La luna del coche empezó a cubrirse de pequeñas gotitas que
cada vez eran más recurrentes. Dentro del vehículo, la temperatura era más
agradable que fuera, dónde el viento azotaba sin piedad las ramas de los
árboles. La tormenta comenzaba a azotar Nueva York y en los barrios
residenciales no se veía un alma dispuesta a quedarse a la intemperie.
Mathilde estaba sentada en el asiento del conductor, leyendo
con atención un informe del Hospital ante la atenta e impaciente mirada de
Elliot.
-¿Y
bien?-Preguntó él.
Ella ni siquiera levantó la vista del papel.
-Un
momento… ¿El tumor…? ¿No hay tumor?-Se extrañó Mathilde.
Elliot contuvo la sonrisa y sacó dos escáneres. Estaba tan
inquieto que sus manos temblaban sujetando las pruebas.
-Este
es el de hace cuatro meses, este el de ahora. Compáralos… Es increíble.
-Pero
¿Y las alucinaciones?
-Julieta
tiene alucinaciones porque hay un tumor aquí. Uno nuevo-Señaló otra parte del
escáner-Es parecido al primero, aunque más grande. No veo problema alguno para
operarlo. El tamaño y la situación…
-Elliot…
No creo que estés observando esto con perspectiva… Este es muy parecido al de
la paciente…
-Sé que
es parecido, pero no es el mismo caso.
-Está
en coma. No sabemos si Julieta... ¿Y el resto de los escáneres?-Dijo, intentando
desviar el tema.
-Sólo
me han dado este-Repuso Elliot. Mathilde suspiró y ladeó la cabeza.
-Han
hecho bien en no dártelas. Estás demasiado afectado y puede que fuese mejor que
siguiera sola el caso de Julieta.
Al escuchar esas palabras, él frunció el ceño y siguió
rebuscando en otros informes de su carpeta.
-Voy a
hacer como si no hubiera escuchado nada de eso. Acepté ayudar en tu ensayo por
ella.
-Pero
porque me prometiste ser frio. No lo estás siendo-Replicó Mathilde, algo
exaltada.
Cansadamente, Elliot resopló y desvió los ojos de ella.
Observó que ahora, llovía con mucha más fuerza y que los cristales se habían
empañado.
-Vamos
dentro. Es casi hora de cenar y a mi madre no le gusta que la comida se
enfríe-Dijo él.
-No, yo
me voy a casa a seguir trabajando- Le dio unas palmaditas en la espalda a
Elliot antes de volver a hablar-Y tú, deberías dormir… Distraerte. Salir a
cenar con tu belle femme.
-Tu
francés se está oxidando-Bromeó y abrió la puerta del coche. El viento era muy
frio y el agua no tardaba en empapar por completo la ropa-¡Te llamaré mañana!
El salón estaba muy concurrido aquella noche. Desde la
entrada ya se escuchaba el abundante y continúo murmullo proveniente de dentro.
Alice, Charlie y Henry también estaban en el salón, sentados en el sofá de piel.
Alice besaba cariñosamente a Charlie en la mejilla, mientras el pequeño de los
Evans se dedicaba a chocar su mano con ímpetu.
Elliot buscó a Julieta con la mirada desde el marco de la
puerta, pero no estaba en la habitación. Eso le hizo pensar que quizá se sentía
mal para bajar a cenar. Notó como la angustia le dejaba una sensación de
malestar, de vacío.
En ese momento, Helen apareció por el pasillo, detrás de él,
con un biberón en la mano.
-¡Elliot!
¡Estás empapado!- Exclamó alarmada- Sube y cámbiate, vamos a cenar, cariño.
-¿Dónde
está Jul?-Preguntó él.
-Aún no
ha vuelto. Llamó hace un rato para avisar de que tardaría un poco más-Respondió
Helen.
-¿Y
Isaac? ¿Ha pasado un buen día?
A su madre se le iluminó la mirada y sonrió de oreja a
oreja.
-¡Por
supuesto! Es un bebé buenísimo… No ha llorado casi nada. Recuerdo que tú eras
igual de calladito-Le acarició la mejilla y frunció el ceño-¿Desde cuándo no te
cortas esa barba?
-No he
tenido tiempo, mamá ¿No me queda bien?-Contestó divertido.
Helen puso los ojos en blanco y negó para sí.
-Voy a
darle de comer a Isaac, le toca la otra…
-Tranquila,
le doy yo-Le cortó Elliot.
-Bien…
Te esperamos abajo.
