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"Una novela debe mostrar el mundo tal como es. Como piensan los personajes, como suceden los hechos... Una novela debería de algún modo revelar el origen de nuestros actos" Jane Austen.

martes, 2 de abril de 2013

Capítulo 14


 


Hablaron durante unas horas, mientras Elliot estaba fuera. La señora Evans le contó varias anécdotas de sus hijos, que Julieta escuchaba atentamente, encantada de introducirse en la vida de esa familia. Incluso sacó un viejo álbum de fotos, lleno de recuerdos de varios viajes, de una graduación… o de algún cumpleaños que llenaba la imagen de niños con las caras llenas de tarta.

Mientras miraba cada una de esas fotos, razonaba que todo lo que había hecho, había sido un error… ¿Por qué apartar a tú única familia, si es la causa de tantos momentos así? Examinó una foto de Elliot y Alice durmiendo sobre la cama, a la vez que una imagen, guardada en su memoria, invadía su cabeza.

Durante ocho años, Charlie y ella habían dormido en una habitación, con veinte literas más, pero la mejor, era la de al lado de la ventana, que después de muchas luchas y de intercambiar objetos maravillosos, (aunque se trataran de una pelota usada, un cromo, una pegatina o un botón excesivamente brillante) era suya. La litera junto a las estrellas, lo más parecido a una nave especial que podían esperar. O algo mucho mejor.



-No puedo creer lo que acabas de hacerme hacer-dijo Julieta en el coche, de camino a casa.

-No digas tonterías, lo has pasado muy bien-contestó Elliot y la observó unos segundos.

-Sí… Llevas razón. Puede que al cabo de un rato, lo pasara bien, pero al principio me temblaban las piernas-confesó, intentando contener la sonrisa.

-Te habrán enseñado fotos ¿No?-preguntó, dirigiendo la vista a la carretera. Ella suspiró exageradamente.

-Muchas…

-¿Alguna comprometida?-volvió a cuestionar, mirándola de reojo con gesto burlón.

-Mmm, no sabes cuantas.

Julieta cambió el semblante y se giró en su dirección. De pronto, estaba aterrada y al mismo tiempo tranquila porque estaba segura de lo que debía hacer. Nunca lo había visto tan claro. Quería una vida tranquila, despertarse por la mañana sin pensar en los problemas que tenía que acarrear, y que no dormían nunca. Estaba convencida de su nuevo futuro, lleno de esperanza ciega, gracias en parte a él. Una persona capaz de cambiar una vida.

-¿Puedes llevarme al Palace?-le preguntó, con voz más seria, deshaciéndose de ese pregunta que llevaba tiempo queriendo salir. Elliot la observó por encima del hombro, con el ceño fruncido.

-Al Palace…-repitió él, asintiendo y se removió en el asiento- ¿Para qué?

-Charlie… está viviendo allí. Quizás pueda… Puedo intentar hablar con él-murmuró ella, con los ojos inmersos en un punto sobre sus rodillas.

-Oh… Eso es bueno, Julieta. Claro que te llevo-cogió su mano y la acercó hasta sus labios para darle un beso sobre los nudillos.

-Gracias… Por cierto, ha pasado algo en tu casa, me siento tonta…-empezó a contarle, intentando no darle mucha importancia. Sabía que tenía que contárselo, porque sino su madre sería quien lo haría, elevando la carga sentimental del relato a la décima potencia.

-¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?-se preocupó Elliot mientras giraba en una calle.

-Claro, estoy bien. Pero me he emocionado al recordar mi infancia, con Charlie… Ha sido bochornoso. Tu madre me ha abrazado y creo que lloraba también-se puso colorada al recordarlo.

-Creo que debería ponerle un monumento a mi madre…-reconoció y sonrió divertido.

-¿Por qué?-Se preguntó Julieta, con el ceño fruncido.

-Porque gracias a ella vas a ir a ver a tu hermano. Con suerte le contarás todo, sin adornos.

-Con suerte… No prometo nada. Estoy aterrada.



