Julieta se miró
al espejo, examinando por última vez ese vestido dorado tan ridículo y corto,
muy corto. Había pasado la última hora pintándose y arreglándose para su
forzosa y precipitada despedida de soltera. Mathilde y Alice estaban tan ilusionadas que era
imposible que se hubiera negado.
Por suerte para
ella, y gracias a su estado, la fiesta era en su apartamento. No tenía ni idea
de que le habían preparado, ni del número de invitados. El secretismo de sus
amigas llegaba hasta esa tarde, cuando se presentaron en su habitación, la
sacaron con premura de la cama y la metieron en un sinfín de cuidados que
culminaban en ella y su reflejo desconocido en el espejo.
-¿Estás lista?-Preguntó Alice
después de llamar un par de veces a la puerta. Entró despacio a la
habitación-¿Jul?
-Parezco una…
-¡Estás bien!
-¿Acabará pronto? Es que no sé
si sabéis que tengo que cuidar a un bebé.
-Se lo llevó Emma hace horas-La
informó Alice. Bufó e intentó encontrar alguna otra excusa que resultara igual
de inservible que las anteriores.
-¿Hay mucha gente?
Alice se mordió
el labio y ladeó la cabeza.
-No… No hagas ese gesto. Por
favor...-Se quejó Julieta.
-Mañana habrá acabado y podrás
casarte con mi hermano.
-Ah, ya entiendo. Es tu
condición.
-Lo has entendido. Genial-Dijo
divertida.
Le tendió el
brazo, igual que un caballero de la edad media y ella lo agarró.
-Que sea rápido…-Murmuró.
Escuchó el sonido
del bullicio nada más salir de la habitación. Se detuvo antes de bajar las
escaleras y respiró hondo. Tenía que pasar ese rato lo mejor posible. Era otro
paso que nunca se habría planteado llevar a cabo en otras circunstancias. Ese
se añadía a tener novio, ser madre y casarse.
Al verla
aparecer, el murmullo se transformó en un estruendoso grito generalizado entre
las escandalosas invitadas. Ver a tantas caras conocidas le hizo marearse y
querer matar a la hermana de Elliot. Sus compañeras del bufete, todas y cada
una de ellas estaban allí. Mathilde, Helen… Y Jane, tumbada en la mesa, en una
actitud insinuante. Todas y cada una dirigiendo sus miradas a ella. Sonrió y
comenzó a saludar a todas con cierta desorientación, mientras oía palabras de
ánimo y felicitaciones que no era capaz de ubicar.
-Dejarla respirar chicas-Gritó
Mathilde, obligándola a sentarse en el sofá, lo que agradeció, dada la
bochornosa situación-Bueno, empecemos.
Fue una digna
despedida, en la que los comentarios eran picantes, las invitadas insinuantes y
en la que las mejillas de la futura novia alcanzaban a menudo temperaturas muy
altas. Hubo mucha comida y postres que corrían a la cuenta de Helen. Después
hubo juegos y alcohol, mucho alcohol.
Acabó cuando las
horas se volvieron solitarias en el reloj. Para Julieta fue todo un alivio
que hubiera pasado al fin.
-Vamos a la cama-Murmuró
Mathilde, algo ebria, rodeando sus hombros con el brazo de Julieta.
-Estoy muerta… Quédate a dormir
conmigo. Mi cama es muy grande-Le sugirió Julieta.
-No voy a discutírtelo. No se lo
cuentes a Elliot-Sentenció ella, con una carcajada producto del vodka.
Julieta se unió a
ella en esa risa contagiosa. Ver a Mathilde en ese estado, intentando andar era
más gracioso que cualquier otra cosa, incluso hasta tropezar y caer en las
escaleras resultaba tronchante para las dos.
-¿Cómo puedo estar peor que
tú?-Le preguntó Julieta.
-Tienes un tumor, amiga.
Se quedaron en
silencio unos segundos, pero se rompió con nuevas carcajadas, está vez más
ruidosas.
-Es graciosa-Murmuró Jane en su
oído.
-Jane opina que eres graciosa-Le
dijo a Mathilde, intentando levantarla del suelo.
-Dile a Jane que le
jodan-Contestó de mala manera. Jul se dio la vuelta para ver a Jane desnuda,
haciéndole burlas a las dos.
-Esto es cada vez más
absurdo-Susurró para sí.
