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"Una novela debe mostrar el mundo tal como es. Como piensan los personajes, como suceden los hechos... Una novela debería de algún modo revelar el origen de nuestros actos" Jane Austen.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Capítulo 42






El día siguiente fue una montaña rusa para Julieta. Tenía que poner buena cara, aparentar que se encontraba bien para que nadie se preocupara o se sintiera mal por ella… Aunque realmente por dentro estuviera deseando que ese día terminara.

Emma fue la primera en llegar. Entró temerosa en la habitación y se quedó muda, observando a Julieta desde la puerta. Tenía los ojos rojos y no dejaba de darle vueltas a una pulsera de brillantes que adornaba su muñeca. Julieta miró en su dirección y le sonrío.

                -Qué guapa estás… -La animó.

                -¡Y tú!-Contestó Emma.

                -Sí... Creo que un poco más que tú.

Verla bromear fue lo único que necesitó para correr hasta la cama y abrazarla. Lo hizo con fuerza, mientras lloraba en su hombro.

                -¡Au!-Se quejó Julieta.

                -¡Dios mío! ¡Lo siento!-Exclamó y se separó de ella-Soy idiota, cariño…

                -No, tranquila. No es nada…-Intentó calmarla, pero Emma volvió a romperá a llorar, en silencio. Se tapó la cara e intentó calmarse- Eh… Mamá… Estoy bien… No es nada.

Incorporó la cabeza de las almohadas para levantarse, pero la punzada de dolor del pecho la obligó a volver atrás. Le dio unas palmaditas a su madre en la espalda y aguantó la angustia que le producía verla así.

                <<No llores, por favor>>

                -Mamá… Voy a estar bien.

De repente, Emma se relajó y se limpió la cara, volviendo a ser la misma de hace unos minutos.

                -Helen me contó lo que pasó… Nunca me había sentido tan mal, en toda mi vida. Saber que no iba a verte más… Después de haber estado separada de ti durante tantos años. Es injusto. Ojala fuera yo la que estuviera en esa cama… Estás empezando a vivir, tienes un bebé, tienes a Elliot.

                -¡Shhh! no digas eso, por favor. No lo digas. Mamá yo…-Cogió aire y esperó a que la angustia remitiera un poco antes de hablar-Estoy hecha a la idea de que…

Emma negó varias veces, con energía.

                -¡No lo digas! ¡No!

                -Mamá… Si quieres, no lo digo, pero sabes tan bien como yo que esto puedo no acabar bien y que Elliot necesitará ayuda…

                -No puedo hablar de esto. Por favor, Julieta.

Pero no podía darse por vencida, había logrado sacar algo de coraje para tener esa conversación y ahora no podía terminarla.

                -Mamá…

                -Si llega el momento tendremos está conversación, pero no va a llegar, Julieta. No hay más que decir.

No le quedó más remedio que suspirar y rendirse, después de todo era su madre y estaba aún peor de lo que lo estaba ella misma. Dio unas palmaditas en el colchón y Emma se echó a su lado, apoyando la cabeza en el hombro de su hija.

                -¿Sabes una cosa maravillosa?-Dijo Julieta al cabo de un rato. Emma negó con la cabeza-Me voy a casar.

                -Oh dios mío… Es… Es fantástico, cielo-Repuso Emma y volvió a llorar.

                -Creía que iba a alegrarte un poco la noticia.

                -Esta vez no lloro porqué esté triste… ¿Y cuándo es la boda?

                -Mmmm en dos semanas-Contestó Julieta.

La reacción de Emma no le sorprendió. Su madre frunció el ceño y soltó una risita nerviosa antes de preguntar con voz crispada:

                -¿Cómo? ¿Vas a casarte aquí? ¡¿En el hospital?!


*

Cuando Emma se marchó, llegaron Helen, Isaac y un mejorado Elliot que ya no tenía ese aspecto descuidado del día anterior. Julieta estaba adormilada, pero se espabiló al escuchar los quejidos del bebé.