Después de cambiarse de ropa, fue hasta la habitación
contigua a la suya, dónde Helen había dispuesto algunas cosas para el bebé;
como una cuna, un cambiador y un armario lleno de ropa en colores suaves.
La cuna era muy pequeña, de madera blanca. En su interior,
había un pequeño bultito revuelto en una sábana que se movía de vez en cuando.
Isaac estaba despierto y no dejaba de mover los puños y de
abrir la boca, como si el hambre fuera tan voraz que estuviese dispuesto a
buscar alimento dónde fuera. Elliot sonrió al verle y lo cogió en brazos.
-Veo
que tienes hambre ¿eh, amigo? La abuela te ha preparado un biberón. No es la
leche de mamá, pero está bien.
El bebé comenzó a chupar con energía la tetina, ante la
atenta mirada de su padre. Al cabo de unos minutos, llamaron a la puerta.
Julieta apareció en el umbral, sonriente, admirando la escena. Elliot reparó en
que parecía muy cansada y que sus ojos estaban un poco apagados.
-¿El
doctor Evans se nos está ablandando? O quizá me estás quitando el puesto- Comentó
Julieta y se acercó a ellos.
-Creía
que era un trabajo en pareja. Y no, por supuesto que no. Lo primero es
científicamente imposible.
Ella soltó una risita, se inclinó y beso con lentitud la
frente de su hijo, cerrando los ojos con fuerza mientras lo hacía. Después
subió un poco y beso los labios de Elliot, pero esta vez, lo hizo con más furia
que cariño. Se sentó enfrente de ellos, en el suelo y suspiró.
-¿Estás
cansada? No tienes buen aspecto.
-Llevo
horas paseando, de una tienda a otra… Sin parar.
-¿Qué
has comprado?
Julieta se quedó pensativa un momento y se encogió de
hombros.
-Seguro
que no te interesa lo más mínimo mi discurso sobre ropa-Esquivó ella con
rapidez-Y créeme, un día da para un discurso bastante prolongado ¿Qué has hecho
tú? Charlie me dijo que tenías un problema con una paciente.
-No, no
era nada… Un error. Después he pasado consulta y he visto a Mathilde.
-¿Por
qué no ha venido?-Preguntó algo disgustada.
-Trabajo-Elliot
le dio la mano y comprobó que las tenía heladas-¿Tienes frio?
-Ya no-Contestó
contenta y volvió a besarle.
El niño comenzó a incomodarse y Julieta lo calmó acariciando
su cabecita mientras tarareaba una canción.
-¿Coldplay?-Cuestionó
Elliot.
-No, es
Muse.
-Vaya,
algo que no sabía de la señorita Pope ¡Le gusta Muse! ¿Hay más cosas que deba
saber?
Ella suspiró y agachó la mirada. Comenzó a frotarse las
manos con nerviosismo y miró varias veces hacia la puerta. Elliot dejó a Isaac
en la cuna y se sentó a su lado, en el suelo.
-Eh,
nena ¿Algo va mal? ¿Te encuentras bien?
-Tengo
que decirte algo…-Lo miró con los ojos vidriosos y Elliot le acarició los
hombros.
-Dime
lo que quieras, nena.
-No
puedo estar sin ti-Murmuró Julieta, con voz ahogada.
-Yo no
voy a irme… ¿Qué pasa?
-Elliot
Evans, mi médico favorito...-Dijo, riendo y se mordió el labio.
-Julieta,
me estás asustando. Dilo de una vez.
Cogió aire y se armó de valor para soltar ese puñado de
palabras. Aunque en el fondo no tuviera sentido.
-¿Quieres
casarte conmigo?-Preguntó con rapidez, dejando escapar el oxígeno que guardaba
inquieto en sus pulmones- Y por favor, contesta rápido porque creo… que voy a
marearme.
Elliot la miraba fijamente, con la boca entreabierta. Ciertamente, no le sorprendía demasiado la propuesta, viniendo de ella. Entonces, empujó a Julieta a sus brazos y la beso en los labios. Cuando se
separaron, le sonrió. Julieta tenía la mirada pérdida entre las facciones de su
rostro… Y poco a poco, sus ojos se cerraban.
-¿Nena?
-Dilo.
Dilo antes de que me duerma.
-Claro
que quiero-Contestó finalmente Elliot, cuyos sentimientos se barajaban entre la
felicidad y el temor. La zarandeó un poco, mientras el nudo de su garganta ascendía. Algo no iba bien.
-Bien…Genial... genial-Susurró
ella-Voy… voy a dormir un rato.