Con ciertas
dificultades llegaron al dormitorio. Mathilde se tiró en la cama aún con los
zapatos y empezó a cantar una canción en francés.
-A veces se me olvida que eres
francesa, con ese perfecto acento inglés que tienes-Reconoció, quitándole los
zapatos.
-Cariño, soy buena con los
idiomas.
Entonces, ahogando
por completo la felicidad del momento, su brazo empezó a convulsionar. Llevaba
tiempo haciéndolo, pero esa noche, era especialmente violento.
-Mathilde-Pronunció, intentando
pararlo con su otra mano.
-¿Qué?-Preguntó desde la cama,
pero al escuchar los sollozos se incorporó y la agarró por los hombros-¿Y las
pastillas?
-En el baño.
Saltó de la cama
y trajo con rapidez el bote, tropezando un par de veces con los muebles.
-Metete dos debajo de la lengua.
Le hizo caso y se
tumbó apoyando la cabeza en sus piernas. Poco a poco la medicación fue haciendo
efecto, igual que otros aspectos de la noche.
-Me gustaría tener otro bebé,
pero no tengo valor-Confesó Mathilde con los ojos vidriosos. Julieta la miró un
segundo, compadeciéndose de ella y se imaginó un mundo dónde no fuera madre por
un capricho del destino.
-Puedes hacerlo. Tienes que
dejar de tener miedo.
-Quizás eso no sea lo
importante. Es el valor-Reconoció ella.
-¿Eres tú la misma que ha
viajado miles de kilómetros solo para intentar darme una oportunidad? Es
imposible que no tengas valor-Susurró Julieta, observándola desde abajo.
-Puede que para esto no, aunque
tal vez un día me levante y lo haga.
-Quizá podrías conocer a alguien
antes, cerca de nosotros. Te hemos cogido mucho cariño. Así que más te vale no
volverte a Europa.
Julieta le sonrió
y ella hizo lo mismo. En realidad, reflexionaba en que ella era el único futuro
posible para Elliot si ella faltaba, si se fuera a ir de su vida. Le resultó
inconcebible pensar en ellos dos solos, con kilómetros de por medio, con una
oportunidad de unirse que no se otorgarían.
-Estoy bien aquí y aunque me
encanta Francia, aquí tengo muchas ventanas abiertas.
Suspiró y se
recostó en los almohadones, dejando escapar un bostezo.
-Me alegra escuchar eso. Ahora,
deberíamos dormir-Dijo Jul.
-Debemos-Susurró Mathilde, tapándose
con el nórdico. -Buenas noches.
-Buenas noches.
Mathilde se
durmió en seguida y ella la observó en silencio, pensando en lo que le esperaba
el día siguiente. Su propia boda.
Era extraño que
faltase un día, unas horas para algo que había visto como inalcanzable, algo que
no iba a ser posible.
Así que cuando
despertó, todo empezó a correr.
Llamadas de
invitados.
La última prueba
del vestido.
Visitas.
Supervisiones.
Y eso lo volvió
real.
-Dios mío. He adelgazado mucho…
Es, es una mala idea-decía Jul mientras que otras manos le colocaban el enorme
vestido.
-Has adelgazado, pero el vestido
es pequeño, no te preocupes-La convenció Emma.
-Creo que por muy pequeño que
sea…
Se miró al espejo
por primera vez, con su alucinante vestido de Vera Wang. Le quedaba perfecto,
ceñido al cuerpo e incluso, le resultaba cómodo. Como una niña vestida de
princesa, movió su cintura para escuchar el sonido de las capas de tul de la
parte de abajo. Recordó a su padre, James, y que un día le regaló un vestido
que sonaba exactamente igual. Notó como nacía el nudo en su garganta y se la
aclaró para permanecer entera. Aunque Emma, a su lado, ya estaba llorando a
todo volumen.
-Mamá… No llores-La consoló con
unas palmaditas en el hombro-Mañana, mañana podrás llorar.
-Estás muy guapa-Admitió
Mathilde con la boca abierta.
-Espero que Elliot piense lo
mismo-Bromeó la voz de Charlie a sus espaldas.
Todas se dieron
la vuelta, sorprendidas, al verle en el marco de la puerta con el smoking
puesto, impecable.
-Charlie... Pareces…-Balbuceó
Julieta, que no encontraba las palabras adecuadas para referirse a su hermano.
-Lo sé, causo ese efecto en las
mujeres.
Emma siguió, está
vez mezclado con una especie de risa espasmódica.
