Aquel día, Andrew
se esmeró para cumplir su cometido y no de cualquier manera. Durante toda su
vida se había esforzado en destacar para ser el mejor en cada cosa que se le
ponía delante y sabía que tenía que dar todo de él. Preparó una de las pocas
recetas que su madre se había esforzado en que aprendiera. Sopa de verduras y
brochetas de salmón. Después del magnífico desayuno, había corrido a la tienda,
dispuesto a hacer aquello que tanto ansiaba. Sorprenderla y quizá con suerte,
conquistarla con una buena cena casera en su apartamento. Al medio día, cogió
su móvil y le envió un correo, mientras sonreía, orgulloso de sí mismo.
“Es un poco tarde
para conseguir una reserva decente”
A los quince
minutos, el teléfono volvió a sonar.
“¿Te estás
rindiendo?”
Sus dedos esperaron
ansiosos encima del teclado táctil, antes de que se formara en sus ojos la
respuesta.
“No conozco esa
palabra, señorita Pope”
Tal y como habían
planeado, fue a recogerla a su apartamento. Aparcó frente a la entrada del
edificio. Llevaba puesto un traje muy elegante, con una pajarita negra, que más
bien presagiaba una glamurosa noche de gala. Justo la impresión que quería dar
para despistarla. Julieta apareció a los pocos minutos, saliendo del edificio
animada. Llevaba un traje corto, negro y entallado y un collar de cristales
verdes. Sonrió al verle montado en el coche, pero conforme se acercaba, su
expresión cambió. Frunció el ceño y negó
confundida, dando la vuelta al vehículo.
-¿Qué…? ¿Por qué se supone que
vas así vestido?-Preguntó con urgencia, sentándose en el asiento del
copiloto-¿Quieres llevarme a una gala o algo parecido? No… no voy vestida para
una gala. Tenías que haberme avisado.
-Estás alucinante-Contestó,
mirándola un segundo fijamente, para luego volver la vista a la calle.
-Y ridícula para lo que sea que
vas vestido… ¿Una pajarita? ¿A dónde…?
-Uh…. No pensaba que fueras tan
insegura ¿De verdad crees que alguien va a pensar en tu ropa? Mírate.
Julieta se quedó
muda. Sonrió para sí y se dejó caer en el asiento. Estaba dispuesta a
arriesgarse. Fuera lo que fuese.
-Así que… ¿Es un baile? ¿Un
concierto? ¿Una gala para multimillonarios aburridos? ¡Ya lo sé! Pretendes
venderme delante de los más ricos de Nueva York y donar mi fortuna… Pero te advierto de que ya tengo una fundación y…
-¿No vas a callarte hasta que
lleguemos?-Preguntó él, divertido.
-Claro que no-Respondió Julieta,
cruzándose de brazos. Empezaba a pensar que lo había subestimado desde el
principio.
-Muy bien, entonces, déjame que
ponga algo de música. Dice que amansa a las fieras-Dijo, presionando el botón
del reproductor.
En el coche
empezó a sonar Wake Up de Arcade Fire. Andrew subió el volumen, intentando
contener el gesto triunfante de su rostro.
-¿Realmente estás disfrutando,
verdad?-Bromeó Julieta, dejando escapar un suspiro. Dejó de mirarle y dirigió
la vista a la calle, hechizada por el momento y la música.
La casa en la que
vivía Andrew estaba en Brooklyn, en una zona de alta gama, sólo para los mejores bolsillos. Tenía tres pisos y estaba ubicada en una hilera de viviendas emblemáticas de los años
cuarenta. Julieta se quedó pasmada e igualmente confundida cuando aparcaron
frente a la puerta.
-¿Dónde
estamos?-Preguntó Jul.
Andrew no respondió. Se bajó del coche y abrió la puerta del
copiloto. Le tendió la mano a Julieta y ella la agarró, sin apartar la mirada
de la edificación.
-Estamos
en mi casa. Sólo me apetecía jugar un poco contigo-Confesó él.
Ella lo fulminó con la mirada y le dio un manotazo en el
pecho.
-¿En
serio? ¿Querías engañarme?
-No, de
hecho, te he engañado-Contestó él, para después darle la espalda, guiándola
hasta la puerta.