Llegaron al hotel, dónde un recepcionista simpático de pelo canoso les indicó que Charlie había salido. Permanecieron un rato sentados en el gran hall del Palace, en unos sillones con un estampado de flores que estaban en consonancia con toda la elegante decoración. Fueron unos minutos agónicos para Julieta que no dejaba de mover la pierna nerviosa, esperando el momento.

Miró hacia delante, dónde la gente transitaba las escaleras y las familias se hacían fotos junto al gran árbol de navidad. De nuevo, recordó una de sus últimas navidades en el orfanato, en la que Charlie estaba enfermo, junto con la mitad de los niños. Un virus gripal que afectaba a niños y cuidadores por igual.

Sus ojos se dirigieron entonces a algo que había junto al árbol. Algo real. Un perro pastor, de color blanquecino, con manchas grises sobre el lomo, y un inconfundible lunar negro entre los ojos. Meneaba el rabo y sacaba la lengua, observando fijamente a Julieta.

No podía ser algo real, era imposible.

-El señor Cromwell…-susurró ella, pálida, como si hubiese visto un fantasma. Elliot la miró confundido desde el sofá de al lado, dejando a un lado el New York Times que estaba leyendo.

La respiración de Julieta se cortó ante esa inconfundible visión. Se levantó instintivamente y avanzó despacio en su dirección, levantando la comisura de sus labios al verle… Como recordaba. Alguien la envistió, sacándola de ese ensimismamiento. Se giró por el golpe y miró a un desconocido que la sujeta por los hombros y fruncía el ceño, con enfado.

-Lo siento- se disculpó con una voz grave, que resultó distante en los oídos de Julieta. Ella parpadeó varias veces, saliendo del ensimismamiento. Volvió a mirar en la dirección del perro, pero este, ya había desaparecido sin dejar ni rastro.

-No…pasa... nada-se aclaró la garganta y se disculpó también, mirando hacia al suelo y el árbol otra vez. Se quedó allí plantada, confundida, empezando a estar aterrada. Elliot se acercó y la agarró del brazo.

-Eh… parece que has visto a un fantasma-aseguró, observándola con preocupación.

-¿Qué?-preguntó, mirándole a él y al árbol de navidad, aturdida-Creía…

-Estás un poco pálida. Vamos a sentarnos- murmuró y la guió hasta el sillón.

-Juliet… ¿Qué haces aquí?- Los dos se giraron para ver al hermano de Julieta, Charlie, que los observaba con desconcierto. Sostenía una bolsa de papel de una pastelería en las mano y un café en la otra. Llevaba un elegante abrigo marrón y tenía la nariz colorada debido al frío.

-Ho-Hola-tartamudeó ella y sonrió-Mmm feliz navidad-miró a Elliot de reojo, poniéndose colorada por segundos.

-Feliz navidad- contestó Charlie y observó a Elliot unos segundos, preguntándose qué hacían allí.

Elliot se acercó a él y le estrechó la mano. Julieta los observaba en la distancia, como fuera de si. Aún tenía en mente aquella visión, quizá producto de su estado mental o puede que fuera un mal augurio, aunque nunca había creído en esas cosas.

-He venido a hablar, si quieres-explicó Julieta. Él se quedo mirándola fijamente, hasta que asintió varias veces.

-Claro. Podemos subir, si queréis-Charlie y ella soltaron una risa nerviosa al mismo tiempo- Estoy en una suite, en la última planta.

Subieron hasta llegar a una de las suites del hotel. Era enorme y tenía grandes ventanales por las que se veían los rascacielos y la transitada avenida Madison. Había unas preciosas cortinas de seda, color perla y un enorme piano de cola. Todo el suelo estaba enmoquetado, dándole al espacio un toque cálido. Pasaron a la habitación. Julieta y Elliot se quitaron sus abrigos y se sentaron sobre los sillones de color beige, frente a una mesa de cristal llena de libros antiguos y de un centro de flores rojas.

-Perdonad el desorden… Estaba trabajando-se disculpó, reordenando los libros, apilándolos todos y colocándolos en la estantería. Se sentó frente a ellos y tosió un par de veces, esperando que alguien rompiera el silencio. Los tres permanecieron callados, en un momento incómodo que duró unos segundos. Elliot se aclaró la garganta también, percatándose de que Julieta aún estaba como ida. Y lo estaba, pensando en como iba a romper el corazón de Charlie.

