Datos personales

Mi foto
"Una novela debe mostrar el mundo tal como es. Como piensan los personajes, como suceden los hechos... Una novela debería de algún modo revelar el origen de nuestros actos" Jane Austen.

sábado, 11 de mayo de 2013

Capítulo 21







-Elliot…-dijo entonces una voz ronca procedente de la cama. Él tragó saliva, imaginando que lo hubiera oído todo, incluso su última frase. 

Se levantó de un brinco y se acercó temeroso a ella. Julieta tenía los ojos entreabiertos, medio grogui, intentando salir de la somnolencia que le provocaban los calmantes que se esforzaban en hacerla dormir.

-Estoy aquí… ¿Cómo estás?-preguntó él con dulzura. Julieta abrió un poco más los ojos y se removió en el colchón. Miró a su alrededor, confundida, hasta que cayó en la cuenta de lo que había pasado, dónde estaba. Fue como un cañonazo que la despertó bruscamente, haciéndole volver a la realidad de un plumazo. 

Se sobresaltó y empezó a respirar entrecortadamente, angustiada por el de miedo y la ignorancia con el que una persona despierta en un hospital. Al principio no recordó el motivo que la había llevado allí, después palpó los cables de su muñeca y supuso que no era bueno. Se incorporó de repente, pero Elliot la frenó poniendo las manos sobre sus hombros.


-Tranquila. Estás bien… estoy aquí-murmuró y la acercó a su pecho, acunándola con suavidad entre sus brazos, hasta que dejo de notar el temblor de su cuerpo.

-¿Qué me pasa?-formuló, entre débiles sollozos y agarró la camisa de Elliot, aferrándola con fuerza entre su puño.

La señora Evans observaba la escena desde el sofá. Elliot dirigió sus ojos a ella, cargados de angustia, suplicando apoyo. Su madre se levantó de inmediato y se acercó a ellos. Sabía que su hijo era incapaz de afrontar el problema, al menos por ahora, que aún estaba en estado de Shock.

-Julieta, cariño...-susurró Helen y le acarició el brazo. Ella la miró y rompió a llorar.

Verla provocó una reacción extraña en ella. Necesitaba una figura maternal, algo que se asemejara a su padre, una persona que aportara sobreprotección, experiencia... Porque allí, se sintió como una niña asustada que echaba de menos a James.

-Helen-tragó saliva y se limpió las lágrimas con los dedos, avergonzada-Lo siento.

-No tienes que sentir nada. Estamos aquí contigo-contestó la madre de Elliot, con una sonrisa. Se acercó y besó la mejilla de Julieta.

Elliot no podía hablar más. Estaba desecho y era incapaz de reaccionar a ningún estímulo. Se limitó a abrazarla y acariciar su espalda, hasta que se tranquilizó del todo. Luego la ayudó a volver a tumbarse y la arropó con cuidado.

-¿Recuerdas algo?-acertó a decir, sin mirarla, alisando la sábana despacio, a los pies de la cama.

-No lo sé… sé qué paso… Antes-explicó ella pausadamente, con las mejillas sonrosadas. No estaba enfadada por lo que había pasado con Jess, pero sí angustiada por lo que le había sucedido delante de Elliot. Le echó un vistazo rápido, preocupada por el efecto que podía tener sobre él todo aquel turbio asunto.

Parecía más enfermo que ella. Tenía unas enormes ojeras muy pronunciadas, los ojos enrojecidos y crispados… Y la ropa cubierta de sangre.

-No tienes buena cara- le dijo y le acaricio la mano, sintiéndose fatal-Deberías echarte un rato… He debido de darte un buen susto.

Elliot la escuchaba mientras miraba por la ventana, con la mirada perdida en la transitada calle. Al escuchar esas palabras soltó una carcajada nerviosa. Helen y ella se quedaron paralizadas, sin saber muy bien cómo reaccionar ante ese repentino gesto de locura. Él mismo se dio cuenta y las miró, obligándose a cambiar de gesto.