-Venga, mamá ¡No queremos que
inundes la iglesia!-Bromeó Charlie, dándole una caja de clínex.
-Es de felicidad.
-Lo sabemos, aun así contente-Murmuró
Julieta, logrando apagar por fin las lágrimas de su madre.
***
Allí, al final de
las filas de bancos adornados con flores, estaba Elliot. Perfecto con su traje
negro y su pajarita de terciopelo. Nervioso y embobado con la visión que tenía
delante. Los nervios de Julieta se amenizaron un poco, centrándose en él y sólo
en él. Dejó de pensar en los invitados, en su pelo y en marearse. Así que
suspiró y avanzó, pegada a Samuel, el padre de Elliot y la persona que lograba
que mantuviera el equilibrio. Al otro lado, con un precioso vestido azul marino
estaba Jane, sonriente y emocionada. Por primera vez se alegró de verla.
Llegó hasta
Elliot y le dio la mano, negando para sí, aún sorprendida de lo que estaban a
punto de hacer.
-Estás preciosa, Julieta Pope-Le
susurró Elliot mientras se sentaban.
-Estamos en una iglesia, vamos a
casarnos-Murmuró ella, nuevamente nerviosa.
-Por favor, no vayas a fugarte.
El sacerdote
comenzó a hablar, pero ninguno de los dos pudo prestarle atención hasta la
parte de los votos, dónde Elliot tuvo que guiñarle un ojo a Julieta para que
empezara. Mientras salía de su embobamiento, escuchó las risas de los invitados
y por un instante, sonrojada y avergonzada, pensó que era una mala idea.
-Elliot Evans, sé que no ha sido
fácil conseguirme. Recuerdo que lo primero que te dije fue que no me quisieras,
que no era buena para ti. Hoy me alegro mucho de que no me hicieras caso y que
fueras la persona más cabezota del mundo. Hoy quiero decirte que no empecé a
vivir hasta que te conocí, que me has regalado lo mejor de mi vida y que lo que
me quede por vivir lo haré feliz si es contigo. Te quiero.
Se sorprendió por
haber podido ser capaz de decirlo sin que su llanto lo interrumpiera, aunque no
hubo tanta suerte escuchando lo que Elliot había preparado.
-Empecé haciéndote una promesa
al poco tiempo de conocerte. Sigo manteniendo esa promesa, al igual que esta
otra: Prometo soportar a la mujer que no esperó a que yo le pidiera matrimonio,
sino que lo hizo ella. Prometo ser mejor persona y luchar siempre que tú lo
necesites. Ser padre, marido y médico. Todo en su justa medida. Eres el regalo
que me da la vida y voy a cuidarlo.
***
<<A
cuidarte siempre>>
<<Cuando
abrió los ojos, estaba oscuro y olía a salitre. Estaba mareada, confundida y le
dolía la cabeza. Y entonces, volvió a cerrar los ojos y a sumergirse en los
recuerdos de hace unas horas. >>
***
El enorme jardín
de la casa de los padres de Elliot estaba precioso, dispuesto para la ocasión
con una enorme carpa donde se situaban las mesas. Todo en tonos blancos que
contrastaban con los tonos pastel de las flores. El día también acompañaba en
la decoración. Hacía un sol radiante y la temperatura era muy agradable. El
banquete estaba repleto de deliciosos platos que culminaban en la alucinante
tarta de diez pisos que había preparado Helen.
Julieta observó
con detenimiento a todos los presentes, hasta detenerse en Charlie y Alice,
situados en una mesa cercana a la suya. Los dos estaban muy acaramelados y
sonrientes. Eso la llevó a pensar en lo mal que se había portado con Charlie en
el pasado, lo injusta que había sido… Y el giro que habían dado sus vidas hasta
llegar a dónde estaban ahora.
Allí, siendo
felices, intentando serlo.
Mathilde
interrumpió sus pensamientos llegando hasta ella, empujando el carrito de
Isaac. Lo aparcó al lado de la mesa y se sentó a su lado.
-Por fin se ha dormido-Murmuró
en un suspiro.
-Pensaba que Isaac estaba con
Elliot-Contestó ella, confundida.
Mathilde negó con
la cabeza y se bebió de un trago su copa de vino.
-Llevo una hora con tu bebé,
cariño. Espero que si tenéis alguno más, sea menos ruidoso que este.
