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"Una novela debe mostrar el mundo tal como es. Como piensan los personajes, como suceden los hechos... Una novela debería de algún modo revelar el origen de nuestros actos" Jane Austen.

jueves, 8 de agosto de 2013

Capítulo 35





Julieta caminó por las lindes del parqué saboreando los rayos del sol que adornaban la tarde de aquél día de abril. Casi no hacía frio y la ciudad derrochaba vida en cada esquina por la nueva estación. La gente salía a pasear sin tantas capas de abrigo y se sentaban en los bancos a leer el periódico, disfrutando de la suave tempera.

Sólo habían pasado dos días desde que había cenado con Emma y ahora se dirigía al centro de belleza dónde su madre y ella quedaron para darse un respiro. Así que, después de la pelea con Elliot para que dejara que se fuera sola, asegurándole por activa y por pasiva que no iba a pasar nada malo… Y a pesar de que la última frase de su novio fue <<Haz lo que quieras. >> No con muy buen humor, Julieta lo dejó en el apartamento, despotricando por lo bajo.


Suspiró al recordar el cabreo monumental de Elliot mientras esperaban en el recibidor para que le cobraran la sesión. Emma le dio unas palmaditas en la mano. Estaba sentada justo a su lado y sabía perfectamente por lo que venía la preocupación de su hija.

                -Vamos, Julieta… Seguro que cuando llegues y te vea así de preciosa se le pasa-Intentó convencerla.

                -No estoy tan segura… Según él soy una especie de homicida-Dijo y bufó con cansancio- En realidad, lo entiendo. A ver… Soy una bomba andante. Y sí estoy con Elliot y algo va mal… Digamos que él puede ¿Desactivarme?

Julieta frunció el ceño y se encogió de hombros. Miró a Emma y ambas se echaron a reír.

                -Es un buen chico…

                -Es… es… mi esencia. Puede que hayamos tenido muchos problemas, que todo haya sido muy precipitado en nuestra historia, pero… No sé, son cosas insignificantes cuando me doy cuenta de su fuerza. Elliot es testarudo, sobreprotector y la mayoría de las veces sé que somos tan diferentes que es una locura. Una enorme locura. Es decir, tengo veinticinco años… Bueno, la semana que viene tendré veintiséis y hace solo unos meses que era una inconsciente que a lo que único que aspiraba era a ganar unos cuantos juicios y a disfrutar el tiempo que me quedaba. Pero mírame, es extraño como he cambiado… A veces me despierto y pienso que lo tengo todo, Emma… Y siento vértigo al poder perderlo en cualquier momento.

                -Pero cariño… Eso es normal. Yo lo tengo a todas horas. Creo que es algo que va ligado a la maternidad o al amor. Yo lo primero que hago al levantarme cada mañana es ir a ver a mis hijas. Sé que están ahí, pero tengo la necesidad rutinaria de cerciorarme. Tú estás bien y Elliot también. Habéis superado una dura separación, la enfermedad y ahora os queda mucho por avanzar. Hazme caso, aprenderás a controlar el vértigo.

Notó como los ojos le escocían y bajó la mirada a la vez que sonreía, derramando un par de lágrimas que interceptó con las yemas de los dedos.

                -No llores ¡Acaban de pintarte y cortarte el pelo!-Bromeó Emma -Entonces… ¿Te ves con fuerzas para ir de compras para el bebé?-Preguntó.

                -Sí ¡Por supuesto!-Sonrió para sí y acarició su vientre-El pobre no tiene nada que ponerse… Soy un desastre de madre y aún no ha nacido.

Lo que quedaba de tarde pasó entre pequeña ropa de colores pastel, elegantes boutiques para bebés y pre-mamás… Al anochecer, el maletero del coche de Emma estaba hasta arriba de decenas de bolsas.

*

                -Nos vemos mañana, entonces-Se despidió Emma al dejar a Julieta en casa- Las niñas estarán tan emocionadas por conocerte.

                -¡Claro! Nos vemos mañana… Ya estoy nerviosa.

Jerry la ayudó a subir todas las cosas arriba. Al llegar, el ático estaba en absoluto silencio.

                -Gracias Jerry.

                -De nada, señorita Pope. Buenas noches.

Fue al despacho, pero Elliot no estaba. Le pareció extraño que no estuviera en casa, ya que trabajaba hasta las ocho y eran ya las diez.

