Llevaban horas hablando, copa tras copa, Martini tras
Martini, consiguiendo que Julieta dejara de pensar y empezara a disfrutar de la
compañía. Andrew resultaba demasiado adictivo mientras contaba cualquier cosa,
así que intentó rendirse ante aquella atracción, ayudada por el alcohol. Prácticamente se había visto obligada a
aceptar la invitación, presionada por Mathilde, que estaba encantada con ser el
centro de atención del amplio grupo de amigos de Andrew y también con que
Julieta pudiera distraerse.
Se inclinó para echarle un vistazo por encima del hombro de
Andrew. Mathilde se reía a carcajadas, bailando torpemente con James, un tipo
gracioso y muy gay, que parecía disfrutar con ella como de un juguete nuevo.
-¿Está
a salvo?-Preguntó Andrew en su oído. Ni siquiera se había dado cuenta que se
había acercado tanto a él y empezó a sonrojarse.
Se incorporó deprisa, tropezando con sus propios pies… pero
por suerte, los brazos de Andrew la sujetaron con fuerza, quedando sus rostros
a pocos centímetros. Él sonrió con una mezcla de maldad y ternura irresistible.
-Creo
que Mathilde está un poco ebria… Y yo también-Se sinceró, soltando una risita y
separándose poco a poco de él.
Lo cierto era, que cada vez veía el local más distorsionado
y que llevaba mucho tiempo sin experimentar esa sensación. La del alcohol,
haciendo efecto en su organismo de un modo tan dulce y fructífero. Recordó que
la última vez, estaba con Elliot y no había sido precisamente por diversión,
sino para olvidar sus problemas o por lo menos, ahogarlos en aquel líquido
ardiente y trasparente. De repente, se encontró con ese frenesí, el de rabia y
dolor… El de querer olvidar cada momento con él. Volvió a inclinarse, pero esta
vez, para caer en los labios de Andrew, sorprendido inesperadamente. A Julieta
empezó a gustarle ese contacto, diferente pero exquisito, algo puramente físico
que le hacía querer más. Cuando se separaron, ella le sonrió y se puso en pie, agarrando
la mano de Andrew.
-Julieta…
-Necesito
coger aire.
Había mucha gente bailando, incapacitando la tarea de salir
de allí. El local parpadeaba con las luces al ritmo de la música… Que hacían
que aquel sitio fuera algo claustrofóbico. Julieta se abrió paso, deslizándose
entre todas esas personas, mareada y sedienta de una pizca de aire fresco. Al
llegar a la puerta, atestada de más gente que entraba y salía, empujó a Andrew
hacía un callejón desierto. Lo empujó en la pared y volvió a besarle. Está vez, durante
más tiempo, hasta que Julieta lo apartó de un empujón.
-Mierda.
Besas tan bien-Admitió, mordiéndose el labio.
Andrew soltó una carcajada y volvió a acercarse a Julieta,
agarrando su cintura con fuerza.
-¿Tengo
que pedir perdón por eso?
Era difícil resistirse a él y eso no hacía más que
facilitarle las cosas.
-No…
Claro que no-Susurró, mientras él besaba su cuello.
Cerró los ojos y levantó la cabeza, completamente extasiada.
Pero de repente, hubo algo que los interrumpió.
-¡JULIETA
POPE! ¡ES ELLA! ¡JULIETA!
Los dos se giraron a tiempo de ver a un grupo de paparazzi a
unos metros, salidos de la nada y corriendo hacia ellos.
-¿Qué
hacemos?-Preguntó Andrew, divertido.
-Correr-Contestó
Julieta.
La mano de Andrew tiró de su brazo, avanzando a través del
callejón para huir de todos esos periodistas de prensa amarilla, armados con
cámaras. Julieta llevaba unos tacones enormes que le dificultaban la tarea,
pero intentó seguir el ritmo con tal de no ver al día siguiente una foto
comprometida en alguna página de internet, que pudiera llegar a todo el mundo. Incluso
a África.
Por fin y después de varias manzanas, llegaron a la calle
dónde estaba aparcado el coche de Andrew. Dada la ventaja que les llevaban,
habían conseguido despistarlos y afortunadamente, ya no tenían que correr. Jul
se soltó de su mano y se sentó en la acera para quitarse los zapatos.
