Se despertó de
golpe, aun con la resaca de aquel ensueño grabado en su retina. En él, Jane tenía un bebé entre los brazos, una
criatura que para sus ojos era el ser más perfecto del mundo, al que tenía
que proteger por todos los medios, aunque ese único camino le costara la vida. Era
extraño y complicado, un sentimiento nuevo y fuerte, pero que a la vez
resultaba fácil de entender. Jane se lo entregaba con cuidado, pero Julieta
tenía las manos demasiado débiles para sujetarlo, le temblaban y pesaban
demasiado, no podía hacerlo… En ese instante de rabia, la pesadilla se evaporó ante sus ojos.
Julieta levantó
las manos, poniéndolas a la altura de sus ojos para examinarlas, notando una
especie de cosquilleo que le recorría los dedos, como un débil calambre. Pero
sus extremidades estaban como siempre, más pálidas y huesudas que de costumbre. Las dejó
caer en el colchón con lentitud. Parecía como si toda ella se hubiera
vuelto más frágil en unas pocas horas.
Mentalmente hizo
un informe de los daños. Estaba agotada y la cabeza iba a explotarle, como sí
alguien invisible estuviera golpeándola constantemente. Además de eso, sentía un
punzante dolor en la espalda, que se extendía, llegando hasta el pecho. No
tenía ni idea de cuánto había dormido, ni que día era, sólo que lo último que
recordaba estaba en su mente formando una bruma lejana. Y tenía la necesidad imperiosa de aclararla.
-Eh… ¡Estás despierta!-dijo alguien justo a su lado.
Se sobresaltó al
oír esa voz tan familiar, la de su hermano. Charlie se acercó a ella con un gesto amable. Luego elevó la comisura de los labios y le brillaron los ojos, como si no hubiera maldad en el mundo.
-Sí-respondió Julieta con voz ronca, en un susurro y le sonrió con
dificultad.
Charlie pulsó el
mando que controlaba la cama, que se levantó poco a poco, haciendo un sonido
mecánico, hasta que Julieta estuvo más erguida. Después se dirigió a la ventana
y abrió las pesadas cortinas color berenjena, dejando que los débiles rayos de
sol del día nublado iluminaran la habitación.
Julieta se fijó
por primera vez en el sitio en el que se encontraba. La última vez había
estado demasiado preocupada y pendiente de Elliot o de ella misma, para ver que
no era una simple habitación de Hospital, sino una gran habitación, con muebles
de madera y paredes de colores calientes que la hacían mucho más acogedora, a
pesar de lo que era. La cama estaba cubierta de una colcha bordada, de color
crudo, que dibujaba un entresijo de ramas de las que salían decenas de hojas. La
ventana concedía mucha luz y unas vistas impresionantes al pulmón de Nueva
York. Central Park.
-Te veo bien, ¿Has estado en la playa?-bromeó Charlie y le cogió la mano-¿Cómo estás?
-Quiero agua, por… favor-murmuró, notando su insoportable sequedad de garganta-¿Y Elliot?
-Elliot por fin nos hizo caso y se fue a casa anoche. Con suerte habrá dormido un poco-contestó mientras le tendía un vaso a Julieta. Se
lo dio a beber con sumo cuidado, sujetándolo con manos sudorosas. Julieta
absorbió todo el líquido transparente hasta que no quedó nada en el vaso, saciándose por completo-Dijo que volvería temprano.
Vaya, tenías sed.
-Y me muero de hambre-admitió Julieta y se llevó las manos al vientre.
Charlie se quedó un tanto paralizado ante ese gesto- Mis tripas se están
quejando.
Su hermano estaba
pálido y la miraba como a punto de llorar. De pronto, un
recuerdo apareció en su mente, un entresijo de conversaciones y voces lejanas que no sabía
cómo interpretar. Y una palabra.
