Marzo.
Elliot aparcó el
discreto wolsvagen passat negro delante de la escalinata que ascendía al
edificio dónde vivía Alice y Henry, ahora también el hogar de Julieta.
Examinó las
ventanas del primer piso, que estaban cubiertas por los visillos blancos que no
dejaban ver el interior.
Se quedó allí, al
menos una hora, esperando señal de vida alguna: Una sombra, alguien familiar
saliendo de la casa… Pero no había nada esa mañana.
Decepcionado, miró
su reloj. Marcaba las nueve y siete minutos, lo que significaba que llegaba
tarde al Hospital.
De repente,
alguien lo sobresaltó dando unos golpes en la ventanilla del copiloto. Mathilde
Amette apareció sonriente apoyada en el coche, exhibiendo su sonrisa alegre y
resplandeciente.
Una mujer de veinte
ochos años, de destacable belleza. Su pelo era negro y lo llevaba muy corto,
dejando al descubierto su cuello, sus frágiles e impresionantes facciones y sus
ojos grisáceos.
Él le lanzó una
mirada asesina, pero ella permaneció con ese gesto alegre a su lado. Entro en
el coche con un movimiento ágil y suspiró.
-¿Con que esto es lo que haces
cuando llegas tarde?-Le dijo Mathilde y le dio unas palmaditas en el hombro.
-No deberías de haber venido
aquí-Respondió Elliot con frialdad mirando a su espejo retrovisor-No deberías seguirme.
-Me dijiste que por fin te
habías decidido a entrar en la casa… Pero sabía que no era así-Murmuró y le
cogió del hombro. Elliot se obligó a dirigir sus ojos a ella-Elliot...
-Lo sé. Sé que te lo dije.
-Pues entra… Vamos-Lo animó
cansadamente, esperando que está vez surtiera efecto.
-No puedo-Admitió Elliot y
volvió a mirar hacia el edificio.
-¿Por qué?-Formuló Mathilde
poniendo los ojos en blanco.
Elliot recordó aquel
momento de hace tres meses en que lo dejó todo sin decir Adiós.
-Porque me fui como un cobarde…
Y la dejé-Explicó con ojos tristes.
La muchacha dejó
escapar un suspiro y miró también hacia el edifico.
-Así que… Este es el castillo
dónde la custodia… ¿No la has visto aun? ¿En estás tres semanas?-Preguntó ella con
timidez.
-No debe salir mucho… Estará débil.
Solo he visto a mi hermana y a Teresa, (era su niñera) ellas salen de vez en cuando.
-Pero tú hermana… Tienes que contárselo
todo, Elliot.
-Mi hermana me odia desde que
hice lo que hice. Ella tuvo que pasar por algo parecido y no me lo perdonará.
Elliot no
intentaba justificarse. Había pasado por un infierno durante tres meses y era
palpable al ver su desmejorado aspecto físico. Estaba más delgado, pero era su
rostro dónde mejor se apreciaba su cambio.
Sus ojos azules ahora eran más
tristes y apagados, enrojecidos por la falta de sueño.
-¡Creen que te fuiste por
cobarde! Yo sé que no- Dijo Mathilde con una mueca de insatisfacción.
-Necesito verla ahora. Sé que
está bien, pero… Le he hecho demasiado daño-Murmuró con voz rota, incapaz de que las palabras sonaran más fuerte en sus oídos.
Mathilde agarró
su mandíbula con fuerza y tiró de ella hacía sí.
-Pues hazlo. No te compadezcas. Arréglalo,
quizá no haya más oportunidades-Añadió y le soltó- Tenemos que empezar con esto
cuanto antes.
Elliot bajó la
mirada, reflexionando esas palabras. Respiró hondo y apretó las manos que
agarraban el volante.
Hasta que el
miedo desapareció y pudo aprovechar ese momento.
-Quédate en el coche-Le dijo a
Mathilde y salió.
Avanzó vacilante
hasta el edificio y subió la escalinata. La puerta de abajo estaba abierta, por
suerte. No estaba seguro de que le hubieran abierto si al sonar el interfono,
fuera su voz la que respondiera. Caminó por el pasillo lentamente, notando que su corazón estaba a
punto de salirse del pecho, hasta la puerta con la letra B.
Se aclaró la
garganta y se lo pensó antes de llamar, manteniendo el puño en alto.
<<Hazlo>>
Dio dos golpes en
la puerta y esperó con agonía el sonido procedente de dentro.
A los segundos,
se oyó unos pasos que se acercaban con rapidez hacia la puerta. Al abrirla, se
encontró de frente con Alice, que palideció y dio un paso atrás.
-E… Elliot ¿Qué haces aquí?-Preguntó
conmocionada en voz baja y empujó a su hermano hacia el pasillo, entornando la
puerta tras ella.
-Necesito verla-Logró decir en
un susurro.
Alice sonrió y
negó con la cabeza.
-¿Te crees con derecho de hacer
eso?-Escupió con odio-¿Sabes lo que nos ha costado que volviera a comer, o a sonreír?
Ha pasado por un infierno. Por ti.
Elliot escuchaba
esas palabras con horror. Haberle hecho eso era como sufrir un dolor intenso
agonizante… Incluso peor.
-Lo siento, Alice-Se disculpó y
miró al suelo.
-¿Qué lo sientes? ¿Dónde has
estado estos tres meses? Sólo sabíamos que no estabas muerto por las llamadas a mamá….
Hablaban en voz
muy baja, pero Alice parecía a punto de estallar y gritarle a pleno pulmón.
-En estado en… varios sitios-Dijo
misterioso, sin poder explicarle nada más.