-No
puedo más, Andrew, para… Por favor-Le aseguró, jadeante.
Andrew se dio la vuelta y la observó unos segundos en
silencio, antes de sentarse a su lado.
-El
coche está al final de la calle. Venga, te llevaré a casa.
-Vivo
en los Hamptons.
-Es
algo lejos… ¿no?
Julieta río y sacó su móvil para mandarle un mensaje a
Mathilde, pero a penas distinguía las letras del iPhone.
-Joder.
Espera… Tengo… tengo un apartamento en Upper East Side.
-Creo
que eso es algo que no se olvida fácilmente-Bromeó él y le ofreció su
brazo-Venga, su chófer espera ansioso.
-Tengo
un bebé, Andrew-Empezó a decir, Julieta. Le preocupaba montarse en su coche y
que tuvieran un accidente.
-Tranquila,
no he bebido nada-Le aseguró, tirando de ella.
Se apoyó en Andrew para poder llegar al coche, dónde otra
vez, tuvo que ayudarla para sentarse en el asiento del copiloto. Cada vez se
sentía más avergonzada, con la necesidad de pedirle disculpas por esa
desastrosa noche. Después de todo, era su jefa. Esperó a que se metiera en el
coche, buscando las palabras exactas que explicaran lo que tenía que decir.
-Bueno,
ya estamos listos.
-Andrew,
lo siento mucho. Siento haberte besado… así-Notaba como sus mejillas se
encendían, así que suspiró y cogió aire antes de seguir-Llevaba mucho tiempo
sin salir una noche… Y sin probar el alcohol de esta manera. Soy madre y…
bueno, eso dificulta mi vida un poco. Esto es un desastre, ¡Yo soy el desastre!
y estoy tan cansada…
No sabía por qué le estaba diciendo todo eso, pero paró y le
miró. Él tenía los ojos fijos en ella, sin quitar esa sonrisa complaciente de sus
labios.
-Sí,
eres un desastre pero quizá por eso me gustes tanto… Y también porque eres
lista y asombrosamente guapa-Repuso, dejándola sin nada más que decir-Así que
deja de sentirlo y sobre todo por un beso tan alucinante. No se lo merece.
Dicho eso, arrancó el coche. Julieta siguió observándolo con
la boca abierta, hasta que el cansancio y el alcohol ganaron la partida y se
quedó dormida en el asiento.
Cuando despertó, estaba metida en el ascensor de su
edificio, en los brazos de Andrew y la cabeza iba a explotarle. Él tenía los
ojos puestos al frente, mientras subían. A su lado estaba Jerry, el portero
habitual del edificio. En ese instante, Andrew bajó la mirada y se encontró con
la de ella, confundida y embriagada. Julieta intentó parecer animada, pero la
luz del ascensor le dañaba los ojos. Frunció el ceño y se llevó las manos a la
cabeza.
-Por
fin te dignas a seguir despierta-Murmuró Andrew.
-Señorita
Pope, es un placer volver a verla-La saludó Jerry-Hacía mucho que no venía por
aquí.
-Hola
Jerry…-Gruño, ocultando los ojos en la camisa de Andrew.
-Bueno,
es aquí-Informó Jerry-Ha sido un placer, señor.
-Igualmente,
Jerry. Buenas noches y gracias.
-Adiós
Jerry-Susurró Julieta.
Oyó como el ascensor se cerraba y notó como Andrew paraba de andar.
-Guau
¿Cómo tuviste la idea de cambiar esto por los Hamptons? Es ridículo…
-¿Puedes
hablar un poco más bajo? Y dejarme en el suelo…
-Lo
siento-Se disculpó, dejándola despacio en el suelo, pero a la vez que lo hacía,
los ojos de Julieta empezaron a dibujar pequeños puntitos de colores y sus
piernas flaquearon-O mejor no…
-Vale,
sí. Mejor no. Arriba está mi habitación.
Rodeó su cuello con los brazos mientras subían las escaleras
y por primera vez, degusto su olor limpio e irresistible… Intentó obviar que
esa noche se parecía a otra lejana, que también terminó con Elliot llevándola a
la habitación, la noche de Navidad. Volvió al pasado, al día siguiente de aquella noche, cuando él tuvo que recordarle en la habitación de casa de sus padres que
por primera vez, le había dicho que lo quería, después de media botella de vodka.