<<Embarazada>>
Un inmenso miedo
cegó su lucidez. No tenía claro si era cierto, porque sabía que su cerebro estaba pasando una mala racha que implicaba crear ilusiones casi reales, aunque no existieran, pero aquello tenía un color diferente. Quiso correr y salir de aquel hospital, dejar atrás el pánico que se extendía como el cáncer en su cuerpo. Intentó relajarse
y mirar hacia la ventana para disimular, pero la máquina que había a su
izquierda, se aceleró y los pitidos se volvieron más seguidos, marcando el
ritmo de su corazón.
-¿Qué pasa? Eh… Juliet, tranquila… No te preocupes, la
operación será en unas horas y estarás mejor–la tranquilizó Charlie, apretando su mano.
Julieta contuvo
la respiración y bajó la mirada mientras recapacitaba lo que su hermano acababa
de decir. La operación iba a ser pronto y ella estaba convencida que eso lo
había oído antes. Su cabeza se repetía que era imposible, que era una mentira
de su subconsciente mientras dormía… Pero sabía que las voces eran reales y que
una parte de ella, que cada vez cobraba más sentido, estaba despierta.
-¿Cuándo?-formuló con los ojos perdidos en las sábanas blancas.
-Por la tarde-respondió Charlie, arrastrando las palabras.
Ella aspiró y suspiró
pausadamente.
-¿Cuánto he dormido?-lo interrogó de nuevo, en tono frío.
-Un día y medio-contestó y desvió la mirada.
Estaba temblando.
No podía ser cierto. No podía estar embarazada.
-Charlie…-no pudo acabar la frase, se tapó la cara con ambas manos,
buscando un poco de intimidad para derramar las lágrimas que se vaciaban
histéricas a través de sus ojos. Pegó un brinco al notar la cánula de su nariz, lo que
la empujó a llorar con más fuerza. Quizá preguntar podía ser fácil, pero esa
palabra tan enorme era incapaz de salir de su boca en esa situación-No… Puedo.
-¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿Llamó a alguien?
Él se sentó sobre
la cama, asustado y la abrazó unos minutos. Julieta negó varias veces con la
cabeza, hasta que la angustia se liberó de su pecho. Apartó a Charlie con
violencia de un empujón.
-Llama a Teresa, por favor. Tiene que venir, tiene que venir… Por
favor-balbuceó aterrorizada.
-La llamaré, pero tienes que relajarte. Por favor, Jul…
-Quiero ir al baño. Tengo…tengo que ir-dijo con desesperación y se
incorporó, sintiendo que no podía sobrellevar su propio peso.
-Vale, está bien. Llamaré a alguien-añadió Charlie y salió de la
habitación. Volvió con la enfermera, la misma que la había atendido el día
anterior, que le ordenó a Charlie que saliera. Después le retiró la vía
intravenosa y el catéter, y la ayudó a incorporarse. Julieta la rodeó por los
hombros, ayudándose de ella para ponerse en pie y caminar muy despacio hasta
atravesar la habitación. Se sentía inútil y enferma, casi parecía que el sueño
no se hubiera disipado de ella y le impidiera funcionar con normalidad.
-No quiero que me pongan más de lo que quiera que me hayan puesto para
mantenerme dormida… Estoy atontada-se quejó con mala gana.
La enfermera Shirley
rió con timidez, aunque su mirada era triste.
De repente, la puerta se abrió
de golpe y Elliot apareció justo ante ellas. Su mirada estaba llena de
confusión y asombro. Julieta se quedó fría al verle y se
agarró un poco más a la mujer, temiendo caerse de bruces.
Ambos
permanecieron unos segundos inmóviles, examinándose.
-Estás despierta-acertó a decir Elliot en voz baja, imitando una mueca de
entusiasmo. Julieta asintió y él se acercó a ella con inesperada premura,
rodeándola por la cintura-Ya le ayudo yo, gracias.
-Bien…, doctor Evans- concluyó y salió obediente.
