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"Una novela debe mostrar el mundo tal como es. Como piensan los personajes, como suceden los hechos... Una novela debería de algún modo revelar el origen de nuestros actos" Jane Austen.

sábado, 29 de marzo de 2014

Capítulo 4




Cuando despertaron, tuvieron la sensación de que apenas había pasado el tiempo. Aunque el sol que entraba por los amplios ventanales, intentara convencerles de lo contrario. Era uno de esos extraños momentos de paz que tienes una o ninguna vez al día, que te reconfortan, de esos momentos que tienen los minutos contados, de los que sabes que finalmente, terminarán. Debes levantarte, alejarte del relax y enfrenta a todo lo contrario.

Andrew mantenía su mano rodeando la cintura de Julita, que estaba de espaldas a él, mientras valoraba lo que estaba pasando en el sofá de aquella inmensa habitación. Ambos estaban despiertos, esperando que el otro diera el paso de declararlo, de moverse, de crear un momento perfecto para hablar. O simplemente, alargando el tiempo, evitando enfrentarse a una situación incómoda.


Cerró los ojos, saboreando la jaqueca, ese gusto a resaca y a remordimientos. Sabía que no había pasado nada, que simplemente habían dormido juntos y abrazados, pero intuía que aquello no iba a terminar ahí. Que cuando despertaran, de verdad, él iba a besarla y que ella le dejaría… Que quizá le gustara.
Así que respiró profundamente, reflexionando en que realmente podía gustarle ese chico rubio que propiciaba situaciones incómodas… Y tal vez, podía llegar el día en que la ayudara a olvidar, a llevar a cabo la siguiente parte del plan.


Tenía que hacerlo, ya había llegado hasta ahí. Se removió y emitió un gemido para que se diera cuenta de que estaba despierta. Él también se removió y le acaricio el pelo, para después susurrarle algo en el oído.

                -Buenos días.

Julieta sonrió y se dio la vuelta para encararlo. Andrew le devolvió el gesto, torciendo su boca en una mueca irresistible, observándola fijamente, hasta que cerró los ojos y se hundió en los labios de Julieta. Un beso rápido, de los de buenos días, de los de “espero que no te arrepientas de nada”.

                -Buenos días-Repitió Julieta, cuyas mejillas comenzaban a encenderse, intimidada y muy lejos de la valentía de los Martini.

                -¿Resaca?

                -Una terrible…

                -Sé de algo que puede arreglarlo-Murmuró él, con gesto interesante.

Julieta no pudo evitar pensar en aquello en lo que no quería pensar. Contuvo la respiración, esperando que él se lanzara hacia ella, que finalizará aquello que había empezado con un beso casto de buenos días. Pero lejos de eso, Andrew se incorporó.

                -Conozco un sitio dónde preparan los mejores gofres de todo Nueva York.

Ella asintió con el ceño fruncido, algo confundida, sentándose en el sofá. Esperaba algo turbio, lleno de lujuria y él acababa de volver a sorprenderla con esa inocente oferta. Intentó que su cara de poker pasara desapercibida, soltando una risita nerviosa.

                -Eres un fanfarrón. Seguro que hay miles de sitios mejores que ese, pero quieres seducirme… que caiga a tus pies. Pero tengo hambre, así que sí, soy tuya- Bromeó ella, provocando que los ojos de él se llenaran de emoción. 

No estaba preparada para lo que se temía. Aún no. Así que se alegro de que no estuviera entre los planes de Andrew.

                -Vas a arrepentirte de haber dudado de mí, Julieta Pope.


Julieta volvió a su antiguo dormitorio, sosteniendo un gesto de ilusión sobre los labios. Se metió en el vestidor y buscó algo adecuado para un desayuno con Andrew. Revolvió sus cosas, encontrando prendas que había olvidado por completo. Vestidos, camisas, pantalones… Todo muy caro, de alta costura… Resultante de una época, tiempo atrás, en que no tener demasiadas obligaciones y ser multimillonaria le dejaba tiempo para dedicar a su pasión por la moda. Suspiró, acariciando las mangas de un vestido de Dior, percatándose de lo que había cambiado, y de que ahora, compraba más ropa de bebé que para ella.

Era un día perfecto de primavera. No hacía mucho frío, ni mucho calor. Decidió que era su oportunidad para conmemorar aquella época, de que le haría sentirse mejor que bien enfundarse de nuevo en esa pieza que usó por primera vez para la entraba de unos premios. El vestido era sencillo, de manga corta. La parte de arriba era negra, hasta la cintura. La falda, suelta y de un estampado florar, de colores turquesa. Se lo puso junto con una chaqueta vaquera y bailarinas negras. Después se pintó un poco y dejó su pelo tal cual, con un aspecto desenfadado.

Estaba contenta y por primera vez en muchos meses, no le daba miedo sonreír.

Cuando bajó, Andrew la esperaba sentado en el sofá. Abrió la boca, observándola y sonrió.

                -Realmente estoy disfrutando por no tener que verte con esos trajes de abogada y jefa.