Julieta obvió el
comentario y frunció el ceño. Llevaba demasiado tiempo sin ver a Elliot y
empezaba a resultar raro, dado que acababa de casarse y que prácticamente había
desaparecido sin que se diera cuenta.
-Debería ir a buscarle.
-Seguro que ha querido tomar un
poco el aire. Esto es una locura.
-No, voy a ir a ver…-Julieta se
levantó, pero Mathilde la detuvo, agarrándole el brazo.
-No, deberías quedarte. Ayer te
pasaste todo el día con pequeñas convulsiones y no apetece atenderte borracha. No te ofendas.
Además, luego tienes que bailar-Intentó convencerla Mathilde.
-No voy a tardar, solo quiero
echar un vistazo rápido-Dijo, pero Mathilde siguió agarrándola-Me llevaré el
móvil ¿Vale? Te avisare si me encuentro mal.
-Está bien… con cualquier cosa
tú…
-Lo sé.
Salió de la carpa
con rapidez, intentando apartarse de todas esas miradas indiscretas y de los
fotógrafos. Caminó por el jardín lentamente, recorriendo cada palmo sin éxito.
No había rastro de Elliot. Avanzó por el camino que daba la vuelta a la casa y
conectaba con la parte de atrás, dónde se encontraba la piscina climatizada y el
pequeño invernadero de Helen. Allí tampoco se escuchaba a nadie.
Pero algo llamó
su atención.
La puerta
metálica que separaba el exterior de la zona climatizada de la piscina, estaba
entreabierta. Suspiró aliviada y agarró su vestido para llegar con algo más de
ligereza... pero cuando llegó, se detuvo en la puerta y vaciló antes de agarrar
el pomo.
Tenía un mal
presentimiento, la sensación de que algo podía ir mal. Intentó desechar esa
idea y escuchó el chirrido de la puerta, abriéndose a su paso.
Estaba desierto. El agua de la piscina brillaba inmóvil, lass cristaleras
reflejaban el agua, dando la sensación de que estabas en el interior de un
diamante, con múltiples rayos disparados en todas direcciones.
-¿Elliot? ¿Estás aquí?-Preguntó
en voz baja, aunque el sitio lograba que su voz se escuchara muy alta, como si
hablara en un altavoz.
-Bonito vestido, zorra-Dijo una
voz familiar que salía de detrás de una columna.
Su corazón se
detuvo momentáneamente, en un intento desesperado de asimilar lo que estaba pasando. La sangre desapareció de su rostro, mirando fijamente a la mujer de
cabellera pelirroja vestida de camarera con las manos ensangrentadas, separada
de ella por la enorme piscina. Pero lo que consiguió que todo su cuerpo fuera
víctima de un escalofriante miedo irracional, fue la pistola que sostenía.
-Reconozco que ha sido de óscar
mi actuación con las pelucas. Ni siquiera te lo has olido-Dijo con voz grave,
seguida de una carcajada que retumbó tenebrosamente en la instancia.
-¿Dónde está Elliot?-Preguntó
decidida.
-¿Por qué no te acercas a escuchar
la respuesta?-Sugirió sonriente, sosteniendo la pistola en su dirección.
<< ¡CORRE! ¡CORRE! ¡CORRE!- Murmuraba su subconsciente al que, sin meditarlo un minuto, se esforzó en ignorar>>
Intentó dejar de
lado al miedo, centrándose en el único sentimiento que podía ayudarle, la
rabia. Cogió una bocanada de aire y avanzó hacia ella. Unos pasos lentos y
agónicos en el camino hacia un futuro demasiado incierto.
***
<<De nuevo
allí, entre la consciencia y la inconsciencia, entre dos horizontes que no
acababan de trazarse. Se movió un poco entre la oscuridad y notó el dolor
punzante de su brazo, seguido del quemazón que producía en sus fosas nasales
ese olor a salitre. Se palpó con la otra mano, incapacitada por esa inmensa
oscuridad. Algún punto en su antebrazo estaba caliente y húmedo. Cubierto de sangre.
Bufó, intentando
que sus ojos no volvieran a cerrarse ayudados por el dolor de cabeza. Así que
empezó a forcejear, a gritar con las fuerzas que le quedaban, golpeando el
interior de algún sitio, hasta que estuvo demasiado cansada para continuar.
Mientras jadeaba
y volvía a arrimarse a la dulce y agónica inconsciencia, intentó recordar la pieza
que le faltaba en ese puzle. >>
***
“Elliot estaba en
una superficie de baldosas blancas, en un charco de sangre. Jess estaba sonriente junto a él.
