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"Una novela debe mostrar el mundo tal como es. Como piensan los personajes, como suceden los hechos... Una novela debería de algún modo revelar el origen de nuestros actos" Jane Austen.

sábado, 27 de abril de 2013

Capítulo 18





Los días terminaban y los segundos se extinguían con tranquilidad entre las maravillas de ese viaje. Pero todo acaba y llegó el día de volver a Nueva York.

Durante el resto del viaje, la sombra que había sobre ellos se apartó. Aunque ni el uno ni el otro podían apartar a sus miedos y pensamientos, pudieron ignorarlos, como a un fantasma que no dejaba de estar ahí. Pero algunos eran más reales que otros… Algunos eran tan reales que se podían ver, oler, sentir e incluso oír.

Julieta sabía que había cosas que no podían estar en una habitación, pero estaban… Y que cada vez le resultaba más costoso hacer caso omiso de ellos, que le costaba disfrutar cada momento, porque algo la vigilaba continuamente.



Por la mañana, llegaron al apartamento de Julieta. De vuelta a la realidad.

-Has estado muy callada durante el vuelo-Dijo Elliot, dejando las maletas en la habitación. Llevaba unas horas observando a Julieta, sin atreverse a formular la frase.

-He estado durmiendo la mayor parte del tiempo-Contestó Julieta, quitándole importancia… Pero la realidad era que había estado dándole vueltas a abrir ese correo. 

Elliot puso los ojos en blanco, divertido y fue hasta la cocina para servirse una taza de café. Desde allí observó a Julieta sentarse sobre el sillón y abrir su portátil. Sabía, por su gesto, que algo la perturbaba, aunque prefería que fuera ella la que lo confesara por ella misma, no por verse presionada.

-Voy a comprar algo para comer, el frigorífico está desierto-Le informó, echándole un vistazo rápido antes de salir. Julieta evitó mirarle y asintió con rapidez.

La puerta se cerró y ella miró en su dirección, suspirando. Tenía trabajo, así que abrió uno de sus documentos y lo revisó antes de enviárselo a su secretaria.

Buscó en su agenda un número y llamó. 

-¡Julieta!-Exclamó sorprendida la voz de una mujer al otro lado de la linea. Julieta sonrió al oír a su secretaria y también amiga, Jane.

-Hola Jane. ¡Feliz año nuevo!

-Igualmente-Dijo Jane con entusiasmo- ¿Cómo ha ido el viaje? Tienes que contármelo todo.

-Ha sido estupendo… Lo hemos pasado genial-Explicó con un gesto feliz.

-Estoy muy intrigada. Te vas de vacaciones y no me presentas al misterioso Elliot-Comentó Jane-¿Cuándo nos vemos?

-De eso quería hablarte… Cuando me fui del bufete te dije que era mejor que no hicieses preguntas, pues bien, necesitaba descansar. Estos dos meses han sido estupendos, pero creo que tengo que volver… Me aburro en casa, así que, creo que te veré la semana que viene.

-¿De verdad? Uau. Estoy deseando que vuelvas… Me tenías muy preocupada.

-Podemos tomar un café esta tarde, te cuento todo y ya de paso, me informas sobre las novedades.

-No hay demasiadas novedades, lo de siempre. Es un bufete mediocre-Respondió ella, provocando la risa de Julieta.

-No me estás animando a que vaya… Nada de nada-Bromeó Jul.

-Perdona… Entonces, ¿Nos vemos esta tarde dónde siempre?

-Sí ¿A las cinco?

-Claro. A las cinco. Me ha encantado hablar contigo Julieta, te he echado de menos.

-Yo también-Admitió ella, con cierta tristeza.

-Nos vemos esta tarde -Se despidió Jane.

-Sí. Hasta luego-Contestó finalmente,colgando la llamada.

Continuó trabajando hasta que Elliot llegó a casa. Él dejó las cosas en la cocina y se sentó a su lado en el sofá. Le besó la mejilla y deslizó los labios hasta su cuello.

-He traído algo de ese restaurante italiano que tiene las paredes rojas. Tortellini de espinacas con salsa de cuatro quesos.

-Eso tiene buena pinta con solo oírlo de tu boca-Admitió Julieta, que dejó el portátil y acarició su pelo con suavidad.

Elliot rodeó su cuerpo y la besó. 