-Estoy bien-sentenció, levantando la comisura de los labios. Respiró hondo y se sentó al lado de Julieta-Mamá, necesito que nos dejes solos. Será un momento…

-Voy a tomar un café, ¿Quieres uno?-preguntó Helen y ante su negativa, salió de la habitación.

No sabía cómo empezar, ni que palabras utilizar para decirle tantas cosas. Estaba demasiado perdido. Julieta en cambio, estaba extrañamente relajada, aunque quizá era solo el efecto de los medicamentos. 

-Nena, tienes otra tumor en el cerebro…No es tan malo, te van a operar, pronto, y te lo quitarán-le explicó, escudriñando su gesto, que no parecía sentir conmoción alguna.

-No es demasiada novedad-respondió, con una triste sonrisa sobre los labios.

-¿Por qué…? No me dijiste nada... No entiendo por qué.

-En realidad es bastante simple-añadió Julieta, cuyo tono de voz era cada vez más apagado.

-No te entiendo…-Elliot se cruzó de brazos y la miró con el entrecejo arrugado.

-No quise verlo… Intenté no hacer caso a nada de lo que mi mente…-cerró los ojos y suspiró-Mejor dicho, mi tumor…A lo que mi tumor fabricaba. Vi un perro que teníamos en el orfanato. Lo veía a todas horas… Pero me callé, lo ignoré. Llevo semanas oliendo a canela… Tengo nauseas. Ahora odio con todas mis fuerzas la canela- Elliot sintió una punzada en el pecho cuando oyó la palabra nausea. Sabía que no eran solo por el olor a canela-Pero lo de Jane…

-¿Qué…? ¿Qué Jane? ¿No se llamaba así tu secretaria?- preguntó confundido y Julieta se limitó a asentir.

-Lleva muerta unas dos semanas… Lo peor es que antes de irnos a Piana lo leí en el periódico… Y aun así, mi mente…. Lo… borró-intentaba hablar, mientras las lágrimas fluían por sus ojos y se deslizaban por sus mejillas-Hable con ella mientras estuve en Piana… Quedé con ella ayer y tomamos café… Ahora mismo está sentada en el sofá, dónde estaba tu madre.

Elliot giró la cabeza en dirección al mullido mueble de color crema. vacío, a sus ojos. Ahora se sentía peor por ella, porque había perdido a su amiga, porque él sólo le había causado más dolor aquella noche...

-Lo siento, Julieta-se recostó a su lado y ella se acomodó, poniendo la cabeza sobre su antebrazo-Perdóname.

-No tuve que enfadarme por Jess… Fue, demasiado. Ella es una mala persona y sé que tú no la quieres-susurró y le besó la mejilla.

-Julieta…

-No digas nada más. Estoy muy cansada… y dolorida, quiero dormir-dijo en voz baja. Elliot hizo el amago de levantarse pero ella lo frenó-Contigo. Sólo hasta que me quede dormida… Por favor.

-Me quedaré aquí toda la noche.

-Gracias. Y por favor, prométeme que vas a dormir también.

-Lo prometo-aseguró a Julieta y comenzó a acariciar su pelo, formando pequeños círculos invisibles hasta que ambos se quedaron dormidos.



-Elliot… Elliot-susurró Julieta junto a su oído para despertarlo.

Llevaba un rato despierta, observándole dormir. Ya había amanecido y la luz iluminaba la habitación, alegrando un poco ese deprimente y tétrico espacio.

-¡¿Qué?!-exclamó Elliot, incorporándose con rapidez.

-Lo siento… ¿Te he asustado?-se disculpó ella avergonzada. Él la miró y negó con la cabeza, sonriente. Se acercó y la beso con rapidez sobre los labios, aparentando normalidad.

-¿Cómo te encuentras?-le preguntó, levantándose.