-Esto es culpa tuya…-Dijo
sollozando, sin dejar de trazar esa risa tenebrosa en sus labios, apuntándole al cráneo con la pistola. “
Esa imagen la
ayudó a salir por completo de la oscuridad que la envolvía. Volvió al dolor y al salitre.
-¡Elliot! ¡Elliot!-Gritó desesperada, incapaz de creer que él hubiera dejado de existir.
-Nena, estoy aquí-Susurró su voz, muy débil, cerca de ella.
Una mezcla de
alivio le hizo sonreír, para que después la realidad le golpeara más fuerte.
<<¿Qué está pasando?>>
-Elliot ¡¿Qué te ha hecho?! ¡Háblame! ¡Háblame!-La impotencia de no saber, le
hizo levantarse deprisa y golpearse con algo en el hombro. Una especie de caja.
-Estoy… bien… no te preocupes… Tienes que… tienes que…-Intentaba decir, con un
sonido cada vez más agónico.
Entonces, el
lugar se vio iluminado por una gran bocanada de luz procedente de arriba.
Julieta distinguió que estaban en una especie de bodega, pero no logró ver a
Elliot, sólo visualizó los destellos rojizos de alguien que bajaba por la
escalera.
-Me alegra verte despierta.
¡¿PERO QUÉ?! Pero pero pero pero ¿Y este final? ¿Pretendes matarme? No si al final Jess acabará matando a alguno de los dos. Siempre aparece cuando no lo espero, con lo bien que estaba el bodorrio feliz y ya tuvo que aparecer la guarra esa.
ResponderEliminarViendo las otras veces que dejaste capítulos con finales que me causaban instintos asesinos no sé porque pensé que ibas a hacer una boda normal. Toca boda con final trágico, seguiré esperando que un día tanto intentar matar acabe ella muerta. Ves ya desvarío, hace tanto que no te comento en un capítulo que ya ni me acordaba (pero los leía, que conste que es por falta de tiempo)
Como se me olvidó lo que iba a poner mejor me voy antes de que me de por divagar de más, eso si, PUBLICA YA EL SIGUIENTE, bueeeno sin presiones y sin que parezca obsesivo jaja
Muchos besos ;)
¿¡QUERES MATARME!? Esta es la primera vez que comento uno de tus blogs pero siempre estoy al pendiente de tus actualizaciones. Amo como escribis soy tu fan :). Increíble capítulo nunca decepcionas!
ResponderEliminarPero como puedes dejarnos así, tanta ansia por que publiques el siguiente capítulo, me esta matando, y creo que no soy la única.
ResponderEliminarPor favor, date prisa en escribir el siguiente.
Besos.
Ahhhhh! por favor que es lo que está pasando aquí, la loca de Jess ha tenido que hacer algo terrible, no si al final va acabar con alguno de ellos.... Y a la muy loca de Jess no le da por tirarse por un balcón? agrgrgrrg
ResponderEliminarDeseosa de ver lo que pasa en el siguiente
Besos y Feliz año
Ahhhhh! por favor que es lo que está pasando aquí, la loca de Jess ha tenido que hacer algo terrible, no si al final va acabar con alguno de ellos.... Y a la muy loca de Jess no le da por tirarse por un balcón? agrgrgrrg
ResponderEliminarDeseosa de ver lo que pasa en el siguiente
Besos y Feliz año
Hola Jane!! ^^ Te echaba de menos :) Pero ahora estoy al día y tan dispuesta como siempre a matar a Jess ^^ ¡Me ofrezco voluntaria! :D jjaaja Bromas aparte, me han encantado los capis ;) Veo que Elliot y Jul han pasado de todo, pero que se siguen queriendo afrontando las cosas juntos :) Es increíble lo fuerte que es su amor <3 Aunque he de decir que quien más me gusta es Isaac *.* Y echo de menos saber un poco más de Trece :P Seguro que es monísimo ^^
ResponderEliminarEn cuanto a este capi estoy como en trance... ¡¿Qué acaba de pasar?! Estábamos de boda, llorando, riendo, felicidad everywhere y, claro, tuvo que aparecer Jess ¬¬ ¿Pero qué ha pasado? :O Están vivos, ¿no? Pero seguirán estándolo, ¿verdad? No entiendo nada... Tengo miedito :S
Un beso enorme!!