-Eh, ¿Qué pasa? ¿Qué te pasa?
-Nada, Elliot...
Estoy muy…-Susurró con lentitud, pero no llegó a acabar la frase.
-Jul...¡Jul!
Cariño, me estás asutando. Despierta-Intentó llamarla, aumentando la
intensidad de los zarandeos, pero no hubo respuesta-¡Julieta! ¡Vamos, nena!
¡Despierta!-Dejó de moverla y se fijo en su cuerpo inmóvil, sin movimiento alguno. Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando se dio cuenta de que el oxígeno ya no entraba y salía de sus pulmones, que no movía su pecho... Estaba muerta en sus brazos-No... ¡JULIETA, POR FAVOR! Vamos, respira… No, por favor… ¡NENA! ¡NO ME DEJES!-Bramó, desquiciado, abrazándola cada vez más fuerte, temiendo que pudiera escapar.
Pero ella estaba lejos, demasiado para escucharle.
-¡Elliot!
¿Qué…?-Dijo Helen, abriendo la puerta-Elliot…
Se quedó paralizada, observando la escena, hasta que su
marido la empujó para que se apartara, entrando con rapidez en la habitación.
Elliot estaba fuera de sí, abrazando el cuerpo inerte de
Julieta, mientras negaba repetidamente.
-¡Suéltala,
Elliot! Ya estoy con ella-Dijo Samuel.
-No…
¡Papá, ella no! Ella no…
-¡Suéltala!
¡Vamos, hijo!
Samuel consiguió que lo hiciera, hasta que finalmente, el
cuerpo de Julieta descansó en el suelo. Sam comenzó a auscultarla, pero negó
varias veces muy nervioso.
-¡Venga,
muchacha!- Murmuró y comenzó a reanimarla, masajeando su pecho, con un
movimiento constante de su anatomía-Vamos…
Elliot observaba como su padre intentaba que su corazón latiera de nuevo, pero en
realidad, estaba planeando inconscientemente un mundo vacío
de significado, un mundo sin ella… Rezando para que quizá, tuviera la suerte de poder
morir de tristeza. Buscando a alguien celastial, a un Dios que pudiera parar aquello.
Samuel seguía con las compresiones en su afán por traerla
de vuelta. Y Elliot seguía mirándola, torturándose con cada segundo más lejos de ella.
Bien... me parece que se te olvidó publicar la mitad del capítulo ¿verdad?
ResponderEliminarClaro, te parecerá bonito dejarnos con la intriga de si Julieta muere o no y por tu bien espero que la respuesta sea no.
Pero tengo el dilema de siempre porque me quiero enfadar contigo por dejarlo así pero no puedo porque me encanta la historia.
Eso si como muera me enfadaré de verdad y escribir bien no será escusa contra mi furia.(Bueno que empiezo a desvariar) Ya sabes que me encantan tus capítulos, cada uno es distinto a los demás y son perfectos.
Muchos besos ;)
Es muy bonito cuando le pide matrimonio pero luego llega ESA parte. ¿Porque le has tenido que hacer eso a Julieta? Es injusto :'(
ResponderEliminarEspero que tengas muy pronto el siguiente capitulo.
Un besazo
Ay Dios!!!! como es posible que nos hagas esto, yo que estaba tan contenta con el capitulo, que por cierto está genial, vas y nos dices que es posible que Julieta muera, agrgrgrgrg no puede ser
ResponderEliminarEspero con impaciencia el resto de este capi
Besos
Lo siento!!!!!!! No me he podido pasar. Estoy en último curso de la ESO y no nos dejan respirar! Respecto a los capis que me he perdido (que ya los he leído, ayer) LA verdad es que me han encantado, el ritmo que llevan y... ¿PORQUE JULIETA PUEDE QUE MUERA? No nos hagas esto! Es un tema delicado! Espero el próximo antes de ya! Un beso cielo! Pásate!
ResponderEliminarel capítulo excelente como siempre todo iba genial hasta el momento que Julieta se desmaya no puedes hacernos esto, no ahora; espero el siguiente capítulo con demasiadas ANSIAS ojala Samuel reanime a Julieta si no me va a dar no se que ....
ResponderEliminarHola Chicas: hace poco me enganche con la historia. Quería saber cada cuanto publican los capítulos .... gracias
ResponderEliminarHola Romina, bienvenida al blog. Normalmente subo cada semana, pero ultimamente tengo más tiempo y publico a menudo. Gracias por pasarte :)
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