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"Una novela debe mostrar el mundo tal como es. Como piensan los personajes, como suceden los hechos... Una novela debería de algún modo revelar el origen de nuestros actos" Jane Austen.

jueves, 13 de marzo de 2014

Capítulo 3





Llevaban horas hablando, copa tras copa, Martini tras Martini, consiguiendo que Julieta dejara de pensar y empezara a disfrutar de la compañía. Andrew resultaba demasiado adictivo mientras contaba cualquier cosa, así que intentó rendirse ante aquella atracción, ayudada por el alcohol.  Prácticamente se había visto obligada a aceptar la invitación, presionada por Mathilde, que estaba encantada con ser el centro de atención del amplio grupo de amigos de Andrew y también con que Julieta pudiera distraerse.


Se inclinó para echarle un vistazo por encima del hombro de Andrew. Mathilde se reía a carcajadas, bailando torpemente con James, un tipo gracioso y muy gay, que parecía disfrutar con ella como de un juguete nuevo.

                -¿Está a salvo?-Preguntó Andrew en su oído. Ni siquiera se había dado cuenta que se había acercado tanto a él y empezó a sonrojarse.

Se incorporó deprisa, tropezando con sus propios pies… pero por suerte, los brazos de Andrew la sujetaron con fuerza, quedando sus rostros a pocos centímetros. Él sonrió con una mezcla de maldad y ternura irresistible.


                -Creo que Mathilde está un poco ebria… Y yo también-Se sinceró, soltando una risita y separándose poco a poco de él.

Lo cierto era, que cada vez veía el local más distorsionado y que llevaba mucho tiempo sin experimentar esa sensación. La del alcohol, haciendo efecto en su organismo de un modo tan dulce y fructífero. Recordó que la última vez, estaba con Elliot y no había sido precisamente por diversión, sino para olvidar sus problemas o por lo menos, ahogarlos en aquel líquido ardiente y trasparente. De repente, se encontró con ese frenesí, el de rabia y dolor… El de querer olvidar cada momento con él. Volvió a inclinarse, pero esta vez, para caer en los labios de Andrew, sorprendido inesperadamente. A Julieta empezó a gustarle ese contacto, diferente pero exquisito, algo puramente físico que le hacía querer más. Cuando se separaron, ella le sonrió y se puso en pie, agarrando la mano de Andrew.

                -Julieta…

                -Necesito coger aire.

Había mucha gente bailando, incapacitando la tarea de salir de allí. El local parpadeaba con las luces al ritmo de la música… Que hacían que aquel sitio fuera algo claustrofóbico. Julieta se abrió paso, deslizándose entre todas esas personas, mareada y sedienta de una pizca de aire fresco. Al llegar a la puerta, atestada de más gente que entraba y salía, empujó a Andrew hacía un callejón desierto. Lo empujó en la pared y volvió a besarle. Está vez, durante más tiempo, hasta que Julieta lo apartó de un empujón.

                -Mierda. Besas tan bien-Admitió, mordiéndose el labio.

Andrew soltó una carcajada y volvió a acercarse a Julieta, agarrando su cintura con fuerza.

                -¿Tengo que pedir perdón por eso?

Era difícil resistirse a él y eso no hacía más que facilitarle las cosas.

                -No… Claro que no-Susurró, mientras él besaba su cuello.

Cerró los ojos y levantó la cabeza, completamente extasiada. Pero de repente, hubo algo que los interrumpió.

                -¡JULIETA POPE! ¡ES ELLA! ¡JULIETA!

Los dos se giraron a tiempo de ver a un grupo de paparazzi a unos metros, salidos de la nada y corriendo hacia ellos.

                -¿Qué hacemos?-Preguntó Andrew, divertido.

                -Correr-Contestó Julieta.

La mano de Andrew tiró de su brazo, avanzando a través del callejón para huir de todos esos periodistas de prensa amarilla, armados con cámaras. Julieta llevaba unos tacones enormes que le dificultaban la tarea, pero intentó seguir el ritmo con tal de no ver al día siguiente una foto comprometida en alguna página de internet, que pudiera llegar a todo el mundo. Incluso a África.

Por fin y después de varias manzanas, llegaron a la calle dónde estaba aparcado el coche de Andrew. Dada la ventaja que les llevaban, habían conseguido despistarlos y afortunadamente, ya no tenían que correr. Jul se soltó de su mano y se sentó en la acera para quitarse los zapatos.