                -¿Hola? ¿Mathilde? ¿Estás…?

Llamó a la puerta de su habitación pero no hubo respuesta. Debía haber habido una emergencia en el hospital y por eso ninguno se encontraba allí, aunque le pareció extraño que no la hubieran avisado. Cogió su iPhone y llamó a Elliot. Saltó el buzón de voz.

                -Elliot, soy yo. Acabo de llegar a casa. Tranquilo, estoy bien, pero no sé dónde estás… Eh… Llámame si escuchas esto. Te quiero.

Cogió las bolsas y subió al dormitorio. Estaba emocionada por ver todos esos trajecitos diminutos colgados en su armario, como si le pareciese más real aún después de aquél día. Se puso cómoda, hizo palomitas y se tumbó en el sofá para buscar en internet muebles para el dormitorio del bebé. Aún no había hablado nada de eso con Elliot, pero estaba segura de que le iba a encantar la idea de comenzar cuanto antes.

A las once y media, se oyó la puerta. Era Mathilde, y parecía cansada.

                -¡Hola!-Exclamó Julieta al verla, un poco desanimada.

                -Hola, Juliet-La saludó y se sentó a su lado suspirando-Estoy agotada… Mmmm Palomitas.

Cogió un puñado y se las metió en la boca.

                -¿Y Elliot? ¿Sigue aún en el hospital?

Mathilde se irguió en su asiento y negó sorprendida.

                -¿No ha llegado? Pero si se fue a las siete…-Dijo.

                -Es… Es raro-Reconoció Julieta.

Le preocupó demasiado esa afirmación y volvió a llamarlo. De nuevo, saltó el buzón.

                -Cariño… ¿Dónde estás? Por favor, llámame. Estoy empezando a preocuparme, es tarde.

Sus palabras le estremecieron, ya que se parecían mucho a la noche en el hospital en que Elliot se fugó y no apareció hasta tres meses más tarde.

Eran idénticas.

Se levantó y caminó nerviosa por la habitación.

                -Cálmate, seguro que ha ido a hacer algo importante y se ha quedado sin batería… Ya sabes que Elliot es muy despistado para su teléfono-Intentó calmarla.

                -Ya… Sí, seguro que es eso ¿Quieres cenar?-Le preguntó a Mathilde-Puedo hacer... ¿Huevos? Tengo un queso parmesano que le da un toque delicioso.

Ambas sabían que era una treta para mantenerse ocupada y no pensar negativamente sobre el paradero de Elliot, así que Mathilde aceptó de buen grado el ofrecimiento. Apenas consiguieron cenar, mirando el reloj en el que los minutos no dejaban de pasar, agónicos… Hasta la media noche. Julieta lo llamó más veces, sin éxito.

Empezaba a desesperarse.

                -¿Crees que le ha pasado algo?-Le preguntó a Mathilde, observando expectante la pantalla de su móvil.

                -Lo que creo, es que no nos beneficia pensar que sí. No vale de nada-Murmuró y le acarició el hombro, dedicándole una sonrisa-¿Quieres un poco de helado con nueces?

                -Sí… Si algo puede tranquilizarme es el helado con nueces.


Después de una tarrina entera de helado con nueces, las dos se quedaron dormidas en el sofá. Su relación hasta la fecha se había convertido en una amistad que beneficiaba a ambas. Como en ese instante de incertidumbre en el que pudieron dejar la tensión de lado, al menos durante algunos minutos. Mathilde era tan alegre y entusiasta, que era imposible estar mucho tiempo con mala cara si ella estaba al lado.

*

Julieta se despertó de un sobresalto. Eran las dos de la mañana.

Elliot no había vuelto.

Despertó a Mathilde. Para nada era normal que Elliot no diera señales de vida a esas horas. Comenzó a perder los pocos nervios que le quedaban, imaginándose lo peor.

                -¡Son las dos de la mañana! ¡Por dios, Mathilde! ¿Dónde está? Es un idiota… Es un puto idiota…-Despotricó dando vueltas por el hall.

                -Vale… Voy a buscarle al hospital. Quizá volviera… y no tenía batería. Te llamaré en cuanto sepa algo. Pero por favor… Quédate en casa-Dijo ella.

Asintió y se sentó de nuevo, frotándose las sienes.

