No estaba segura del tiempo que pasó hasta que llegó la
policía. Tampoco se había dado cuenta de que parecía sospechosa de atentar
contra la vida de su marido hasta que la metieron en una sala de juntas del
hospital. Ni siquiera tenía fuerzas para oponer resistencia, quejarse o contar
los hechos, así que lo único que hizo fue mirar a un punto fijo en la mesa.
<<” ¿Ha disparado usted a su marido, señora Pope?”
“¿La ha agredido su marido?” “¿Se defendió y por eso le disparó?”>>
Las palabras turbias recorrían su mente, en un enjambre
ruidoso y sin sentido. En un instante de lucidez, se miró las manos
ensangrentadas. Ni siquiera se había cambiado. No había dejado que la
atendieran… por lo que seguía sucia y empapada, dejando que la sangre se secara
en su piel.
Respiró hondo y miró a uno de los inspectores a los ojos, recordando
la imagen de Elliot pálido, cruzando urgencias en una camilla.
-Lo
siento, creo que aún estoy en Shock. Han intentado matarme a mí y a mi marido.
Soy abogada y conozco el procedimiento, así que espero que entiendan que
necesito… limpiarme y esperar a que los
médicos me den alguna noticia-Observó al hombre alto de tez oscura que la miraba
como si fuese una asesina- Tendrán todos los detalles en cuanto me recupere de
esta conmoción-Dijo sin titubear, con firmeza, mirando intermitentemente a los
dos hombres trajeados-Y por supuesto, entiendo que deba de estar vigilada en
todo momento. No se preocupen.
-Muy
bien, señora Pope.
-Evans…
Es Evans-Le rectificó y se levantó de la silla con lentitud.
Salió de la sala y se apoyó en la pared. Ahora notaba el
cansancio, el dolor… El entumecimiento de sus extremidades, el frio.
-Ya les
dije que no se encontraba usted bien-Murmuró una enfermera de rasgos
orientales, agarrándole el brazo- Debe hacerme caso, tengo que curarle esas
heridas, ese ojo tiene muy mal aspecto.
-Creo…
creo que tengo una costilla rota-Susurró con un gesto de dolor, rodeándose el
pecho.
-No se
preocupe, le haré unas placas.
Sus ojos se anegaron en lágrimas e hizo un esfuerzo por
llenar con aire sus pulmones. Tenía miedo y no era solo por Elliot, sino también
por las escenas imborrables que provocaban que se le erizara el bello de la
nuca.
-¿Y mi
marido? ¿Está bien?
-Aún no
lo sé, está en el quirófano. Venga, vamos a curarle eso, le dejaré un pijama. Después le prometo que subiré a quirófano para preguntar-Le aseguró
amablemente, con una sonrisa.
Dos costillas rotas, algún que otro hematoma y la enorme
herida del brazo que un médico se encargó de curar a conciencia. La amable
enfermera, de nombre Lin, la ayudó a ducharse y le dejó ropa limpia.
-Le he
traído una silla, para ir a quirófano.
Sintió desesperanza, la posibilidad de que nada fuera a
acabar bien. Sus manos empezaron a temblar, e intentó pararlas, cerrando los
puños y centrando toda su fuerza en ellos.
-No va
a salir de esta. Tenía que haber sido yo. Yo estoy enferma, puedo no pasar de
una semana… Pero él tiene toda la vida por delante. Esto no está bien. Él tenía
que estar bien. Tengo un hijo ¿Sabe?-Murmuró con una sonrisa, mirando a la
enfermera Lin un segundo, para luego mirar hacia la ventana- Sé que soy muy
joven para tener hijos, pero supongo que todo sucede por una razón. Es
precioso. Llora y no me deja dormir, pero es perfecto. Elliot tenía que
cuidarlo cuando el cáncer me venciera. Y ahora él está así y yo tengo miedo de morir
también y que mi bebé se quede solo. Sé que es egoísta, pero no quiero morirme
y dejarle solo.
La enfermera le cogió la mano y ese gesto, de una
desconocida, hizo que dejara de temblar.
-Saldréis
de esta los dos. Ya verá. Soy una especie de bruja… Al menos eso dice mi hija
cuando sé que habla con su novio, por la cara que pone mirando el teléfono. Sé
que van a recuperarse. Todo el mundo tiene rachas malas.