                -No seas pelota, Andrew ¿Intentas no quedar tan mal con lo de los gofres?

                -En serio, vas a tragarte esas palabras una por una.

                -Eso ya se verá.

Los dos estaban cómodos en ese juego que los alejaba de cualquier situación incómoda. Julieta llegó hasta él y le guiñó un ojo. Él le agarró la cintura y deslizó los dedos por su cuello, sin dejar de mirarla.

                -Creo que anoche no tuve oportunidad de decirte que estás muy sexy con el pelo corto-Murmuró, deslizando sus dedos ente su melena-Puede que sea una mala idea lo de los gofres…

El corazón de Julieta empezó a bombear con rapidez. Suspiró, intentando responder con un comentario igual de audaz que el que él había soltado, pero no encontró nada coherente. Sólo quería que pasara. Agotar esas ganas inmensas de volver a besarle y saciar esa atracción física tan fuerte.

Pero entonces, sonó el timbre de su teléfono. Se separó algo de él, bruscamente, buscándolo en el bolso.

                -Tengo que contestar, quizá sea por Isaac-Se disculpó, sacándolo.

La sangre desapareció de su rostro cuando observó el número tan extraño de la pantalla.
                <<Elliot>>

Corrió hacia su despacho para descolgar, perseguida por aquel timbre que cada vez parecía más violento.

                -Hola-Contestó con un hilo de voz. No hubo respuesta, tan sólo se escuchó un pitido-¿Elliot? ¿Hola?

                -Jul-Respondió él, cuya voz se escuchaba a miles de kilómetros.

                -Elliot, ¿Estás bien? Te escuchó fatal…

                -¿Mejor ahora?-Inquirió, con un sonido más cercano.

                -Sí, ahora mejor.

                -Necesitaba hablar contigo-Confesó Elliot, en un tono más jovial del que la tenía acostumbrada en las últimas semanas.

                -Dime-Murmuró con miedo, apoyándose en la mesa.

                -Anoche recibí un correo de Mathilde. Me contó lo de los resultados, quería enterarme por ti, pero me dijo que estabas cansada y… Bueno, eso no importa. Dios, estoy tan contento. Es la mejor noticia que podían darme. Jul, lo hemos… ¡Lo has conseguido!

Algo se le retorció por dentro. Tragó saliva, intentando contener ese incipiente nudo que amenazaba con estallar en lágrimas. De nuevo, se sentía fatal. De nuevo, echaba de menos. De nuevo, notaba el vacío.

                -Jul ¿Sigues ahí?

                -Sí, sí. Sigo aquí-Repuso, intentando salir de aquel atolladero-Gracias, Elliot. No podía haberlo hecho sin ti. Me siento fatal por no habértelo dicho, pero con Isaac y el bufete, apenas he pensado en…

                -Lo sé, lo sé-La cortó él-No te preocupes. No te estoy recriminando nada. Sólo quería escucharte.

Julieta cerró los ojos y se mordió el labio, intentando que la conversación no se volviera tan incómoda y dolorosa como las anteriores.

                -¿Qué tal por África?

                -Bueno, hace calor y ya he dejado de preocuparme por los mosquitos… Pero se está bien. Llevamos una semana tranquila en el hospital-Dijo, acabando con una sonrisa. Una sin sonido, pero que ella sabía que estaba ahí.

                -Seguro que es un sitio mejor con el Doctor Evans deambulando por allí-Se atrevió a bromear Jul, mientras jugueteaba con el abrecartas.

                -Sí, eso no lo dudes… ¿Cómo está Isaac? ¿Aún duerme?

                <<De hecho, no tengo ni idea-Pensó, volviendo a sentirse mal>>

                -Anoche durmió en casa de Emma. Vino Mathilde y me obligó a salir, ya la conoces. Es muy persistente.

                -Me alegro de que sea así. Te mereces un descanso…-La línea se quedó en silencio, sólo interrumpida por ambas respiraciones-Bueno, tengo que colgar… Intentaré contactar con vosotros el lunes, con algo de suerte.

                -Genial, te esperamos a la hora de siempre.

                -Bien, dale un beso de mi parte.

                -Lo haré, no te preocupes.

                -Y Julieta…

                -¿Sí?

                -Me alegro mucho.

                -Gracias, Elliot.

                -Adiós. Nos vemos pronto.

                -Ten cuidado-Se despidió Julieta, apurando los segundos de la agonizante conversación.

Se quedó con el teléfono en la mano, algo conmocionada, observando la pantalla. Cerró los ojos y negó para sí, intentado sobreponerse.

                -Vamos, Julieta-Susurró-Olvídate de la conversación. Sal y diviértete. No es tan difícil. No es tan complicado… Vamos.


Abrió la puerta, esbozando una falsa sonrisa.

                -Ya está, podemos probar esos mediocres gofres.


El camino fue algo incómodo. Julieta no era tan perspicaz como para fingir que hablar con Elliot no le había afectado, y Andrew, era demasiado listo para no darse cuenta de eso.