-Hambrienta, quiero un buen filete con patatas y queso fundido-Julieta se río con ganas y Elliot con ella, hasta que recordó una palabra que le obligó a cambiar de expresión, transformándola en una mueca de asco.

<<Bebé>>

-No me refiero a eso… ¿Te duele la cabeza?-respondió con frialdad y se levantó para examinarla. Julieta lo observó extrañada.

-Un poco… ¿Qué pasa? Estás… ¿Enfadado?-habló, con desconcierto y agarró su brazo.

Él vaciló antes de contestar y se dio la vuelta para quitarse la sudadera y ponerla sobre el sofá, apartándose de su contacto.

-Mira… Tengo que decirte algo-dijo con seriedad y la miró.

Julieta se quedó helada cuando vio su mirada. Su gesto, el tono de sus palabras y su comportamiento no hacían presagiar nada bueno. Contuvo la respiración y descargó todo el aire con lentitud.

-¿El qué?-formuló con un hilo de voz.

-No quiero que te pongas nerviosa… No necesitamos otro ataque-empezó a decir Elliot con precaución. Julieta notaba el temor de su frase y su desesperación que aumentaba a cada segundo- Quiero que me escuches.

-¡Es lo que hago!-exclamó ella, crispando su paciencia-Dilo.

-Te he dicho que no quería que te pusieras nerviosa-repitió con la mandíbula en tensión.

Julieta dejó de mirarle y se llevó las manos a la cabeza. Flexionó sus rodillas y las acercó a su pecho, sintiendo un calambre en la espalda.

-Bueno… es difícil… Y...

En ese instante, llamaron a la puerta, que se abrió al segundo. Alice, la hermana de Elliot, entró despacio, con una media sonrisa y lágrimas en los ojos. Los miró a ambos, sin saber que decir y corrió a abrazar a Julieta, que parecía confundida.

-¡Alice! ¡Qué sorpresa! –se alegró ella, fingiendo entusiasmo, mientras le devolvía el abrazo.

-Lo… Lo siento-titubeó Alice y se separó de ella.

Julieta se percató de que la examinaba como si esperase algo de ella. Elliot reaccionó justo a tiempo. Su hermana sabía que pasaba e iba a decírselo antes que él.

-Alice-la llamó Elliot desde su espalda. Ella se dio la vuelta, para ver como su hermano negaba con la cabeza-No-susurró.

La hermana de Elliot volvió a mirarla, hasta que comprendió la situación. Para entonces, Julieta ya estaba muy enfadada.

-¿Qué…?-soltó una risotada y retiró las sabanas de su cuerpo-Me ocultáis algo… Y no tengo ni idea de por qué no me lo decís-se sentó sobre el filo del colchón despacio, mirándolos con odio.

-Vuelve a la cama. Por favor-suplicó Elliot, que se acercó para ayudarla, pero ella levantó la mano para que no la tocara.

-¡Elliot! ¿Qué está pasando?-grito con desesperación-¿Voy a morirme?

Notaba la irá que salía de ella y fluía a través de su torrente sanguíneo. No le importaba su entumecimiento, ni la debilidad de sus extremidades. Se puso en pie y cerró los ojos un segundo para intentar preservar la calma.

De repente, pasó algo que ni ella misma hubiera esperado al abrir los ojos. Elliot Evans destrozado, llorando en silencio y cabizbajo. Era una persona completamente abatida a la que ella se dirigía, y no al hombre que creía su pilar… Su apoyo fundamental.

Julieta se arrepintió al instante de sentir ese odio hacia él. Cambió de expresión y bajó la guardia para acercarse con sigilo. 

-No puedo…-susurró él, mirando directamente los ojos verdes de Julieta y se dio la vuelta para salir de allí a toda velocidad, seguido de cerca por Alice.

Julieta se quedó con la conmoción que le impedía articular movimiento. No sabía que acababa de pasar y los hechos se amontonaban en su cabeza produciéndole un dolor punzante.