Alice lo miró y
cogió una bocanada de aire.
-¿Eres consciente de todas las veces que te
llamó? ¿Todas las veces que tuve que consolarla mientras lloraba? –Le preguntó, sabiendo perfectamente el daño que le harían esas palabras a su hermano.
Elliot abrió la
boca para hablar, pero era como si no hubiera más explicaciones posibles para
lo que había hecho.
-¿Cómo está?-Fue lo único que
acertó a decir.
El gesto de su
Alice se ablandó durante unos segundos, casi parecía apiadarse de él.
-Bien. La quimio le fue bien…
Aunque todo esto le ha pasado factura-Respondió con gesto no muy amigable-El
bebé…
-Alice ¿Con quién…?-Sonó la voz
de Julieta desde el interior del apartamento. Alice se dio la vuelta con rapidez para entrar… pero no a tiempo.
Elliot contuvo el aliento mientras la puerta se abría como a cámara lenta.
Ella apareció
delante de él, parecía como si hubiera visto un fantasma o algo peor.. Empezó a respirar entrecortadamente, haciéndose a la idea de su visión.
Elliot le echó un
vistazo rápido. Estaba muy delgada… Pero mucho más guapa de lo que recordaba.
Sus ojos verdes estaban fijos en los suyos, esperando una respuesta, llenos de
dolor y... tranquilidad. Llevaba su camiseta de Yale, que conseguía disimular su prominente
embarazo. Su pelo estaba más corto, a
la altura de los hombros, y lo tenía muy despeinado. Se puso colorada de repente, y ensanchó la camiseta con ayuda de sus manos.
Su mirada se dirigió entonces a su mano, en la que aún estaba el anillo que le regaló en Piana.
Su mirada se dirigió entonces a su mano, en la que aún estaba el anillo que le regaló en Piana.
-Julieta…-Susurró Elliot con voz
ahogada.
-Idiota-Habló Julieta en un tono apagado y
comenzó a hiperventilar. Elliot levantó las manos y retrocedió, pero Julieta
avanzó hasta él y le propinó una bofetada-Idiota…
Comenzó a
empujarle en el pecho, mientras lloraba y lo miraba con odio, balbuceando palabras
malsonantes. Elliot sólo pudo aguantar hasta que pasase, en absoluto silencio, siendo devorado por la culpa.
Alice intentó
pararla, pero ella la apartó de un empujón,golpeándola con la
pared con violencia.
-No me toques, Alice… -Dijo y se
apartó de Elliot con prudencia-¿Dónde has estado?
Él la miraba
con una mezcla de lástima y dolor, sin saber qué hacer ahora, ni que decir... El oxígeno no parecía llenar los pulmones de Julieta, que respiraba cada vez con más intensidad, consiguiendo crispar su preocupación.
-Tranquilízate… Puedo
explicártelo, pero tienes que sentarte-Habló Elliot, pausadamente y le agarró
el brazo.
Entonces pasó
algo que Elliot no hubiera pensado nunca que ocurriese esa mañana, en ese pasillo:
Julieta se abalanzó sobre él y le abrazó con fuerza.
-Pensé que te había pasado algo…
Pensé que no te volvería a ver-Susurró ella en un sollozo que duró unos segundos.
-Estoy aquí-Contestó él junto a su oído, oliendo el aroma que desprendía su pelo.
Se separó de Elliot y se limpió las lágrimas. Volviendo a recuperar la compostura, esquivó ese momento de debilidad y le lanzó un gesto de odio, apoyándose en Alice, que la agarró por la cintura.
-Puedes entrar y darme las
explicaciones que quieras-Le dijo a Elliot con seriedad-Espero que haya
algo que justifique porqué has roto tu promesa.
¿Y EL BEBE????? A ver, no nos dejes de esa manera, Elliot ha vuelto y la escena me parece muy corta, necesito saber que más pasa!!!!!!
ResponderEliminarYo también espero esas explicaciones, Elliot... ¬¬ Por cierto Jane, me ha sorprendido mucho el salto de 3 meses pero también me ha parecido del todo acertado ;) Ahora solo faltan dos cosas: qué va a pasar con Julieta y Elliot, y segunda, ¿quién es Mathilde? :S Ay... espero que puedas tener el 25 pronto :) Hay que ver lo que nos gusta pedir a los lectores jaja Somos insaciables XD
ResponderEliminarBesos
espero que esa explicación traiga buenas noticias y explique el porque del "abandono" hacia Julieta jajajaja
ResponderEliminaresperando el próximo capítulo y muchos saludos
Diooos Jane!
ResponderEliminarComo no cuelgues el capitulo de las explicaciones pronto me va a dar algo!
Me ha encantado y quiero saber mas sobre Mathilde
Un beso enorme
Eso, eso explicaciones pero ya... Como te gusta liar las cosas y dejarnos con más intriga al final de capítulo de la que teníamos cuando lo empezamos ehhh ¬¬
ResponderEliminarLo de la aparición de la tal Mathilde si que me dejó un poco en sock ¿Quien es? ¿No será la novia de Elliot? ¿Y el bebé? ¿Que le pasa? Ahora empezaré a hacer conjeturas jajaja
Después de este estupendo e intrigante capítulo necesito el 25 ya.
Besos ;)
me estoy leyendo tu historia del otro blog el de Como el atardecer en primavera, es impresionante, me está gustando mucho, en cuanto acabe me leeré esta.
ResponderEliminarNo dejes de escribir porque lo haces genial, un besito
¿Como que 'y el bebe'?
ResponderEliminarBuah, increíble, sin palabras :)
Las explicaciones ya me las imagino, pero lo leeré igualmente:)