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"Una novela debe mostrar el mundo tal como es. Como piensan los personajes, como suceden los hechos... Una novela debería de algún modo revelar el origen de nuestros actos" Jane Austen.

domingo, 21 de julio de 2013

Capítulo 32








Sus piernas flaquearon al ser cegada por la luz que invadía el portal del edificio. Se puso las gafas de sol, respiro hondo y fue directa al amable portero de su edificio, Jerry. Estaba sola. Debía ser así, aunque Elliot hubiera insistido hasta la saciedad en acompañarla, no podía hacerlo con él. Pero necesitaba alguien en quien apoyarse si demasiadas manos se le echaban encima.

Y eran demasiadas. De repente, hubo un murmullo terrible en el exterior, provocado al verla. Jerry sonrío con tristeza.
                -Siento mucho la que se ha armado-Se disculpó viendo el revuelo.

                -No pasa nada, señorita Pope.

                -Necesito que dejes de ser portero unos minutos, para ser mi guardaespaldas-Le dijo Julieta con una sonrisa. Él hombre asintió y ella se agarró de su brazo.

Los flases la dejaron paralizada un momento al salir del edificio. Oía muchas voces juntas, todas ansiosas de saber, las luces de sus ojos no le permitían definir todas las figuras de su alrededor. La situación era agobiante. Miró hacia el suelo y por primera vez se arrepintió de estar en ese lugar, de haber salido de su cama. Pero entonces, Jerry levantó la mano y les rogó con voz firme:

                -Por favor. No podrán oír lo que se les quiere decir si hablan todos a la vez.


A Julieta no se le daba bien hablar con la prensa, así que procuró pensar que estaba en un juicio y que tenía que convencer al jurado. Así, era incluso fácil.

                -Señorita Pope, ¿Cómo se encuentra?-Dijo una voz femenina a su derecha.

Segundos después, micrófonos y grabadoras se agolparon alrededor de su cara.

                -Estoy intentando hacer frente a mi enfermedad lo mejor que puedo. De hecho, creo que saldré de esta con ayuda de mi familia y sobre todo, de mi prometido, Elliot Evans. El cáncer está ahí... Controlado. Mi embarazo… Porque bueno, creo que todos ustedes han dado cuenta de ello-Bromeó. Hubo un murmullo generalizado de risas- Mi embarazo va muy bien, estoy casi de casi seis meses-Su voz se apagó momentáneamente y tuvo que coger aliento para seguir-Es, es difícil… Así que os pedimos respeto y sobretodo, apoyo-Les dedicó una amplia sonrisa. Todos la escuchaban embobados-Gracias a todos por vuestra amabilidad, les mantendré informados.

Costosamente, dio la espalda a todo ese gentío con ayuda de Jerry. No cesaron de llamarla y de hacer preguntas, que ya no estaba dispuesta a contestar.

                -Lo ha hecho usted muy bien, señorita Pope.

                -No me quedaba de otra-Contestó cansada- Gracias.

Se metió en el ascensor, jadeante y se apoyó en la pared mientras ascendía. Repasó mentalmente lo que había dicho para asegurarse de que había estado “correcta” y se observó en el espejo. Se quitó las gafas de sol y con tristeza, examinó su reflejo descuidado y enfermizo.

                -Ya está-Dijo al entrar y se lanzó sobre los brazos de Elliot, que la esperaba impaciente junto a la entrada.

Deseaba sentirle, sin importar que estuviera enfadada con él << ¿Acaso importaba eso ahora?>> y la respuesta, pareció muy clara <<Claro que no>>. Así que se permitió el lujo de sentir, convencida de que iba a dejar de hacerlo cuando fuera doloroso.  Lo abrazo con fuerza y se fundió con sus labios. Era la primera vez en meses que le besaba, pero eso lo hacía incluso más dulce, y más cálido de lo que era capaz de recordar.

Cuando se separaron, Elliot le rodeó el rostro con sus manos y la examinó.

                -Ha sido muy valiente enfrentarte a ellos ¿Qué les has dicho?

                -Ahora no… Te lo contaré cuando logre recomponerme un poco.

