mano y le propinó una fuerte bofetada en la cara. Elliot la observó con desprecio y cerró la puerta tras ella, negándose a entrar en su juego basado en una locura morbosa.

Se tocó el labio dolorido, del que escapaban  pequeñas gotas de sangre. Fue hasta la cocina y se puso algo de hielo sobre la superficie hinchada. Después, se sentó en una de las banquetas, meditando sobre lo que acaba de pasar. Julieta apareció entonces, en el marco de la puerta, con una camiseta de Elliot y el rostro envuelto en dudas, que se transformaron en preocupación al verlo a él. Avanzó hasta su lado y le quitó la bolsa de hielo de la mano, para volver a ponerlo sobre su labio despacio, acariciándole su frente con ternura. Elliot la observó, temiendo que esa desafortunada visita estropee algo entre ellos.

-Lo siento, Julieta. Lo siento- Se disculpó. Ella le puso sobre los labios.

-Shhh- Le cortó, dedicándole una sonrisa.

-No quiero que tengas una impresión equivocada… Es... Es vergonzoso.

-No hay nada que sentir. Tranquilo-Le convenció Julieta y se acercó con cuidado hasta rozar sus labios con los suyos con mucho cuidado. Cuando se separaron, Julieta suspiró, mordiéndose el labio- Venga, démonos una buena ducha, te llevaré a un sitio.

-¿A dónde?- Preguntó él, divertido, frunciendo el ceño.

-Es un secreto.

5 comentarios:

  1. Ooh Dios jajajaja me encanta es que es perfect ya te lo he dicho son moniiiiiiiisimos jajajaja gracias por escribir esta maravillosa historiaaa :) y estoy deseando saber que secreto es ese! *-*

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  2. ¿Por qué lo ha dejado Julieta?
    Bueno, la Jess esa en un poco asquerosita ¿no? jajajaja

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  3. Ay qué susto me he llevado yo también por esa llamada *-* Menos mal que Julieta está bien :) Coincido con @María son monísimos jaja Que sigan así ^^ y que la loca de Jess no vuelva nunca ¬¬
    Besos Jane

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  4. A donde van? El ultimo beso que seductor ahhaha! PERO A DONDE VAN???

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  5. Me encanta es, precioso Jane!
    Donde van? Lo quiero saber ya prontito
    Un besazo!

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