Así que después de sentarse en una estupenda cafetería pequeña, con aires parisinos y de que una camarera les sirviera café y gofres, Andrew se atrevió a hablar.

                -Sé que no es asunto mío, pero quizá necesites hablar para superarlo.

Julieta lo observó en silencio, meditando sus palabras. Al principio le sonaron demasiado ridículas como para hacerle caso, pero después no vio que fuera una idea tan mala. “Hablar y superarlo”

                -Intento pasar página pero a veces es difícil. Más aún si tienes un bebé que te lo recuerda, si todo fue una locura…

                -¿Él está ahora en África no?

Julieta frunció el ceño, confundida.

                -¿Cómo sabes…?

                -Bueno, sois personajes mediáticos. Tú eres Julieta Pope y él… tu ex.

                -Claro… que tonta-Murmuró Julieta.

                -Julieta, tienes que hablar con alguien. Aunque sea conmigo.

Eso le provocó una risita.

                -¿No tengo otra opción?

                -Soy lo mejor que tienes. Lo siento.

                -Me gustas. Eres la única persona del bufete que no me mira como a “La joven chica con cáncer que tuvo un bebé y la abandonaron”-Se sinceró, pronunciando las últimas palabras con dramatismo.

                -No olvides lo de tu trágica boda.

                -Oh. Es cierto. Mi trágica boda. Leí en una revista que era una novia cadáver vestida de Vera Wang. Dios… ¡Es ridículo! ¿No crees? En realidad cuando lo leí me hizo gracia. Recuerdo que estaba en el hospital y que mi madre intentaba por todos los medios que no pusiera la tele ni leyera la prensa, pero se quedó dormida y cogí una revista de su bolso. Salía en la portada. En grande y con letras rojas, con mi grandioso vestido de Vera, en un bonito jardín. Así que me reí durante un rato, leyendo lo que decían sobre mí y mi trágica historia. Era un resumen de mi vida, versionado por alguien con una imaginación asombrosa.

Andrew la miraba embobado, sonriendo mientras la escuchaba.

                -Creo que yo compré esa revista. Sí, la recuerdo-Repuso él, comiéndose un trozo de gofre.

Julieta se rio con ganas, volviendo a sentirse bien otra vez y probó el gofre. Estaba delicioso, y estar allí, con aquella compañía, hizo que le supiera como el mejor que había probado.

                -Tengo que decirlo… ¡Es el mejor gofre que me he comido en mi vida!-Admitió.
Andrew se puso en pie, orgulloso, mirándola.

                -Perdonen, siento interrumpir su desayuno-Dijo en voz alta, dirigiéndose a los presentes-Pero esta señorita de aquí, acaba de reconocer que aquí sirven los mejores gofres de la ciudad. Deberían endulzar sus cafés en esta preciosa mañana ¡Vamos! Mírenla, es preciosa ¡Fíense de ella!

Julieta se ruborizó, sin poder dejar de reír, intentando ocultar su rostro mientras todas las miradas se dirigían hacia ella. Los presentes empezaron a aplaudir y a vitorear a Andrew, hasta que se sentó y el bullicio se fue apagando.

                -Te dije que te arrepentirías de haber dudado de mí-Susurró Andrew, acercándose a ella.

                -Voy a matarte… Te juro que… -Bromeó Julieta, aún avergonzada-¿Cómo has sido capaz?

                -Me tomo muy enserio los gofres.


Se miraron unos segundos en silencio, sin apartar la felicidad de sus rostros. Julieta se quedó embobada en sus ojos azules, hasta que puso los ojos en blanco y le dio un trago al café. Andrew suspiró y bajó la mirada.
                -Creo que me merezco una cita.

                -¿Y esto que es?-Preguntó Julieta.

                -Bueno… bebimos, escapamos de una decena de fotógrafos, te desmayaste en mi coche, dormimos juntos en un sofá y estamos desayunando gofres. Es un día normal para mí.

Julieta bufó y se tapó la cara con las manos. Encontraba irresistible esa forma de ser juguetona de Andrew, que hasta ahora le era desconocida.

Tenía claro que resultaba agradable estar con él. Que le hacía dejar de pensar y eso era lo único que importaba.

                -Puede que sí, que te la merezcas- Admitió Jul- Hoy es mi día libre y no tendré muchos… Así que te propongo ir a casa, ducharte, ponerte algo limpio, dormir un poco… Y después venir a recogerme y cenar. Y por favor, sin excesos de alcohol.

                -Me parece perfecto. Te recojo a las siete.

Julieta asintió y se puso en pie. Fue hasta su lado de la mesa y se inclinó para susurrarle al oído.  

                -Espero que me impresiones, sigo siendo tu jefa-Se incorporó y le dedicó una sonrisa juguetona, encontrándose con su gesto sediento de más-Adiós Andrew, nos vemos esta noche.









2 comentarios:

  1. Estoy deseando leer el siguiente capítulo :)!

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  2. ola
    ME ENCANTA NETA QUE SI
    espero y leas esto por que te agradezco
    que escribas y permitas a otros leerlo :D

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