                -Teresa está haciendo la cena. Le he dicho que hiciera algo de pasta para ti. Llevas días sin probar bocado-Le dijo. Ella suspiró y agarró sus manos.

                -No tengo mucho apetito.

Entonces, posó sus ojos en un precioso carrito de bebé y un enorme pato de peluche que descansaban en la entrada.

                -¿Qué…? ¿Qué ha pasado aquí?-Preguntó sonriente.

                -Son algunos de los regalos que te han hecho. Bueno, para el bebé. Estos vienen del bufete.

Y de repente, sus ojos se empañaron. Le escocían mucho a causa de las lágrimas, pero lo que notaba no era tristeza. No lloraba por eso.

                -Elliot, esta mañana me desperté cuando aún era de noche… Y pensaba que me encontraba mal, pero…-Comenzó a decir.

                -¿Por qué no me has llamado?-La cortó él, alarmado.

                -Calla. Estoy bien-Sonrió y le dio la mano-Es el bebé, ha estado moviéndose mucho. Es tan raro que pensaba que algo iba mal. Soy imbécil.

Elliot se aclaró la garganta y también saboreó la emoción, preguntándose cómo habían llegado hasta allí. Hasta ese momento en el que, como una pareja normal, se alegraban por algo tan sencillo.
                -Nena, no eres imbécil… Pero sí una madre primeriza.

Entraron en el salón, dónde Helen, Alice y Charlie conversaban acomodados en los sofás de piel. Todos examinaron a Julieta al entrar, preocupados porque su encuentro con la prensa hubiera salido mal. Ella se sentó justo enfrente y suspiró.

                -Ha ido bien, no os preocupéis- Les informó e hizo una mueca de dolor al notar la pesadez de su espalda.

                -Espera…- Murmuró Elliot y no tardó en ponerle un cojín detrás.

Su mirada se cruzó con la de Alice que le sonrió un poco. Después, Helen se abalanzó sobre ella para abrazarla.

                -Cariño… Nos tenías preocupados-Le acarició la cara y después el abdomen-Estás tan delgada…

                -Estoy genial, aunque creo que debería volver a comer- Le sonrió y a Helen se le iluminó la cara.

Entonces, Julieta reparó en Charlie… Tenía que hablar con él. Estaba totalmente segura de lo que debía hacer, y aun así, le temblaron las manos justo antes de dirigirle la palabra. Su hermano le imponía tanto como si de su padre se tratara.

                -Charlie… Tenemos que hablar con mamá- Murmuró con miedo.

                -Mamá… Claro… ¿Por qué no la invitamos a merendar? Y ya de camino que nos cuente ¡Porqué narices ha tenido que meterse en nuestras vidas!

Julieta agachó la cabeza, vislumbrando como la mano de Alice agarraba la de Charlie que tenía el puño cerrado y los nudillos blancos.

                -Charlie…-Silbó Elliot para que se calmara.

                -¿Charlie…? Mira Juliet, eres muy tonta si crees que esa mujer solo quería nuestro cariño ¡Te creía más lista! ¿O las hormonas te han vuelto tan sentimental que eres incapaz de ver lo que tienes delante? ¡Nos abandonó y ahora quiere alimentarse de tú fama!

Cada palabra era como un balazo que iba directo a su pecho. Intentó permanecer entera y no llorar, porque no quería darle la razón y que todos comprobaran lo que el embarazo le estaban haciendo.

                -No ha sido ella. Lo sé-Añadió con toda la firmeza que pudo conseguir, lanzándole una mirada violenta a su hermano.

Él soltó una carcajada y se apartó del contacto de Alice.

                -Lo sabes… ¡NO, NO LO SABES! ¿No te parece extraño que el día que aparece alguien informe a la prensa sobre que tienes cáncer? ¡No es una puta casualidad! ¡Se han reído de nosotros!-Gritó y se levantó del sofá.

Julieta también lo hizo y ambos se quedaron frente a frente.

                -No... Te equivocas.

                -Claro y seguro que no quiere tu herencia tampoco. No voy a quedarme a ver esto.

                -¿Qué? ¿Vas a enfadarte? ¿Vas a irte? Adelante…-Dijo Julieta con furia, rota por sus palabras.

Elliot estrechó el hombro de Julieta y agarró el brazo de Charlie.