Eso no pudo más que hacerlo más irresistible. Ese jueguecito
había logrado impresionarla, hasta el punto de ansiar más de esa noche. De
repente, las dudas que tenía antes de montarse en el coche, se disiparon. En su
lugar, la recorrió un murmullo silencioso de ilusión. De afrontar lo
desconocido.
El interior era aún más imponente. Un decorado moderno,
mezclado con resquicios de otras generaciones, haciendo que ambas partes
convivieran en una armonía perfecta y acogedora. La sala de estar no era muy
grande, compuesta por colores claros, en conjunción con tonos crudos y azules.
Un pequeño espacio con chimenea y pocos muebles de madera oscura. La habitación
tenía un sofá enorme en forma de L, con cojines de estampados de flores.
Un lugar para quedarse con la boca abierta, como Julieta.
Se giró hacia Andrew y cerró la boca para aclararse la
garganta antes de poder formular la pregunta.
-¿Eres
gay?-Susurró, observándole con los ojos muy abiertos.
Andrew soltó una carcajada, mientras se divertía admirando
su gesto.
-Me
resultas muy irresistible, Julieta. Más si me haces esas preguntas… Quizá pueda
demostrarte esta noche cual es mi… orientación-Respondió, acercándose a ella
con actitud insinuante.
Eso respondía a cualquier duda que pudiera tener. Se apartó
un poco de él, convencida de que no iba a ser lo suficientemente fuerte como
para soportar esa tensión mucho tiempo. Y no quería parecer desesperada.
-Tengo
tanta hambre-Admitió, demasiado animada, lo que provocó que la situación fuera
más incómoda todavía. Cerró los ojos y se llevó las manos a la cara,
avergonzada-Quiero decir… que no he comido mucho, Isaac estaba muy…
-Menos
mal que he preparado la cena.
Todo estaba listo. En la cocina había una pequeña mesa
comedor, decorada con un centro de flores y velas. Andrew le ofreció asiento y
sirvió la sopa antes de sentarse enfrente de ella. Ambos empezaron a comer en
silencio, cruzando miradas de vez en cuando, alguna sonrisa incómoda y
atracción. Pura y arrolladora, en todos los ángulos de la habitación.
-¿Te
gusta? Era una receta de mi madre-Inquirió Andrew.
-Está
deliciosa ¿Sabes cocinar? Yo soy un desastre… Normalmente compro todo lo que
como, ya preparado. Iba a contratar a una asistenta, pero aún espero que vuelva
la antigua. Meter a un desconocido en casa… No sé si…-Admitió, mientras le
miraba. Él estaba absorto en sus palabras, asintiendo de vez en cuando. Se
quedó callada, sus mejillas se encendieron y negó varias veces-No quiero
aburrirte.
-Es
imposible que esta noche me aburras… Quizá en nuestra siguiente cita.
-¿Estás
convencido en que volveremos a vernos? Quiero decir… fuera del horario laboral.
-Lo sé,
simplemente-Dijo, torciendo los labios sensualmente hacia arriba.
-Ah… lo
sabes-Repitió Julieta, en tono de burla-¿Quieres que me sienta incómoda? Pues
no lo vas a conseguir. Y aún creo que eres gay. Esta casa está perfectamente
decorada y tu sueldo no puede pagar un diseñador de interiores con tan buen
gusto… Así que…
-Julieta
Pope, no soy gay. Esta casa y su decoración fueron en lo que invertí... o bueno,
en lo que gasté la herencia que me dejó mi madre-Suspiró, iluminando su mirada
al posarse en la ventana-En su totalidad. Ella quería que cuando faltara, no me preocupara por tener un techo dónde traer a mis conquistas-Bromeó, poniendo los ojos en blanco y conteniendo la risa-Es broma, es broma... Los
dos buscamos durante semanas, hasta que encontramos esta maravilla. La compré y
se quedó vacía durante dos años... Después me diste trabajo y pagué un
diseñador de interiores. Conocía a uno al que defendí en un juicio y me lo dejó
a buen precio. Tenía talento y no era gay.
-Oh,
así que después de todo, yo soy responsable-Dijo Jul con entusiasmo.