-¿Cuál es tu trabajo?-le preguntó Elliot a Charlie.

-Soy editor. Tengo una editorial en Nueva York, aunque no está a mi cargo, y otra Reino unido-explicó y sacó un pastel de chocolate de la bolsa-He comprado algo dulce y chocolate caliente, ¿Os apetece?

-Sí-afirmó Julieta encantada, hablando por primera vez.

-Vaya, los hermanos Pope habéis tenido suerte con los negocios, dos editoriales.

-Supongo que el trabajo hay que buscarlo, y nosotros tuvimos muy buen ejemplo, ¿Verdad, Jul?-explicó él.

Julieta tragó saliva. No podía mencionar a su padre, no en ese momento en el que necesitaba confesarle tantas cosas. Hablar de él era acabar con su integridad, desmoronarse poco a poco.

Charlie sirvió tres trozos de tarta y el chocolate caliente. Su hermana bebió un sorbo de su taza mientras se armaba de valor para hablar.

-Charlie… Siento no haberte contado la verdad. Soy gilipollas, además de una mentirosa compulsiva que se apoya en la mentira para no hacer frente a lo demás. Así que, perdóname-dijo, con rapidez- Sé que no vas a perdonarme, es normal que no lo hagas-siguió con un hilo de voz, mirando directamente a su hermano, que escuchaba atentamente, con el rostro repleto de dudas. Julieta respiró hondo e intentó coger todo el aire posible-Estoy enferma, es...-cogió una bocanada de aire y lo soltó poco a poco- es cáncer.

Elliot la miró mientras hablaba, con ojos orgullosos. Extendió su mano para coger la de ella. Charlie por el contrario, parecía confundido, como si no diera crédito a las palabras de su hermana. Abrió la boca para hablar, pero Julieta le hizo un gesto para que la dejase terminar. Sabía que si la interrumpía, sus fuerzas no iban a ser suficientes. Que saldría corriendo si el se derrumbaba.

-Es…  es grave. Aunque ahora estoy bien-explicó y miró hacia sus manos sudorosas- La noche del accidente, estábamos en casa. Nevó mucho en Londres aquel día. Yo me encontraba mal... No sabía que estaba enferma. Me sentía muy cansada, porque llevaba días sin dormir y me iba a explotar la cabeza-recordaba con ojos vidriosos, aguantando el nudo de su garganta-Papá volvió a casa tarde, se había hecho daño al escurrirse en la nieve. Empezó a dolerle la espalda y me pidió que lo llevara al hospital, porque le costaba respirar-siguió, soportando el picor de sus ojos, hasta que ya no pudo mantenerse entera e hizo una pausa. Sus ojos se empañaron, manando lágrimas de ellos. Elliot le apretó fuerte la mano y Charlie se levantó y sentó a su lado, estrechando su hombro- Le dije que no me encontraba bien, pero lo vi muy pálido. Fue culpa mía. Yo… No sé lo que pasó claramente, estaba oscuro… y….-rompió a llorar con fuerza, sin opción a poder parar, ni a seguir hablando. Elliot la atrajo contra su pecho, y puso la mano en su frente, en un intento de frenar su angustia.

-Shhh. Ya está-susurró Elliot, calmándola y miró a Charlie, que tenía los ojos enrojecidos e intentaba mantenerse fuerte. Julieta se incorporó, volviendo a respirar con normalidad y abrazó a Charlie

-Perdóname… No quería hacerte daño y que sufrieras con esto. Sólo necesitaba estar sola. O al menos eso pensé- sollozó en su hombro- No quería que sufrierais innecesariamente con esta mierda y, cuando me enteré, lo oculté.

Charlie enterró la cara entre sus manos y suspiró. Después la miró directamente a los ojos e hizo un esfuerzo por hablar.

-No fue culpa tuya. No lo fue ¿Vale?-le convenció con gesto dulce. Julieta respiró hondo y lo abrazó de nuevo- No tienes que pedirme perdón.