                -Ya está bien-les dijo.

                -Vamos, no deberíais hablaros así-Añadió Alice está vez.

Pero ninguno de los dos cambió su semblante.

                -¿Quieres que me vaya? Porque lo haré si sigues jugando a la familia feliz.

                -¿Yo, jugando a la familia feliz?-Las palabras se amontonaban en su garganta, como una bomba de relojería que dañaba todo a su paso-Te recuerdo que eras el primero al que le gustaba jugar a eso-Hundió su dedo índice en el pecho de Charlie, amenazante y sedienta de venganza-¿Dónde estabas aquella noche? ¡¿Eh, Charlie?! ¿Estabas con nosotros? ¡No! Yo no estaba bien para conducir…y tú...

                -¿Qué?-Charlie frunció el ceño y se rió- ¿Cómo que dónde estaba? ¡Te recuerdo que yo no conducía ese choche! ¡Y que no fui yo él que lo despeñó por un barranco! ¡Tampoco él que mintió a su única familia por ser tan cobarde que no podía afrontar la verdad!

                -¡Murió por tu culpa! Si hubieras estado... Si no hubieras...

                -¡NO! Lo mataste tú. Y por eso no querías tratarte, por eso ignoraste tu enfermedad hasta que apareció Elliot. Porque preferías morir a seguir culpándote el resto de tu vida.

Al oír la última frase, una fuerza invisible azotó a Julieta, que alzó la mano y le propinó una fuerte bofetada a Charlie. Esté giró la cabeza y le sujetó del brazo, mirándola sorprendido. Ella jadeaba confundida ante ese ataque de locura.

                -Supongo que me lo merecía-Dijo su hermano y le dio la espalda para dirigirse a Alice-Te veo en el hotel.

                -No, espera… Voy contigo. Estás muy alterado para coger... el coche.

Cogieron sus cosas y se fueron sin decir adiós. Julieta estaba paralizada, con los ojos abiertos como platos, de pie frente a un sofá vacío. Los remordimientos fueron peores incluso que la rabia. La mano de Elliot la empujó para que se sentara, entonces pudo sentir como esa fuerza que había sacado la abandonaba. Ahora notaba los días que llevaba sin comer, las pocas fuerzas que le quedaban y el cansancio que le había provocado ese encontronazo.

Helen y Elliot también estaban en trance por la discusión, pero fue otro rostro el que logró que Julieta se acabara de derrumbar. Era Teresa, allí de pie, inmóvil, sosteniendo una bandeja de sus deliciosos canapés.

Y lo único que pudo preguntarse fue qué había hecho.

Su pechó empezó a subir y a bajar con más intensidad, hiperventilando como secuela al dolor que la estaba cegando al recordar las cosas horribles que se habían dicho. No había vuelta atrás.

Pensar que le había perdido era incluso peor. 

                -¿Qué he hecho…? Dios mío… -murmuró, incapaz de encontrar oxígeno para sus pulmones-No...no puedo respirar.

Elliot la cogió de los hombros y la obligó a mirarle.

                -Tranquila. Ya está. Imita mi respiración. Coge grandes bocanadas de aire y suéltalas poco a poco-Le ordenó con cautela, hasta que la crisis disminuyó, momento en que ella rompió a llorar en sus brazos.

                -¿Qué he hecho?-Sollozó Julieta-Nunca… Teníamos… que haber… hablado… de esto.

                -Jul, por favor…

                -No puedo, Elliot. Tiene razón… Lo sé. Lo hice yo…

Teresa se arrodilló a su lado y le cogió las manos.

                -Fue un accidente. Ni Charlie ni tú tuvisteis la culpa.

                -¡Teresa yo lo sabía! ¡Sabía que algo iba mal!-Gritó y se apartó de ella, volviendo a jadear-Todo va mal… Todo… ¿Qué he hecho? No puedo seguir...

Elliot desapareció y trajo un maletín consigo, del que sacó una aguja con líquido transparente.

                -¿Ves esto?-La puso a la altura de los ojos de Julieta-Si no te tranquilizas voy a tener que inyectártelo para que te calmes del todo. No quiero tener que hacer nada por las malas, nena.