-Algo
así…
Lejos de las bromas, Julieta no pudo evitar sentirse mal por
el comentario de su madre. Hacía poco que él le había ofrecido ayuda,
confesando que su madre había pasado por lo mismo, pero no había imaginado que
ella ya no estuviera. No sabía si sacar el tema o dejarlo estar, aunque ese
silencio incómodo era peor opción que las otras dos.
-Siento
mucho lo de tu madre, Andrew… No sabía que…
-No
pasa nada. Al menos, dejó de sufrir.
Se le encogieron las tripas y agachó la cabeza hacia el
plato, intentando que no se notara que el comentario había hecho que recordara
que la herida seguía ahí, caliente y aún sin cicatrizar. Cuando se recompuso,
volvió a mirarlo.
-¿Cáncer?
-Sí, de
mama-Respondió él, con un suspiro-Duro mucho más de lo que esperábamos… Lo
siento, te estoy incomodando.
-No…
no… es sólo que es raro hablar de eso sin que seas tú.
-¿Cómo
estás ahora?-Se interesó, Andrew.
-Por
ahora bien. No hay tumores.
Su rostro formó una gran sonrisa. Agarró la mano
de Julieta encima de la mesa y la estrechó con fuerza.
-Eso es
fantástico.
-Gracias,
es genial saber que tengo tiempo-Admitió Jul.
-¿Fue
duro? Nunca he querido preguntar en el bufete, aunque la gente habla… Eso es
innegable-Confesó él-No tienes que hablar de esto si no quieres.
-Desde
que acabó nunca nadie me ha preguntado eso. Nadie quiere sacar el tema, como si
pudiera romperme si hablo de ello, o activar mis células de mierda…-Confesó, observando sus ojos azules-Es
ridículo.
-Espero
que no te rompas, sería una cita malísima.
Ese comentario le sacó una sonrisa. Tragó saliva y cogió una
bocanada de aire antes de hablar.
-Fue
duro. Preparé mi testamento, me despedí… Y no sólo una vez. Fueron unos meses,
pero… fueron intensos y agonizantes. Además, me quedé embarazada y me volví
loca-Paró de repente, incapaz de poder decir nada más y recordar una sola
escena en la que apareciese Elliot.
-Mi
madre estuvo diez años enferma. Prácticamente pasé la adolescencia en el
hospital… Hasta hice amigos allí.
-¿Y tu
padre?
-Mi
madre era madre soltera. Trabajaba de editora y era de las buenas. Tenía su
propio negocio y vivimos muy bien, incluso con la enfermedad.
-Tuvo
que ser horrible-Admitió Jul, pensando en un niño de pelo rubio y ojos azules
merodeando por el hospital.
-No, la
verdad es que no lo recuerdo como algo horrible. Quizá algunos meses malos,
pero en general no-Contestó él.
-Es, es
una suerte que lo veas así… Yo aún no sé cómo empezar después de aquello.
-Creo
que no es culpa del cáncer, sino por la ruptura ¿Qué es el cáncer comparado con
eso?-Bromeó Andrew, logrando que se le escapara una carcajada.
-Tienes
toda la razón….-Se quedaron en silencio, mirándose el uno al otro, hasta que
Julieta se puso en pie-Deberíamos recoger esto.
Andrew se levantó también, quitándole el plato de las manos.
-No te
preocupes, ya lo hago yo.
-Andrew…
Estamos en la cocina. No pasa nada. La cena estaba riquísima, deja que me
sienta útil, estoy avergonzada. Se supone que soy madre y debería saber hacer
estas cosas-Le dijo, encogiéndose de hombros.
-He
preparado un mousse de chocolate de postre ¿Quieres probarlo?
-Mousse… mataría por menos.
Julieta se sentó en la encimera, mientras él sacaba un
pequeño tarro de barro del frigorífico. Cuando se dio la vuelta y la vio
sentada allí encima, se quedó un momento parado, para después dedicarle una
sonrisa maliciosa. Cogió una cucharilla y fue hasta ella, acercándose hasta
quedar apoyado en sus piernas. Cogió una cuchara y la llevo hasta los labios de
Julieta.
-Será el mejor que has probado en tu vida…
Julieta cerró los ojos y abrió la boca. La mousse se
deshacía con el contacto del paladar. Era una explosión de delicioso chocolate
y no sólo provocada por aquel postre. Andrew empezaba a acariciar su muslo con
lentitud… subiendo por su vestido.