-Gracias. Ojalá su hija tenga razón.
Cuando salieron de la habitación, atravesaron el pasillo
hasta llegar al ascensor. Justo antes de que las puertas se cerraran, Julieta
vislumbró a Charlie y Mathilde al final del pasillo. Sus miradas se cruzaron y notó un profundo alivio al ver caras conocidas entre todo ese alboroto. Se levantó e interpuso su cuerpo entre el acero del ascensor, que volvió a abrirse al chocar con ese obstáculo. Salió y aligeró el paso cada vez más ansioso para llegar a ellos, como si el tiempo pudiera
terminarse en el intento.
Chocó con Charlie y lo abrazó con fuerza, sollozando en su hombro, hasta que la fuerza de su hermano fue demasiado para sus costillas y
se separaron un poco. Él agarró con ambas manos su mandíbula y la
examinó con ojos de loco.
-¿Estás
bien? ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?-Preguntó repetidamente-¿Quién te ha hecho
esto?
Tragó saliva, incapaz de formular la explicación. Agarró los
brazos de Charlie con fuerza y agachó la cabeza.
-¿Qué
hace aquí la policía? ¿Y Elliot? Jul, ¿Dónde está Elliot?-Preguntó Mathilde
está vez, impaciente.
-Jul, háblanos…
-¿Y Isaac?-Les preguntó, desviando el tema.
-En
casa. Jul, dinos algo.
-Estoy
bien-Acertó a decir, con un hilo de voz.
-No, no
lo estás, vamos a sentarnos-Terció Charlie, dirigiéndola a un sofá cercano-Tu
ojo, tu cara… ¿Ha sido Jess?
Asintió, sintiendo aún el frío de la pistola en su cuerpo.
Mathilde se dio la vuelta y se llevó las manos a la cabeza, fuera de la visión
de Julieta. Charlie, por el contrario, descargó su rabia contra el sofá,
pegándole con fuerza con el puño cerrado.
-¡JODER!
-La he
matado-Murmuró lo suficientemente alto como para que los dos la oyeran. Lo hizo
inconscientemente, como si mantener el secreto más tiempo fuera a destrozarla
por dentro igual que un ácido.
-Julieta…
-Le disparó
a Elliot-Les soltó-Estaban en la piscina y después… No recuerdo lo que paso
después. Sé que me golpeó la cabeza. Me desperté en un barco y… y…
De repente, la realidad se distorsionó y fue incapaz de
recordar lo siguiente. Sólo veía a Elliot envuelto en un charco de sangre. Se
llevó las manos a la cabeza e hizo un esfuerzo por soportar las náuseas que se
agravaban en su estómago.
-Tengo
que ir a ver a Elliot… Tengo que verlo.
Se levantó y fue decidida hasta el ascensor, pero uno de los detectives de antes le cortó el paso y le puso una mano amenazante en el hombro.
-Señora
Evans, tiene que acompañarme.
-No, ahora no. Tengo que verle.
-Usted
no puede…-Empezó a decir, interrumpiendo el paso con sus largos y anchos brazos.
-¡Suélteme!
¡Déjeme pasar!-Gritó, sin poder contener ese sentimiento de rabia.
El agarre de su hombro se intensificó y ella lo apartó de un
manotazo. El detective alzó las manos, para que se tranquilizara, pero eso la hizo
enfadarse aún más.
-¡Eh!
¿Qué pasa?-Exclamó Charlie, llegando a ellos.
-No voy
a hacerle nada.
Veía a Charlie hablando con el policía, pero no podía
oírles, sólo pensaba algún modo de escapar de ellos, dibujando las ideas con rapidez en su mente. Escaleras, ascensor…
<<La puerta de emergencia da a las escaleras. Al otro lado del pasillo>>
Aprovechó el momento y la adrenalina que acumulaban en su sangre para darles las espalda y salir corriendo, tan rápido como fue capaz su maltratado cuerpo. Avanzó unos metros por la planta hasta llegar a ella, esforzándose en ignorar que la perseguían, que le gritaban que parara. Pero no podía hacerlo. Sabía que estaba mal, que estaba desafiando a la autoridad, pero ¿Qué importaba eso cuando acababa de matar a una mujer?