-Quería…refrescarme-murmuró Julieta, observándole de reojo.
-Vamos-dijo Elliot y la arrastró prácticamente hasta el baño.
Era un espacio
amplio, decorado en tonos fríos, con una bañera blanca al fondo. Elliot accionó
el grifo de la bañera, mientras Julieta lo observaba desde un taburete a su
lado.
-¿Me tienes en una suite? ¿En un hospital?-le preguntó Julieta con una
risita.
-Algo
así-respondió en tono cortante, sin mirarla. Después se acercó a ella y desabrochó
los botones de su pijama azul, para quitárselo con suavidad, seguido de las
demás prendas de ropa.
Julieta se metió
en la bañera, suspirando ante el placer del agua caliente rozando su piel
desnuda y el olor a jazmín del jabón, que se hacía espuma con el movimiento del
agua.
Los dos
permanecieron callados. Elliot parecía estar librando una batalla interna
mientras frotaba con cuidado la espalda de Julieta, que no dejaba de darle vueltas al interrogante que repiqueteaba en sus oídos. Así que intentó centrarse en el
nudo que tenía en el estómago, el que le habían provocado los nervios al saber que faltaban unas horas para
someterse a una operación, un procedimiento en que le iban a abrir el cerebro. No pudo evitar pensar en que quizá no fueran los nervios, sino algo que crecía en su interior.
-¿Crees que saldrá bien la operación? –la cuestión salió de sus labios de
forma infantil.
-Sé que lo hará-sentenció Elliot en un murmullo vacío.
Estaba de
espaldas a Julieta, pero ella notaba el dolor que desprendía su sola presencia.
<<Sé por
qué no quieres mirarme-se dijo a sí misma, incapaz de hablar en voz alta>>
Estaba segura de
que nadie iba a confesarselo, nadie iba a cogerle con cariño y a decirle
que estaba embarazada…, y cada vez lo veía más claro. Estaba
sola, a punto de caer en un precipicio de sufrimiento y dudas que solo conseguían
aumentar su dolor de cabeza.
-Hazlo. Pregúntale…, No te mentirá-susurró Jane, que apareció sentada en el
mismo sitio en que Julieta había estado hacía un rato.
Ella miró a su
alucinación de reojo, implorando ayuda. Y ella se limitó a sonreír, una amplia
y dulce sonrisa. Acercó la mano a Julieta y le acaricio la espalda. En ese instante,
Elliot volvió a estar frente a ella. Le cogió del brazo y comenzó a deslizar la
esponja despacio, provocándole escozor donde estaba la
vía.
Julieta cogió una
gran bocanada de aire y examinó el rostro serio de Elliot. Tenía que preguntarlo, era el momento y mientras que abría la boca y las palabras se formaban en su garganta, pensó que el corazón iba a salírsele del pecho.
-Elliot… ¿Estoy…? Estoy embarazada ¿Verdad?-dijo lentamente. Casi pudo notar como la pregunta cortaba el gesto de Elliot.
Hubo un silencio
largo que le valió de respuesta. Unos segundos que le valieron para enteneder que su mundo había cambiado. Era una sensación extraña, como cuando un coche acelera y no
tienes tiempo de divisar cada detalle del paisaje que recorres, sólo ves un borrón
de colores y formas sin sentido.
Hasta que tus
ojos se acostumbran y la velocidad parece menos peligrosa.
-Sí. Lo estás-contestó Elliot, mirándola directamente a los ojos.
Y Julieta fue
incapaz de decir nada más que una palabra.
-Bien.
Y de nuevo todo
fue silencio y dolor.
Elliot la rodeó con
la toalla al salir y la sentó de nuevo sobre el taburete. Julieta había dejado
de estar en ese lugar, y su mente viajaba lejos. Conmocionada y somnolienta.