Respiró con fuerza, alterada. Tenía que ir tras de él. Dio un paso hacia la puerta, pero algo la frenó, un pitido constante procedente del aparato de al lado de su cama. Un cable se había desprendido de su pecho, lo que hacía que en la pantalla apareciese una línea continua. Se asustó e intentó pararlo… la cabeza iba a explotarle y además,  no tenía ni idea de lo que hacía.

Se miró las manos, temblorosas y sus ojos empezaron a emborronarse. Sus piernas pesaban demasiado, como sus brazos…

-Julieta. Siéntate. Vas a caerte-la avisó la voz de Jane, desde algún punto de la habitación.

Empezó a hiperventilar, incapaz de hacerle caso.

-A… Ayuda-silbó con voz rota y calló de rodillas al suelo de color blanquecino.

Oyó la puerta en la lejanía y el contacto de alguien a su lado que la ayudaba a levantarse.

-Necesito… Necesito ir al baño-acertó a pronunciar, con una voz que no reconocía como la suya. Estaba distorsionada y las palabras se arrastraban por su garganta con dificultad.

Los mismos brazos que la agarraban la conducieron hasta el baño y le recogieron el pelo. Acto seguido noto el agua helada sobre su rostro, lo que la espabiló un poco. Abrió los ojos y parpadeó varias veces, hasta que su mirada se volvió nítida.

Observó su cara en el espejo… Demacrada y de un feo color grisáceo. Detrás de ella, había una enfermera que le sonreía y le masajeaba la parte lumbar. Su rostro le era familiar, hasta que calló en la cuenta de que la había visto unas horas antes, cuando Elliot la trajo al hospital.

-¿Se encuentra mejor, Señorita Pope?-dijo, agarrándola de los hombros para ayudarla a dar la vuelta. Ella asintió como pudo, derrotada por la debilidad de su cuerpo maltratado-Volvamos a la cama. Soy Shirley y soy su enfermera…

-Gracias-gimió y se apoyó en ella para atravesar la estancia. Incapaz de decir nada más.
Julieta se metió de nuevo en el mullido colchón, temblorosa. La cabeza iba a explotarle, sus dedos fueron hasta el foco del dolor, en el que había un apósito. 

-Eso es… Recuéstese ¿Tiene frío?-le preguntó con simpatía la enfermera. Ella asintió de nuevo. La enfermera Shirley la tapó con las sábanas y sacó algo de su bata que acercó a su frente hasta que emitió un sonido.

-Me duele… La cabeza. Mucho-se quejó, con el ceño fruncido.

-Debido a su estado no puedo suministrarle más fármacos… Lo siento. Tiene que relajarse.

-¿Qué? ¿Por qué?-contestó confundida y cerró los ojos. Estaba demasiado exhausta, no podía controlarlo. La oscuridad se volvió más serena, en un sueño profundo, lejos del dolor o de preocupaciones.


Algo la despertó, un murmullo de voces a su lado. No se movió ni abrió los ojos. No era dueña de su fuerza, pero eso no era lo importante. No había dolor y sólo esa certeza le era suficiente para querer seguir en ese estado de embriaguez.

-Su tensión estaba muy alta… Puede sufrir un infarto si no lo controlamos-Julieta escuchó a una voz que no conocía, la del Doctor Peter Jacobs.

-No había nadie con ella… Salí un segundo-era la voz rota de Elliot, muy angustiada. Julieta quiso abrir los ojos y disculparse, pero sólo consiguió un leve movimiento de sus pesados párpados.

-Eso no resuelve nada Elliot. No te tortures-respondió la dulce voz de Helen-¿Y él bebé?

Ella hizo un esfuerzo descomunal por mantenerse concentrada en la conversación… Aunque no alcanzaba a entender la pregunta de la madre de Elliot.

-Se cayó de rodillas… Hay que vigilarlo y procurar que esté tranquila. Voy a intentar adelantar la operación a mañana. No quiero que sufra más- el silencio inundó la habitación, aumentando la incertidumbre de Julieta, que no dejaba de preguntarse porqué hablaban de un bebé.