                -Gracias por cuidarme en el viaje. Por estar conmigo…-Dijo Julieta sobre su hombro.

                -¿Qué?-Elliot sonrió y le dio unas palmaditas en la espalda-Creo recordar que tú me regalaste un viaje por navidad.

                -Tú un anillo-Respondió Julieta, bromeando y se miró la mano. Cerró los ojos unos segundos y aspiró el olor de su camisa-Elliot, tengo que decirte algo.

Se separaron y él la miró extrañado, reparando en su tono.

                -¿Qué?

                -Me gustaría que cada uno de los días que hemos pasado, se repitieran otra vez… Incluso este instante, aunque solo sea un sofá y un abrazo-Comentó con una sonrisa, mirándole a los ojos.

                -¿Qué te pasa?-Preguntó Elliot, frunciendo el ceño. Cada vez le olía peor.

Julieta cogió aire y dejó la mente en blanco. Quería hacerlo rápido, soltarlo y que fuera lo menos doloroso posible.

                -Tengo los resultados de las pruebas desde antes de que nos fuéramos-Confesó. Elliot no cambió de expresión. Lo único que hizo, fue parpadear-No los he abierto… Quizá porque si te lo hubiera dicho, no hubiéramos tenido ese tiempo maravilloso para nosotros.

Él bajó la mirada y respiro hondo, cayendo en la cuenta de que, no se había acordado de los resultados en todo ese tiempo. Que ni siquiera le había importado durante esas semanas.

                -Los resultados...- Repitió Elliot, arrastrando las palabras-Dios... Esto... Esto es... Creo que has sido una irresponsable, Jul... Por no decir nada, pero sobretodo, esto es culpa mía-Murmuró, apartándose de su lado.

                -¿Qué…? ¿Por qué debería ser…?-Cuestionó Julieta, desconcertada. Negando varias veces en su dirección.

                -No pregunté… Lo olvidé por completo. He sido...

Se llevó las manos a la cabeza mientras resoplaba. Julieta negó varias veces. Había pensado en muchas reacciones por su parte, pero nunca una, había sido la culpabilidad.

                -¿Qué? ¿Qué importancia tiene eso? La culpa es mía… Por no contártelo. De nadie más.

                -Bien. Ha sido tanto culpa tuya, como mía ¿Contenta?-Bramó alterado-No entiendo como has podido estar dos semanas sin abrir los resultados, sin decírmelo-Su voz se elevaba con cada palabra. Se levantó del sofá y miró a Julieta con gesto acusador.

Julieta tragó saliva. Estaba comenzando a notar como se formaba un nudo de angustia en su garganta. Agachó la cabeza, mirando sus pantalones vaqueros, avergonzada.

                -¿Y bien?-Volvió a formular Elliot, intuyendo que había algo más.

                -Quizás no los abrí porque no me hacía falta verlos para que me dijesen que todo iba mal…-Comenzó a decir con un hilo de voz.

                -Creo que no te entiendo-Añadió Elliot y ella lo miró a los ojos.

                -Tengo alucinaciones-Soltó al fin, mordiéndose el labio.

Elliot la observaba callado, intentando tragar esa información. Se tapó la cara con las manos durante un segundo y después se sentó en uno de los sillones. Tenía el gesto crispado en rabia y desconcierto. Julieta lo miró con precaución, evitando volver a hablar de nuevo.

                -¿Alucinaciones? -Preguntó, dirigiendo sus ojos azules a Julieta. Ella asintió despacio-¿Desde cuándo?

                -Hace… Bastante. Antes de irnos-Silbó, con voz vacía.

                -Genial, Julieta ¡Genial! ¿Has tenido que esperar hasta hoy?-Elliot se levantó y se acercó al sofá con los labios apretados-¡¿Qué crees que haces?! ¡¿Crees que es un juego?!

                -Elliot… No.

Julieta se levantó y se acercó a él, intentado acercar sus manos hasta sus brazos, pero él las apartó con desgana

                -Por favor… Entiéndeme. Tenía miedo… ¡Tengo miedo!

                -¿Qué te entienda? Es que no puedo, ¡Es imposible entenderte! ¿Cómo entender que me has estado ocultando esto?Soy médico-Dijo en voz muy alta-Tienes miedo… ¿Pero te has parado a pensar en mí?