-¿Dónde
está la luz? Mierda-Se quejó Andrew, buscando a tientas el interruptor-Pesas mucho...
-A la derecha-Dijo
Julieta, divertida, acariciándole el cuello.
Cuando encendió la luz, el gesto de Andrew cambio. De
repente se volvió serio y duro, envejeciendo unos años mientras observaba la
habitación. Julieta frunció el ceño y miró su habitación.
Fue igual a revivir una vieja pesadilla. Estaba todo como lo
había dejado hacía mucho tiempo. Los muebles, sus cosas y cada uno de sus
recuerdos. Pero sabía que lo que había enfriado a Andrew era la cantidad de
cosas que recordaban que una persona moribunda había pasado mucho tiempo allí. Un
gotero, su silla de ruedas, una bombona de oxígeno y varios botes de
pastillas.
<<Mierda>>
Julieta se puso en pie y suspiró, ante aquel imprevisto.
Fuera a dónde fuese, hiciera lo que hiciese, no podía simplemente olvidar.
-Vaya…
Pensaba que esto iba a desaparecer de la noche a la mañana-Murmuró, intentando
que no le afectara. El alcohol le ayudó con eso y se giró para mirar a su
acompañante a los ojos-Vamos a bajar.
-Julieta…
Quizás deberíamos hablar, simplemente. No tienes que esconderte conmigo. Y
tampoco me espero nada.
Asintió y volvió a observar aquella escena, tragando saliva para
no volver a pensar en él.
-¿Puedes
esperarme abajo? Quiero darme una ducha para despejarme. No tardaré.
-Claro,
grita si necesitas algo-Aceptó él y le besó la mejilla.
Se metió en el baño y se duchó con rapidez, espabilándose un
poco. Se puso algo de ropa cómoda y bajó al hall, cansada y extrañamente
ilusionada. Andrew se había quedado dormido en el sofá, en una postura un tanto
incómoda.
Se tumbó junto a él, consiguiendo que se despertara.
-Eh…
hueles bien-Susurró él, abrazando su cintura-¿Estás bien?
-Sí,
genial… ¿Seguro que quieres dormir aquí?
-Tienes
un sofá muy cómodo.
Sonrió y le acarició la mano.
-Lo siento.
No quería que vieras eso.
-No
pasa nada… Es que me ha traído recuerdos.
-A mí
también-Admitió Julieta, suspirando.
-¿Ahora
estás bien? –Preguntó Andrew.
-Sí.
Ahora todo estará bien.
Siento mucho el retraso, pero no me regañéis... O bueno venga, os dejo. Espero vuestros comentarios y opiniones :)
ResponderEliminarPara cuando el sigient capitulo????
ResponderEliminarIntentaré tenerlo para este fin de semana :)
EliminarQue bien Jane, me encanta!, como siemore vamos.
ResponderEliminarUn beso!
Me ha gustado, pero no sé si Andrew me cae bien o mal la verdad...
ResponderEliminar¡Quiero saber qué ha pasado!
Muchos besos ^^
Son las tres y cuarto de la mañana, y aquí me hallo, terminando de leer el capítulo tres de la segunda parte. Creo que estoy llorando, pero no estoy segura. Acabo de terminar, y tenía que escribir este comentario... No me creía capaz de esperar a mañana... Además, ya sabes que mi memoria es malísima, y si no lo hago ahora, mañana menos. Que decirte... Que estoy... No tengo palabras. Ay Dios. Me he leído todo lo que me quedaba por leer de un tirón, y han sido taaaaaantas cosas en taaaaaan poco tiempo... Me alegro muchísimo de ver que no hay tumor, y espero que así sea por los siglos de los siglos. Pero... ¿y Elliot? ¿Por qué? ¿QUÉ HA PASADO, JANE? Pero, ¿sabes qué? Sea lo que sea, pase lo que pase... Estoy de acuerdo con lo que decidas escribir. Porque hagas lo que hagas, será increíble. En serio. Adoro tu historia y tu forma de escribir. Tengo INFINITAS ganas de leer el siguiente y ver qué ocurre, así que ale, rápido con el siguiente... JAJAJAJA Por cierto, soy April. Es que estoy desde el móvil y claro..
ResponderEliminarCuando publicas mas capítulos?????? Porfaaa
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