                -No puedo más, Andrew, para… Por favor-Le aseguró, jadeante.

Andrew se dio la vuelta y la observó unos segundos en silencio, antes de sentarse a su lado.

                -El coche está al final de la calle. Venga, te llevaré a casa.

                -Vivo en los Hamptons.

                -Es algo lejos… ¿no?

Julieta río y sacó su móvil para mandarle un mensaje a Mathilde, pero a penas distinguía las letras del iPhone.

                -Joder. Espera… Tengo… tengo un apartamento en Upper East Side.

                -Creo que eso es algo que no se olvida fácilmente-Bromeó él y le ofreció su brazo-Venga, su chófer espera ansioso.

                -Tengo un bebé, Andrew-Empezó a decir, Julieta. Le preocupaba montarse en su coche y que tuvieran un accidente.

                -Tranquila, no he bebido nada-Le aseguró, tirando de ella.

Se apoyó en Andrew para poder llegar al coche, dónde otra vez, tuvo que ayudarla para sentarse en el asiento del copiloto. Cada vez se sentía más avergonzada, con la necesidad de pedirle disculpas por esa desastrosa noche. Después de todo, era su jefa. Esperó a que se metiera en el coche, buscando las palabras exactas que explicaran lo que tenía que decir.

                -Bueno, ya estamos listos.

                -Andrew, lo siento mucho. Siento haberte besado… así-Notaba como sus mejillas se encendían, así que suspiró y cogió aire antes de seguir-Llevaba mucho tiempo sin salir una noche… Y sin probar el alcohol de esta manera. Soy madre y… bueno, eso dificulta mi vida un poco. Esto es un desastre, ¡Yo soy el desastre! y estoy tan cansada…

No sabía por qué le estaba diciendo todo eso, pero paró y le miró. Él tenía los ojos fijos en ella, sin quitar esa sonrisa complaciente de sus labios.

                -Sí, eres un desastre pero quizá por eso me gustes tanto… Y también porque eres lista y asombrosamente guapa-Repuso, dejándola sin nada más que decir-Así que deja de sentirlo y sobre todo por un beso tan alucinante. No se lo merece.

Dicho eso, arrancó el coche. Julieta siguió observándolo con la boca abierta, hasta que el cansancio y el alcohol ganaron la partida y se quedó dormida en el asiento.


Cuando despertó, estaba metida en el ascensor de su edificio, en los brazos de Andrew y la cabeza iba a explotarle. Él tenía los ojos puestos al frente, mientras subían. A su lado estaba Jerry, el portero habitual del edificio. En ese instante, Andrew bajó la mirada y se encontró con la de ella, confundida y embriagada. Julieta intentó parecer animada, pero la luz del ascensor le dañaba los ojos. Frunció el ceño y se llevó las manos a la cabeza.

                -Por fin te dignas a seguir despierta-Murmuró Andrew.

                -Señorita Pope, es un placer volver a verla-La saludó Jerry-Hacía mucho que no venía por aquí.

                -Hola Jerry…-Gruño, ocultando los ojos en la camisa de Andrew.

                -Bueno, es aquí-Informó Jerry-Ha sido un placer, señor.

                -Igualmente, Jerry. Buenas noches y gracias.

                -Adiós Jerry-Susurró Julieta.

Oyó como el ascensor se cerraba y notó como Andrew paraba de andar.

                -Guau ¿Cómo tuviste la idea de cambiar esto por los Hamptons? Es ridículo…

                -¿Puedes hablar un poco más bajo? Y dejarme en el suelo…

                -Lo siento-Se disculpó, dejándola despacio en el suelo, pero a la vez que lo hacía, los ojos de Julieta empezaron a dibujar pequeños puntitos de colores y sus piernas flaquearon-O mejor no…

                -Vale, sí. Mejor no. Arriba está mi habitación.

Rodeó su cuello con los brazos mientras subían las escaleras y por primera vez, degusto su olor limpio e irresistible… Intentó obviar que esa noche se parecía a otra lejana, que también terminó con Elliot llevándola a la habitación, la noche de Navidad. Volvió al pasado, al día siguiente de aquella noche, cuando él tuvo que recordarle en la habitación de casa de sus padres que por primera vez, le había dicho que lo quería, después de media botella de vodka.