Él se arrodilló a
su lado, y aproximó su cuerpo más al suyo, provocando que Julieta volviera a
centrar su atención en él. Era un instante tan doloroso que ninguno pudo
remediar las lágrimas llenas de sentido que enturbiaban
sus ojos. Aunque para cada uno tuvieran un significado diferente.
La besó, acercando
poco a poco sus labios a los suyos, con demasiada tristeza. Julieta deslizó las
manos hasta sus mejillas, agarrando sus facciones con fuerza, hundiéndose más
en su cálido contacto.
Pero ella no
podía apartar la realidad, por mucho que quisiera hacerlo. Se separó de Elliot,
pero siguió rodeando su rostro.
-¿Qué va a pasar ahora? ¿Qué vamos a hacer? El bebé…-preguntó Julieta con
voz ahogada, sintiendo el latido de su corazón, cada vez más furioso.
Elliot la miraba,
vacilando en su respuesta. Bajó los ojos para mirar al suelo, avergonzado de lo
que no quería decir, aquello que era demasiado terrible para contarle en voz alta.
-¿Qué estás pensando?-Formuló Julieta, aterrada, al fijarse en su cambio
inmediato de color.
Elliot tragó
saliva, antes de responder:
-No podemos con este…
Contratiempo. Hay que solucionarlo.
Julieta analizó
esas palabras con cuidado.
-Contratiempo…-repitió
en un susurró, con voz rota.
<< ¿Mi bebé es un contratiempo que hay que solucionar?>>
Oh oh... Se acercan curvas... ¡Y me encanta! jaja Ha sido un capítulo inmejorable Jane ^^ Todos los detalles, las descripciones, la aparición de Charlie, de Jane, de Elliot confirmándole su embarazo... TODO es perfecto. Pero mi preocupación aumenta :( Quiero que Julieta esté bien, pero ahora también su bebé :S Que angustia, Señor, qué angustia T_T
ResponderEliminarMuchos besos Jane y espero que puedas poner pronto el próximo capi ;)
Muchas gracias, de verdad :) Lo subiré en cuanto pueda.
EliminarJane, este capitulo solo puedo describirlo como buuuf, no tengo palabras
ResponderEliminarUn beso enorme
jajajaja Gracias por el silencio :)
EliminarUn besito.
Puffff ya sabía yo que Julieta tenía que saber que estaba embarazada, menos mal que por lo menos Elliot no le mintió o algo así.
ResponderEliminarY la aparición de Charlie si que no me la esperaba, pero el el muy importante para Julieta así que seguro que la apoya.
Lo que no me parece a mi es que Julieta comparta la opinión de Elliot sobre "el contratiempo que solucionar" yo creo que ella quiere quedarse con el bebé.
Así que no se que pasará. Espero que no halla muertes :S
Besos ;)
Yo también lo espero jijiji Subiré pronto.
EliminarUn besito :)
Dios me encanta tu blog me he leido todos los capitulos en este fin de semana y los amo ,te seguia en tu antiguo blog que ame con fuerza,pero este me esta encantando ,no puedo esperar al siguiente capitulo asdfh que nervios madre,mucha suerte sigue asi,cuando sera el proximo?
ResponderEliminarA.T
Pues bienvenida de nuevo, y muchas gracias por comentar :)
EliminarEl próximo será a lo largo de la semana, dependiendo de lo liada que esté.
Un saludo y gracias!
que triste capitulo :'( que hará Julieta se opondrá??? o que pasará ......
ResponderEliminarespero con ansias el próximo capitulo.
Muy bien, lo tendré pronto :)
EliminarJo, aunque se siempre que va a pasar me sigue dando 'cosilla' al leerlo. Seguiré leyendo María, tienes muchos seguidores, no les decepciones eh :)
ResponderEliminar¡Hola, Jane! El capítulo (como DEBES saber) está precioso, me haces LLORAR. Y tengo una sorpresa para ti http://diamantedelaveta.blogspot.com.es/2013/05/55-seguidores-y-unas-sorpresas-de-mas.html
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