-Te he echado tanto de menos… -reconoció y se separó un poco de su hermano.

Elliot observaba la escena con emoción, sintiendo un gran alivio. Julieta le dirigió una mirada y le sonrió limpiándose las lágrimas.

-Elliot es neurocirujano-comentó a su hermano, intentando acabar con el drama. El interpelado sonrió con congoja-Nos conocimos en estas... Circunstancias.

-¿Cómo?-preguntó Charlie, perplejo-Pensé que estabais juntos.

-Salgo con una paciente, de hecho-se defendió Elliot y le acarició el hombro a ella-Por tu bien.

-Y espero que la cuides bien, también-añadió su hermano.

Julieta soltó una carcajada. Nunca antes había tenido que ver a Charlie como un hermano protector con algún novio.

-Tranquilo, tu hermana sabe hacerlo muy bien-explicó Elliot, divertido. Julieta le dió un codazo en las costillas-Ay.

Charlie se quedó callado, engullendo toda esa información  y se metió un trozo de tarta en la boca.

-No parece que estés enferma-Soltó de repente, mirándolos a ambos con tristeza.

-Estoy bien. Me encuentro bien- respondió ella, tranquilizándole- Aunque no hablemos de eso ahora, ya tendremos tiempo. No empañemos lo que queda de navidad.

14 comentarios:

  1. Me encanta el capítulo!
    Cuando se abraza a su hermano y eso me parece tan tierno!
    Quiero saber a donde se van de viaje ya
    Un beso

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  2. Uhhh, cada capítulo que pasa me gusta más esta historia, la verdad es que Julieta me da muchísima pena y me alegro de que se sincerará con su hermano al ser el único familiar que le queda, exceptuando a Elliot, que ya podía ser el mi neurólogo en lugar del viejo soso que tengo seguro que iba más contenta a las consultas jaja.
    Como ya te dije en el otro comentario la historia me llega al corazón por un motivo personal y me hizo reflexionar y darme cuenta de cosas,y me hará escribir un capítulo "emotivo" en el que salgan cosas que sin esto sería incapaz de poner, muchas gracias, en serio :)
    Besos :D (menuda parrafada que acabo de escribir^^)

    http://lachicadelasonrisaverde789.blogspot.com.es/

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    1. Me encantan tus "Parrafadas" Me alegro mucho de haber conseguido eso, es muy emocionante leer esto.
      Muchas gracias a ti :)
      Un besito.

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  3. .......... POR FIN, cuanto sentimiento en este capitulo, al fin Julieta se lo dijo a Charlie. Jaja, me muero por saber que hará Elliot cuando se entere de la sorpresa que le tiene Julieta. Esta increíblemente perfecto el capitulo. no importa cuantas veces me relea la historia represe quiero mas.

    Besos!!!!!

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  4. Esos álbunes de fotos deberían estar muy bien escondidos.. ¬¬ pero bueno así es la vida XD Me alegro de que Julieta hablara con su hermano y que Elliot estuviera con ella ^^ Es la magia de la Navidad *.*

    Besos Jane

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    1. Sí, todos nos alegramos :) Sí, supongo que es magia.
      Un besito.

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  5. Buen capítulo! :) Me ha gustado que se reconcilien, ha sido bastante bonito el momento. Quiero el siguiente y saber como es eso que has cambiado sobre lo que me enseñaste...
    PD:Espero no retrasarme para leerlo -.-
    Besooos!

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  6. He empezado a leer hoy y me ha encantado (me he leído todos los capítulos en un solo día). Espero el siguiente capítulo i felicidades por esta maravillosa historia:)

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    1. Muchas gracias :,) Me alegro de ver comentarios así.
      Un besito

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  7. Siento haber comentado tan tarde, aun y todo sabes que este capítulo me ha encantado. Y esa tarta de chocolate... Aunque luego Julieta me despierte por mi amor hacia el chocolate al volverme a recordarme de que la pobre tiene cáncer.
    http://macherieladyartiste.blogspot.com.es/

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    1. Gracias Lucia, eres un cielo... No pasa nada por comentar tarde o temprano, lo que me gusta es que lo leáis y os guste.
      Un besito

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