                -Lo siento… Perdóname-Julieta comenzó a llorar sin remedio, asustada por lo que le estaba haciendo.

Mientras, él no apartaba la vista de ella, tapándose la boca, intentando calmar las ganas de seguir gritando. 

                -Mira, ahora mismo no puedo estar aquí-Confesó Elliot y le dio la espalda, caminado hacia la entrada.

                -¡Elliot! Por favor... Elliot-Lo llamó, pero él no contestó y se fue, sin más que decir, sin volver la vista atrás.

Julieta se quedó allí de pie, demasiado conmocionada como para seguirle. Estuvo así unos minutos, hasta que volvió a escuchar ladridos. Ese sonido que tanto llegaba a odiar. Se volvió y vio al labrador, mirándola fijamente con sus ojos negros, cada vez más furioso.

                -¡Cállate!-Gritó con furia y se tapó los oídos, amortiguando el sonido. Él perro se calló de 
repente, pero siguió allí observándola-Sal… Sal de aquí-Sollozó. De repente, agarró una copa de cristal que estaba sobre la mesa y la lanzó con fuerza al lugar dónde estaba el animal… Aunque, ya había no había nada, tan solo los restos de cristal esparcidos por el suelo. 

Estaba furiosa con ella misma, todo era muy confuso y Elliot se había ido. Y puede que para siempre.

Se metió en la ducha y permaneció unas horas en el agua, hasta que se quedó completamente helada. Después se vistió con desgana. Cogió un jersey de lana negro y unos vaqueros. El cambio de temperatura de Piana a Nueva York le hizo sentir un extraño vacío. 

Fue hasta la cocina y sacó la bolsa de comida que había traído Elliot. Se sirvió los tortellini y se los comió en silencio, mientras echaba un vistazo al New York Times del día anterior al viaje.

No pudo parar de llorar en toda la tarde. No sabía cómo iba a arreglar aquello, ni si quizá podía hacerlo. Pero se obligó a calmarse, había quedado con Jane y pensó que eso le ayudaría… Una charla con una amiga.

Caminó hasta el café al que solía ir con ella, al lado del parque. Llovía y la temperatura era baja, aunque prefirió ir andando y despejar su mente con ayuda del viento congelado.

Jane la esperaba en una de las mesas que había en el interior del café. Llamó su atención haciendo enérgicos movimientos con su mano, con una enorme sonrisa sobre los labios. Su amiga tenía unos años más que ella y era unos centímetros más bajita. Tenía el pelo rubio, corto y los ojos azules y grandes. Aún conservaba su rostro infantil, a pesar de que casi alcanzaba los treinta.

Ambas se fundieron en un abrazo. Llevaban mucho tiempo sin verse, sin disfrutar de la compañía la una de la otra. Julieta necesitó un poco de espacio en el pasado y ella lo entendió sin poner pegas.

-Bueno, cuéntame… Me disté unas pocas pistas por correo. Sé que te ibas a Piana, que estás con Elliot, aunque no sé quién es él ¿Cómo quieres que me contente sólo con un mísero texto?

Julieta sintió una pequeña punzada dolorosa al oír su nombre. Suspiró y su mirada se entristeció.

                -Eh…-Jane le cogió la mano y la acarició-¿Qué pasa?

                -Tengo demasiadas cosas que contarte. Ninguna de ellas parece ser divertida-Murmuró y le sonrió con congoja-Acabamos de tener una especie de discusión.

                -Lo siento, Jul… Pero, ya verás que no es nada-Intentó tranquilizarla.

                -He mentido a todo el mundo… Ya no puedo más, Jane-Susurró, con gesto cansado.

                -Me estás asustando-Reconoció Jane, con una sonrisa nerviosa.

                -Pensé que las mentiras podían hacer que no viera la realidad. Si nadie lo sabía, no sería real ¿No? Si me lo guardaba dentro, podría desaparecer-Comentó mientras removía su café descafeinado-Pero supongo que no funciona así.

                -No te entiendo.

                -Te dije que estaba cansada… Te mentí-Se río con ironía, bebiendo un sorbo-He ido demasiado lejos.

                -Julieta…

                -Y aquí sigo, incapaz de decirlo ¿Cómo le dirías a tu amiga que…?-Se quedó callada, incapaz de terminar la frase- Digamos que estoy enferma.