Así que suspiró y asintió varias veces, porque él tenía razón. Se estaba comportando como una loca descontrolada.

                -Ya estoy bien-Murmuró abochornada al cabo de unos segundos- Tengo que ir al baño-Elliot la cogió del brazo para acompañarla, pero Julieta lo detuvo-Al baño.

                -Yo la acompaño-Dijo Teresa y Elliot accedió. Las dos desaparecieron por el pasillo y se encerraron en el baño principal-Niña, ya verá que todo se soluciona. Charlie es muy testarudo y usted incluso más que él, pero son hermanos.

Julieta se sentó en el borde de la bañera y se tapó la boca con la mano.

                -Lo estropeó todo, Teresa. Mira a Elliot, seguro que su vida era sencilla hasta que llegué yo. Y ahora está muerto de miedo. Y no le culpo… Yo también lo estoy, aunque no por mí, sino por los dos.

Teresa se sentó a su lado y le rodeó los hombros.

                -Nadie te pide que seas de piedra, cariño. Tienes derecho a tener miedo.

                -Ya… Aun así, no puedo permitírmelo. Alguien quiere hacernos daño-Explicó en voz baja.

                -Pero ¿Quién querría haceros daño?-Susurró Teresa con temor.

                -Alguien que piensa que voy a quedarme como si nada. Pero no me conoce…

                -No hables así, niña. Tú tienes que cuidarte, descansar y no preocuparte por esas cosas. Seguro que lo de la prensa fue alguien del bufete o quizás un médico del hospital…

                -No creo en el azar.

La frialdad de su mirada congeló la sangre de Teresa que le dio unas palmaditas en el hombro.

                -Tonterías. Ya verás que ha sido solo mala suerte… Ya lo verás. Y ahora vamos a cenar... ¡Nunca te había visto tan delgada! Ese bebé necesita nutrirse- Se puso en pie sonriente y tiro de su mano.

                -Claro… Vayamos a cenar…

Pero sabía que nada de lo que le había dicho Teresa, en un intento de calmarla, podía ser cierto. El nudo se hacía más y más enrevesado y lo único claro en todo esto era lo que Julieta ya sabía. La rabia le permitió ver con claridad la situación en que se encontraba; Su vida era ahora un evento púbico y alguien deseaba que fuera así.  Y esa persona deseaba la destrucción de Julieta Pope.


5 comentarios:

  1. achhhhh quien pudo ser ???
    no salen de una cuando les viene otro problema :-(
    excelente capítulo y mucho mejor que han sido muy seguidos :-) y esperando el próximo !!!!!

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  2. Hola soy la escrotora del blog: lavidadeclove.blogspot.com quiero decir que tu blog es genial bueno y que haber si podrias echar un vistazo al mio
    Besitos

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  3. Creo que Charlie se ha pasado un poco (mucho) con Julieta, que entre el embarazo y lo de la prensa ya tenia suficiente. Quiero saber quien ha filtrado la noticia, creo que ha sido alguien cercano a la familia. El capitulo es genial.
    Un beso enorme

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  4. Te he nominado a unos premios en mi blog. Pasate!!!

    http://restart-my-life-again.blogspot.com/2013/07/lovely-blog-awards.html


    Besos!!!!!!!!!!

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  5. No me creo que Julieta se encuentre en esta situación. O sea, ¿hola? POBRECITA. ¡¿QUIÉN EN SU SANO JUICIO QUERRÍA HACERLE ALGO ASÍ?!

    Después de ese pequeño inciso... paso a decirte que: ASREFGDHTRTEGFJYGREJFGRJFGJRGWFHJTR PERFECCIÓN DFTEHFGHREGFHGR En serio. Nunca sé que decirte que no sepas ya, al menos viniendo de mí; me encanta, como absolutamente todos los capítulos (sí, incluyendo tu anterior historia, Como el atardecer en primavera, la cual NO he olvidado.) Me encanta la forma de expresar lo que sienten los personajes y de describir las situaciones... Es que lo adoro todo.

    Y lo último que te digo es que espero que el siguiente llegue pronto, porque estoy segura de que no es sano tener tanta intriga :)))))

    Un besazo, Jane. <3

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