                -Isaac…-Murmuró abriendo los ojos, con una enorme sonrisa.

Se encontró con el beso de Elliot, y con su aroma inconfundible a ese perfume que tanto le gustaba. Le acarició el mentón con dulzura, obligándole a darle otro beso.

                -No te has afeitado-Murmuró Julieta.

                -Eso le he dicho yo, pero por lo visto se ha empeñado en quedarse con ese aspecto desaliñado-Dijo Helen.

                -No sea así Helen… Le queda muy bien.

                -¡Gracias! Por fin una opinión afirmativa-Exclamó Elliot-¿Cómo estás?

                -Ahora mejor. Pero acerca a mi bebé porque estoy a punto de lanzarme fuera de la cama para cogerle…

Elliot lo cogió en brazos y lo llevó hasta su lado. Isaac estaba despierto y no paraba de mover las manos, enfadado. Tenía un pequeño arañazo en la nariz y otro en la frente… Julieta sonrió al ver sus ojos azules, diminutos, como pequeños cristales del color del mar.

                -Oh… Mi pequeño guerrero y sus heridas de guerra ¿Por qué no le pusiste unas manoplas?-Preguntó a Elliot.

                -¿Por qué tenía otros problemas más graves?

Julieta volvió a dirigirse a Isaac y le hizo unos pucheros.

                -No creo que haya problemas más graves que la carita de este ángel ¿Verdad cariño?

El bebé agarró el dedo de Julieta con fuerza y lo mantuvo agarrado. Los ojos de Julieta empezaron a empañarse, pensando en que se tenía que ir demasiado pronto y que quizá no iba a poder ver una sonrisa de su hijo.

                -Quiero cogerle- Dijo Jul.

                -Nena, estás un poco… Puede hacerte daño en la herida y no creo que…

                -Dáselo Elliot-Le gruñó Helen, dándole un codazo en las costillas de su hijo.

                -Por favor.

Le miró a los ojos, lanzándole un gesto de súplica. No estaba dispuesta a perdonarle si le prohibía algo tan sencillo como eso. Finalmente Elliot puso los ojos en blanco y se lo entregó con cuidado.

                -Si te duele no te hagas la fuerte.

Pero ella ya no escuchaba ninguna objeción más, porque era imposible que eso fuera a hacerle daño… Al menos ningún daño que no pudiera soportar.

                -Hola cielo... Qué guapo estás, menos mal que no te pareces a papá-Bromeó y le guiño un ojo a Elliot.

En realidad, el niño era igual que Elliot. Tenía el mismo gesto, los mismos ojos… Menos la nariz y los labios que eran de Julieta.

                -Come muy bien, cariño-Dijo Helen-Y anoche durmió del tirón.

                -Muchas gracias por cuidarle, Helen… No sé si…-La voz se le quebró al final de la frase, y tuvo que coger una bocanada de aire antes de seguir-Lo siento mucho.

                -No vuelvas a darme las gracias. Lo hago encantada, hasta que te recuperes, que seguro que es muy pronto-Cambió por completo su expresión y se puso colorada-Bueno, Elliot me contó que os vais a casar en dos semanas… ¡Oh, Julieta, no sabes cuánto me alegro! Estoy tan emocionada… Siempre supe que vosotros ibais a durar. Lo supe desde la primera vez que entraste en casa. Y luego ha venido todo esto… Tantos altibajos, momentos angustiosos y luego… ¡El bebé! Pero siempre supe que vosotros seríais más fuertes que nada.

                -Mamá… No seas dramática-Se quejó Elliot.

Aunque era tarde. Julieta ya estaba llorando a lágrima viva y cada vez le dolía más el pecho.

                -Lo siento, peso es que estoy tan emocionada.

                -Yo… también… -Dijo Julieta con esfuerzo.

                -Nena, dame a Isaac… Estás muy pálida.