                -¿Dónde está la luz? Mierda-Se quejó Andrew, buscando a tientas el interruptor-Pesas mucho...

                -A la derecha-Dijo Julieta, divertida, acariciándole el cuello.

Cuando encendió la luz, el gesto de Andrew cambio. De repente se volvió serio y duro, envejeciendo unos años mientras observaba la habitación. Julieta frunció el ceño y miró su habitación.

Fue igual a revivir una vieja pesadilla. Estaba todo como lo había dejado hacía mucho tiempo. Los muebles, sus cosas y cada uno de sus recuerdos. Pero sabía que lo que había enfriado a Andrew era la cantidad de cosas que recordaban que una persona moribunda había pasado mucho tiempo allí. Un gotero, su silla de ruedas, una bombona de oxígeno y varios botes de pastillas. 

                <<Mierda>>

Julieta se puso en pie y suspiró, ante aquel imprevisto. Fuera a dónde fuese, hiciera lo que hiciese, no podía simplemente olvidar.

                -Vaya… Pensaba que esto iba a desaparecer de la noche a la mañana-Murmuró, intentando que no le afectara. El alcohol le ayudó con eso y se giró para mirar a su acompañante a los ojos-Vamos a bajar.

                -Julieta… Quizás deberíamos hablar, simplemente. No tienes que esconderte conmigo. Y tampoco me espero nada.

Asintió y volvió a observar aquella escena, tragando saliva para no volver a pensar en él.

                -¿Puedes esperarme abajo? Quiero darme una ducha para despejarme. No tardaré.

                -Claro, grita si necesitas algo-Aceptó él y le besó la mejilla.

Se metió en el baño y se duchó con rapidez, espabilándose un poco. Se puso algo de ropa cómoda y bajó al hall, cansada y extrañamente ilusionada. Andrew se había quedado dormido en el sofá, en una postura un tanto incómoda.

Se tumbó junto a él, consiguiendo que se despertara.

                -Eh… hueles bien-Susurró él, abrazando su cintura-¿Estás bien?

                -Sí, genial… ¿Seguro que quieres dormir aquí?

                -Tienes un sofá muy cómodo.

Sonrió y le acarició la mano.

                -Lo siento. No quería que vieras eso.

                -No pasa nada… Es que me ha traído recuerdos.

                -A mí también-Admitió Julieta, suspirando.

                -¿Ahora estás bien? –Preguntó Andrew.

                -Sí. Ahora todo estará bien.





7 comentarios:

  1. Siento mucho el retraso, pero no me regañéis... O bueno venga, os dejo. Espero vuestros comentarios y opiniones :)

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  2. Para cuando el sigient capitulo????

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  3. Que bien Jane, me encanta!, como siemore vamos.
    Un beso!

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  4. Me ha gustado, pero no sé si Andrew me cae bien o mal la verdad...
    ¡Quiero saber qué ha pasado!

    Muchos besos ^^

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  5. Son las tres y cuarto de la mañana, y aquí me hallo, terminando de leer el capítulo tres de la segunda parte. Creo que estoy llorando, pero no estoy segura. Acabo de terminar, y tenía que escribir este comentario... No me creía capaz de esperar a mañana... Además, ya sabes que mi memoria es malísima, y si no lo hago ahora, mañana menos. Que decirte... Que estoy... No tengo palabras. Ay Dios. Me he leído todo lo que me quedaba por leer de un tirón, y han sido taaaaaantas cosas en taaaaaan poco tiempo... Me alegro muchísimo de ver que no hay tumor, y espero que así sea por los siglos de los siglos. Pero... ¿y Elliot? ¿Por qué? ¿QUÉ HA PASADO, JANE? Pero, ¿sabes qué? Sea lo que sea, pase lo que pase... Estoy de acuerdo con lo que decidas escribir. Porque hagas lo que hagas, será increíble. En serio. Adoro tu historia y tu forma de escribir. Tengo INFINITAS ganas de leer el siguiente y ver qué ocurre, así que ale, rápido con el siguiente... JAJAJAJA Por cierto, soy April. Es que estoy desde el móvil y claro..

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  6. Cuando publicas mas capítulos?????? Porfaaa

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