-¿Es un riesgo para el bebé?-cuestionaron de nuevo, ésta vez era Alice la que hablaba.

-¡¿Qué importa?! Buscamos lo mejor para Julieta- bramó Elliot. Ella notó su contacto sobre su mano-El… El feto es secundario.

<< ¿Feto?-Repitió la consciencia despierta de Julieta>>

-Hijo… No sabemos qué va a pasar. Ella no sabe que está embarazada.

-Podemos esperar a decírselo… Después de operarla-añadió Elliot, lo que la confundió aún más.
<< ¿Embarazada? >>

Estaba escuchándolo todo, aunque una parte de ella sabía que era imposible, un producto de los analgésicos. Estaba embarazaba y por alguna razón, Elliot no quería decírselo. Era incapaz de seguir dándole vueltas a lo que decían. Cada vez los oía con menor claridad. Hasta que dejó de sentir nada y la tranquilidad total la abrazó, volviendo a la nada, al sinsentido.



11 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  2. Buen capítulo! Eso sí me estás poniendo nerviosaaaa que la operen ya y hagan todo lo que tengan que hacer de una vez! Y lo del bebé...puuf a saber XD Bueno espero el siguiente :P

    ResponderEliminar
  3. Penélope Ladrillo11 de mayo de 2013, 17:36

    Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  4. Dios Jane!
    A mi si que me va a dar un infarto como los capítulos sigan así. Me ha encantado, pero me tienes angustiada. No puedo esperar a leer el siguiente capitulo
    Un beso enorme

    ResponderEliminar
  5. Un capítulo lindo pero muy triste, triste, triste y qué pasará con el bebé?
    qué pasará con julieta?
    espero el próximo capítulo con ansias
    saludos

    ResponderEliminar
  6. Coincido con el resto de capítulos, es muy angustiante lo que está pasando en el hospital, pero también es lo que hace que esté tan enganchada a la historia. Ahora la preocupación es doble por el bebé. No puedo decir que apruebe lo que piensa hacer Elliot pero puff no sé qué haría yo :S Sigue así Jane ;) Lo haces genial ^^
    Muchos besos

    ResponderEliminar
  7. Buffff esta situación tan llena de tensión... es todo muy triste, pero aunque sea así la historia me sigue encantando y como demomento no hay ninguna muerte no tengo ninguna queja aunque sinceramente, creo que si matas a alguien tampoco la tendría^^
    Lo que pasa es que es muy triste porque ahora con todo lo del bebé pues... yo creo que Julieta se tiene que enterar bien antes de que la operen, lo que hagan después ya es otra historia, pero eso todavía no lo se jaja
    Bueno me voy con mi fiebre a otra parte besos ;)

    ResponderEliminar
  8. Hola Jane, me gustaría que me afiliases a tu blog y yo te afiliase el tuyo. La dirección de mi blog es: http://58juegosdelhambre.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
  9. A ver Jane, que no tengo dinero para el hospital... tendré que dejar de leer tu historia, porqué me dan infartos cada diez segundos... que no le pase nada al bebé o a JULIETA porqué TÚ cargaras las consecuencias (***risa malvada***).
    He subido el capítulo 21 en DV: http://diamantedelaveta.blogspot.com.es/2013/05/capitulo-21-paraiso-odair.html

    y te he nominado a unos premios :33 http://diamantedelaveta.blogspot.com.es/2013/05/premio-al-blog-mas-original-3.html

    ResponderEliminar
  10. Holaaa, pasate por mi blog, te he nominado a unos premios!!

    http://restart-my-life-again.blogspot.com/2013/05/premio-blog-original.html

    ResponderEliminar
  11. Bueno, yo ya se como reaccionará Julieta, aún así lo leeré en cuanto lo publiques ! Sigue así :)

    ResponderEliminar

.

.