<<La puerta de emergencia da a las escaleras. Al otro lado del pasillo>>
Aprovechó el momento y la adrenalina que acumulaban en su sangre para darles las espalda y salir corriendo, tan rápido como fue capaz su maltratado cuerpo. Avanzó unos metros por la planta hasta llegar a ella, esforzándose en ignorar que la perseguían, que le gritaban que parara. Pero no podía hacerlo. Sabía que estaba mal, que estaba desafiando a la autoridad, pero ¿Qué importaba eso cuando acababa de matar a una mujer?
<<Elliot>>
Subió las escaleras de dos en dos, hasta llegar a la
sexta planta. Estaba allí, por fin, rozando la victoria con los dedos... Hasta que alguien salido de la nada, la derribó de un empujón. Un enorme guardia de seguridad que, sin duda, intentaba que no pudiera llegar a él. Cayó al suelo y forcejeó con otro policía,
gritándole a los dos que la soltaran. Era inútil y exasperante, no iba a conseguir nada por las buenas... así que hizo lo que había salvado la vida hacía unas horas. Pelear. Respiró hondo y hundió el pie con fuerza en el pecho del
policía, aprovechando el momento de conmoción para arrastrarse lejos de ellos.
Podía conseguirlo, verle...
Intentó levantarse para seguir avanzando, pero su anatomía decidió que había llegado al límite y la fulminó, hincando sus rodillas en el suelo. En ese instante, recobró la sensatez y se percató de que ya no tenía fuerzas, y que eso tampoco iba a salvarle la vida a Elliot.
Intentó levantarse para seguir avanzando, pero su anatomía decidió que había llegado al límite y la fulminó, hincando sus rodillas en el suelo. En ese instante, recobró la sensatez y se percató de que ya no tenía fuerzas, y que eso tampoco iba a salvarle la vida a Elliot.
Pasaron unos silenciosos segundos en los que sólo se oía el sonido de su respiración, en los que nadie se atrevió a hacer o decir nada. Ese momento se interrumpió con el sonido de unos tacones, dirigiéndose a ella. Una mujer con un vestido azul mar
y enormes tacones negros que se agachó a su lado. Jadeante, levantó la mirada del suelo, para
encontrarse con Alice y sus ojos tranquilos.
-Se va
a poner bien. Lo has puesto a salvo, ahora tienes que sosegarte-Le dijo
con firmeza, antes de ponerse en pie y dirigirse a la policía-Es mi paciente y
tengo que ingresarla. No está bien.
-Es
sospechosa de intento…
-Y
también está herida y desorientada. Se quedará en el hospital hasta que digamos.
Julieta intentaba recuperar el aliento mientras se arrepentía
de lo que acababa de hacer. Unas manos le rodearon la cintura y la levantaron
del suelo.
-Quiero
verle-Murmuró cansada, dejándose caer en una silla.
-Vamos-Susurró
Alice en su oído, empujándola en dirección a la unidad de recuperación.
Una vez allí, la condujo hasta la cama de Elliot. Estaba
inconsciente, conectado al oxígeno y una bolsa que le suministraba sangre. Parecía que dormía tranquilo y que había recuperado un poco de color.
-Le han
operado el abdomen para reparar la hemorragia y sacarle la bala. Está bien,
sólo le han dañado el riñón, pero tenemos dos… Así que no le pasará nada-Le
explicó Alice tiernamente, como si fuese una niña-Ahora voy a ingresarte y a
sedarte para que duermas unas horas. Luego…
Sintió un alivio inmediato al verle allí, atendido y a
salvo. Las palabras de Alice hicieron que respirara de nuevo y que por primera
vez en esa noche, el miedo le diera un respiro.
-Luego me iré con la policía-Terminó
de decir Julieta, mirando a Elliot.
Aunque
eso, ya no le importaba.
Suspiro colectivo ^o^ Elliot está salvo!! :D Si no fuera porque temo lo que pueda pasarle a Julieta ahora que la policía se va a hacer cargo de ella... En fin, seamos optimistas :) Ya es mucho que los dos se hayan podido librar de esta :P Desde luego es un día de bodas memorable jajaja
ResponderEliminarMe ha encantado el capi Jane ^^ Las emociones a flor de piel :P Perfecto para leer en el autobús ^^ (aunque casi me paso la parada por ir leyendo jajajaja)
Un beso