                -No, estoy…

                -Julieta-Dijo él con voz más seria.

Dejó que se llevara al bebé y respiró haciendo una mueca de dolor.

                -Helen ¿Puede dejarme un momento con Elliot?-Rogó Julieta.

                -Claro, cariño.

Esperó a qué se fuera con Isaac y le dio la mano a Elliot.

                -Estás muy guapa-Dijo él.

                -Y tú muy sexy cuando mientes.

Elliot le sonrió y se tumbó a su lado.

                -¿Qué pasa, nena?

                -Estoy cansada de tantas visitas.

                -Entonces me iré.

                -Idiota-Le soltó Julieta, dándole un puñetazo en el brazo-Au.

                -No hagas eso-Dijo Elliot, divertido.

                -¿Darte puñetazos? Creo que te gusta mucho que lo haga.

                -Lo admito, me encanta, pero no cuando tú te haces daño.

Julieta se incorporó un poco para apoyarse en su tronco. Le beso el abdomen y empezó a trazar caricias a lo largo de su pecho.

                -Me gustaría que estuviéramos en Piana, sentados en el sofá… Con la brisa del mar, la tranquilidad, rodeados de naturaleza...

                -¿Quieres que te lleve ahora mismo?

Julieta asintió y él la beso con ternura.

                -Cierra los ojos. Mmmm ¿Oyes las gaviotas?-Preguntó Elliot.

                -Claro, doctor Evans… Pero abráceme, la brisa me está dejando helada.

                -¿Así mejor?

                -Sí…

                -Mañana iremos a nadar temprano. A tirarnos desde las rocas.

Soltó una risita al recordar el momento en que Elliot saltó a por ella.

                -¿Y cocinarás tortitas para desayunar?

                -Decenas.

                -Pues entonces voy a dormirme ya, para mañana estar fresca.

                -Descansa cariño-Susurró Elliot y le besó en la frente.

Y puede que fuera gracias a su tumor, pero casi podía oler el salitre y sentir el viento fresco acariciando su rostro, entre los brazos de Elliot. Así que cerró los ojos y esperó a que el sueño la derrotara.

Cuando abrió los ojos de nuevo, parecía que solo hubieran pasado unos segundos. Aún tenía el sabor dulce que le había dejado el sueño de Piana con Elliot, que ya no estaba en la cama. Entonces se dio cuenta de que la habitación estaba diferente, muy diferente. Había centros de flores por todas partes, perchas llenas de fundas para trajes y tartas… Muchísimas flores y dulces expuestos en mesas por el lugar. Julieta se quedó pasmada y se incorporó, espabilándose con rapidez.

Mathilde y Alice entraron en la habitación un minuto después, ambas sosteniendo más bucles de flores. Estaban radiantes y no parecía que fueran a soltarle un discurso deprimente, algo que ella no podía más que agradecer, esperando que la apartaran de la monotonía de ese frío lugar.

                -¡Qué bien! ¡Ya estás despierta!-Exclamó Alice-Entra, Henry. La tita Julieta ya está despierta.

El niño entró detrás de ella con una bonita pajarita azul en el cuello. Se sonrojó al ver a Julieta y se acercó a la cama.

                -¡Vamos a preparar tú boda, tita Julieta!-Gritó con fuerza, arrancándole una sonrisa.

                -¡Muy bien, Henry!-Dijo su madre y le entregó un cupcake de premio.

                -Chicas… Madre mía… Todo esto…-Empezó a decir Julieta, aún con la boca abierta.


                -Tenemos muy poco tiempo. Agradécenoslo después-Dijo Mathilde, ayudándola a salir de la cama.

                -Coja fuerzas, señorita Pope.


2 comentarios:

  1. Jane me ha encantado el capítulo. Ahora es cuando realmente empiezo a asimilar que Julieta y Elliot se van a casar. Espero que tengas el siguiente capítulo pronto.
    Un besazo

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