                -¿Enferma?-Jane tenía los ojos muy abiertos y comenzaban a brillarle.

Julieta asintió y miro hacia la ventana, intentando darle un momento a Jane para digerirlo. Miró a un hombre que paseaba con un paraguas negro, delante de la ventana de la cafetería. Cuando se perdió de vista, algo llamó su atención en la calle. Era Elliot, que salía de un coche rojo, realmente llamativo. Su corazón dio un vuelco y se levantó de la silla con respiración alterada. Tenía que pedirle perdón, correr a sus brazos… Pero  entonces, se dio cuenta de que algo no encajaba.

                -Perdona. Ahora vuelvo-Se disculpó con Jane, en un murmullo casi inaudible.

Salió de la cafetería y vio a Elliot alejarse por la calle. El misterioso vehículo, un ferrari deportivo, aparcó enfrente de ella Observó como la puerta del conductor se abría y salía una mujer… Una mujer a la que reconoció muy bien. Era Jess, con sus enormes tacones de aguja, su vestido ceñido y su pelo anaranjado, justo en la acera de enfrente. Julieta se quedó petrificada y se agarró a una farola para no perder el equilibrio.

Jess la miró… Pero no pareció sorprendida, sino más bien encantada. Sonrió, le guiño un ojo y siguió caminando en la dirección opuesta a Elliot.

Julieta dudó en seguirla... aunque sus pies no avanzaron. Pensaba decirle que les dejara en paz, que Elliot estaba con ella ahora, pero no estaba segura de ello... ¿Qué hacía él allí? Con ella. Cogió aire y se dio cuenta de que estaba empapada y que llovía con mucha fuerza...

                -Julieta… ¿Estás bien?-Preguntó Jane a sus espaldas, agarrándole el brazo.

                -No. No lo estoy.

6 comentarios:

  1. Buffffff no se muy bien que escribir así que de aquí puede salir cualquier cosa jaja
    Yo no se como lo haces pero con cada capítulo que escribes la historia me gusta más, incluso cuando pienso que es imposible consigue sorprenderme.
    Aunque es este capítulo se pelearan y ya no haya tanta felicidad como en los anteriores, era algo que se veía venir (por desgracia)la verdad es que en este capítulo eché de menos una cosa... La Canela jajajajjaja pero por lo que veo fue sustituida por El Perro que ladra.
    Y lo que más me hizo quedarme con cara de :O que me estas contando fue que volviera a aparecer la guarra esa de Jess que pensaba yo que no iba a volver a aparecer nunca más, esperemos que Elliot no haga ninguna tontería... o dejará de gustarme ¬¬
    La amiga de Julieta va a quedar flipando si ella decide contarle toda la historia...
    Bueno como ya dije al principio de todo esto, el capítulo fue absolutamente asdfghjklñxbdhfbiuwuer y creo que no puedo decir nada más a parte de que como ya sabes me encanta tu perfecta historia^^
    Besos ;)

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  2. Buuuf me has dejado flipando jajajajaja no puedes hacerme esto...no puedes dejar los capítulos es estas situaciones es para matarte o_O Lo que no me encaja mucho es que aparezaca una amiga así de la nada XD pero bueno por lo demás me has dejado bastante loquita que digamos. Tengo muchas ganas del siguiente, sube rápido ~~

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  3. Que sea una alucinación, que sea una alucinación, que sea una alucinación... T_T De vuelta a Nueva York, de vuelta a los problemas. Se veía venir la pelea, pero no que Elliot se fuera con esa (pon el adjetivo que prefieras) Jess. Al menos hemos descubierto a la encantadora Jane que segura ayuda a su amiga ^^ Me gustó mucho el capi Jane :)
    Besos

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  4. Ala! El diseño es realmente precioso, me encanta!! lA última escena es increíble, la verdad! Me ha impactado!

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  5. Penélope Ladrillo28 de abril de 2013, 15:36

    Querida Jane, si por casualidad Julieta si por casualidad Julieta hubiera golpeado al pobre animal no respondo de mis actos jajajajajjajajaaj
    Maldita Jess...q bitch!!
    besis
    P.L

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  6. Pues me ha encantado, te pondría un pedazo comentario pero estoy estudiando y quiero leer el otro antes de seguir. Si suspendo será tu culpa :)

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