Estaba decidida a matar a Elliot cuando lo viera, si lo veía… Porque lo cierto era, que los últimos acontecimientos no hacían nada más que arraigar la idea de que se había cansado definitivamente de ella.

Se quedó sola y encendió la televisión. Puso las noticias por si descubría algo por ahí, aunque si lo hacía… Seguro que era terrible. Pero tampoco hubo una respuesta, mientras pensaba en el cuerpo de Elliot tirado en la cuneta de una carretera o irreconocible por haberle atropellado un camión. Cogió el iPhone y volvió a llamar.

                -Elliot… Por favor… Dime que estás bien… Son las dos de la mañana. Lo siento, lo siento mucho… Vuelve, por favor. No quería ponerme así de borde, perdóname… Eh…-Tragó saliva y se limpió las lágrimas-Te… espero en casa. Te quiero.

Pulsó el botón rojo y se echó a llorar… Devorada por el miedo de ignorar que pasaba, incapaz de plantearse que todo fuera un malentendido.

De pronto, notó una presión en su abdomen.

Seguido de una extraña sensación y algo húmedo que bajaba por sus piernas.

Ahogó un grito y comenzó a jadear, pero no por el dolor… Si no por la confusión. Su corazón bombeaba la sangre con rapidez, recorriendo cada centímetro de su cerebro con una frase:

                << Voy a tener un bebé- pensó>>

                -Joder... Joder…

Suspiró y se acomodó en el sofá con lentitud. Con dedos temblorosos marcó el número de Mathilde, que contestó al cabo de unos angustiosos segundos.

                -¿Ha llegado?-Contestó, nerviosa. Su voz se escuchaba lejana. Debía tener el manos libres puesto e iba conduciendo.

                -Mathilde… He… He roto aguas… Ahora mismo.

                -¿Qué…? ¿Estás…?

                -Segura ¿Qué hago?-Sollozó nerviosa. Estaba aterrada por que no fuera bien- Es pronto...

                -Julieta... Cielo, escúchame. Metete en la bañera y relájate. Todo va a ir bien. No tardaré en llegar a casa. Ya estoy en el hospital ¿Quieres que eche un vistazo?

                -Vale… Por favor, Mathilde, encuéntrale.

                -Pero tú… -Comenzó a decir.

                -Llamaré a Alice. No… No te preocupes. Me llevará al hospital.

                -Está bien… Te veo en un rato.

                -A… Adiós.

Nada más colgar, marcó el número de Alice, que le aseguró estar allí en pocos minutos. Después se metio een la bañera, minutos sola, que la estaban volviendo loca. Respiró hondo y consiguió relajarse entre dolor y dolor… Aunque en su cabeza no había otra cosa que desesperación.

                -Sé que no te he preparado la habitación aún y que tampoco te he puesto nombre… Pero por favor, no, esta noche no-Habló con su vientre, después de una fuerte contracción-Tu padre es un gilipollas y no sé dónde se ha metido… Es absurdo. Completamente ridículo.

                -¡Julieta! ¡Julieta! ¿Dónde estás?- La voz de Alice irrumpió en el apartamento.

Escuchar ese sonido le hizo suspirar de alivio. Ya no estaba sola.

                -En el baño, Alice.

Alice apareció en la escena con ojos húmedos. Llevaba un estetoscopio rodeando su cuello.

                -Cariño ¿Cómo te encuentras?-Preguntó y le besó en la frente-Charlie está fuera, para irnos

                -Estoy… asustada. Tengo contracciones cada cinco minutos.

Alice auscultó su vientre y después de confirmar que el latido del bebé era regular, ayudó a Julieta a salir y vestirse. Charlie las esperaba en el salón, nervioso. Se puso colorado al ver a Julieta y se levantó deprisa.

                -¿No puedes esperar a mañana?-Bromeó y la abrazó- En serio, tengo mucho sueño.

                -Idiota.

Eso fue mejor que cualquier baño relajante.

*

Tras más de cuatro horas ingresada, medicada para que los pulmones del bebé maduraran a contracorriente y sin noticias de Elliot… Lo inevitable, no podía retrasarse más.

                -Julieta. Creemos que tú cuerpo está preparado para tener el bebé. Es pronto, pero el bebé tiene bastante peso y saldrá adelante sin problemas. Esperaremos el tiempo que dilates, mientras, estará monitorizado y le suministraremos las hormonas para que madure… Sí el cuerpo te pide empujar, espera. Aguanta lo que puedas-Le dijo el doctor Lewis.

Alice le estrechó con fuerza la mano a Julieta, que estaba muerta de miedo.

                -Gracias doctor Lewis…-Murmuró y suspiró, echándose en la almohadas. Cuando ya se hubo ido, volvió a revisar su móvil. Nada de Elliot.

Mathilde entró en la habitación con cara de pocos amigos. Sin él.

                -Se quedó aquí hasta tarde, pero desde las once, nadie lo ha visto-Les informó-Su coche está en el parking.

                -¡Qué extraño!-Exclamó Alice, que parecía muy enfadada- Se lo ha tragado la tierra.

                -Espero que no…-Añadió Julieta.

Aunque en realidad (y no sabía si se debía a las hormonas) empezaba a pensar que Elliot estaba haciendo algo prohibido y de cuestionable objetivo. Pero solo era eso, una suposición de tantas, que no se fundamentaba si se ponía a pensar en su novio perfecto que no sería capaz de volver a hacerle daño.

Debido al cansancio, a la tensión acumulada y a las benditas drogas… Se quedó dormida al cabo de unos minutos.

A las diez y media de la mañana, se despertó con el frenesí de empujar, movida por un instinto salvaje que no había conocido hasta la fecha.

Un instinto arrollador e imparable.


14 comentarios:

  1. Perdonar la tardanza. Pasaos por el nuevo blog, please :)

    http://mividadespuesdelacantilado.blogspot.com.es/

    Un besito.

    Jane.

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  2. La mujer de parto, Elliot no está, me quieres matar??? De verdad, tengo que esperar al siguiente, no lo tienes ya escrito y lo puedes publicar??? Pásate cielo!

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    1. Esperar... Pero solo un poquito :)
      Me paso!! Un besito :)

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  3. :O .......... ¡¡¡¡Dios mío!!!! T_T Qué tensión, por favor :S No me esperaba que se pusiera de parto tan pronto... Espero que el bebé esté bien :) Y Elliot también :( Cuando más se le necesita y desaparece ¬¬
    En fin, seguro que todo esto tiene una explicación, pero quiero saberla ya :P
    Besos

    PD:Me voy a pasar ahora por tu nuevo blog, Jane ;)

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    1. MUCHA TENSIÓN :) JIJIJI

      Pronto os daré la explicación.

      Un besito :))

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  4. ¿Pero donde esta Elliot? Espero que no le haya pasado nada. Julieta se ha puesto de parto aun sin que le tocara, lo bueno es que el bebé esta bien y podrá salir adelante. Uff me muero de ganas de leer el siguiente capitulo.
    Un beso

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    1. Gracias por comentar, Beid :)
      No tengo ni idea de dónde está jejeje.
      Un besito.

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  5. Madre mía!! Ö de parto tan pronto y sin Elliot para que esté apoyándola :'( tu nos quieres matar!!. Ay espero que esté bien y no le haya pasado nada malo, así conocerá a su hijo...
    Ójala apareciera antes de que Julieta de a luz :S
    PD: Eres una escritora fantástica, escribes genial y el nuevo blog asdfg sin palabras :)

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    1. MUCHAS GRACIAS :))
      Un besito y encantada de tenerte por aquí.

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  6. Hola :)
    una pregunta...¿Cómo puedo leer "Como el atardecer en primavera"? Me encantó esa historia, y quisiera releerla un montón de veces.
    Besos, escribes genial :D

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    1. Pues aquí tienes el enlace :) http://comoelatardecerenprimavera.blogspot.com.es/
      Es que lo eliminé sin querer, pero ahí lo tienes :)
      Muchas gracias. Un besito.

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  7. Tan rápido va a nacer y donde esta Elliot se va a perder el nacimiento de su hijo, ojalá todo salga bien y aparezca pronto con una buena explicación.
    esperando el próximo capítulo
    muchos saludos desde México

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  8. dios.... me encanta por que eliot no apareceeeeee!!!!! me estoy preocupando y creo que tiene que ver con el mensaje amenasante del cel de julieta :-C , espero escribas pronto

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  9. Necesito leer el libro entero!!!! Me lei los 37 capítulos en 2 días y he vuelto a releerlos porque me encanta la historia. Por favor, apiádate de las lectoras como yo.

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