De pronto, no podía contenerse. No estaba dispuesta a seguir
con el juego. Abrió los ojos y lo miró un segundo, antes de abalanzarse sobre
él. Las ganas, el sabor a chocolate, el momento… Mejoraban todo lo anterior. Y
el beso fue mucho más que perfecto. Andrew la cogió en volandas, ella enrosco
sus piernas en torno a él y siguieron con ese beso hasta llegar a la habitación
principal, tropezándose con los muebles, chocando con las paredes, aumentando
el frenesí cada vez más.
Julieta se separó de sus labios cuando llegaron al marco de
la puerta. Vislumbró el perfecto dormitorio y la inmensa cama… Y entre aquello,
la tenue luz de una vela en la mesita.
-¿Lo
tenías planeado?-Preguntó, rodeando su cuello con los brazos.
-Que
va-Mintió Andrew-Me relajan las velas.
-Imbécil-Susurró
Julieta, antes de besarle otra vez.
Andrew la lanzó hacia el colchón y fue como caer en una
espiral. Él empezó a quitarle el vestido, ella a desabrochar su camisa, entre
besos y jadeos ansiosos, que siguieron hasta dar pasó a algo más que simples
caricias.
Y fue perfecto.
Esa mañana no fue tan incómoda como la anterior, ya no había
expectativas que superar, porque era más simple que eso. La presión dejaba de
tener cabida en ese domingo de sábanas blancas.
Julieta se despertó antes y se dedicó a observarle dormir,
mientras reflexionaba sobre lo que estaba pasando, lo que acababa de pasar en
aquella habitación, ahora iluminada por el sol de mediodía. Una parte de ella, no
dejaba de tener la imagen de Elliot en la cabeza, imborrable y duradera, igual
que su última conversación. Pero aparte de ese inconveniente, se sentía feliz,
como con todos los comienzos que te hacen cosquillas en el estómago. No tenía
ni idea de que podía pasar mañana, pero intuía que no iba a ser tan vacío como
ayer.
Andrew abrió los ojos, y tras moverse un poco, la miro con
una sonrisa triunfante.
-Buenos
días.
-Buenos
días-Susurró Julieta, incapaz de contener la mueca de felicidad de sus labios.
Él se acercó y la besó cálidamente. Después, empezó a
acariciar su brazo, deslizándose hasta sus hombros desnudos.
-¿Estás…
bien?-Pregunto, con prudencia.
-Sí, lo
he pasado muy bien. Ha estado… genial.
-Pero…
-Pero
soy tu jefa… y esto no debe saberse en el bufete.
-Trato
hecho.
-Guardaremos
las apariencias
-Claro…
Las apariencias….-Repitió, frunciendo el ceño, en actitud insinuante.
Sus dedos se deslizaron hasta su pecho, rozando con suavidad
su cicatriz. Todas las terminaciones nerviosas de Julieta se pusieron alerta ante
ese contacto. Respiró hondo y contuvo la respiración unos segundos, hasta que
el recuerdo y la presión pudieron más que eso y apartó su mano, tapándose con
la sábana.
-No tienes
que avergonzarte conmigo. No pasa nada…
-Es
sólo… que me esfuerzo por superarlo, pero aún…
-Aún
quedan cicatrices.
-Algunas
más profundas que otras-Reconoció, acomodándose en su pecho-Pero irán cerrando,
tarde o temprano.
Es importante para mi que me deis vuestra opinión en esta segunda parte, os lo agradezco :)
ResponderEliminarUn besito!!
la historia es muy linda esperando el siguiente capitulo
ResponderEliminarHola!! Me gusta tu historia! Pero estoy pérdida no se q paso con eliot!! Se ve q pude enamórese de Andrew rápido pero y eliot!!?!?!
ResponderEliminarWowwwwwwww!
ResponderEliminarJane... es genial enserio. Lo he leído entero, y de hecho no quería que se acabase.
La historia entretiene y mucho, me ha parecido interesante y me gusta como tratas el tema del cáncer, las cicatrices, esta nueva historia...
Le has dado un giro a la historia que ha quedado genial, y eso es complicado
Te felicito!
Un abrazo
La historia me tiene enganchada. Por eso preferiría q los capítulos fuesen más largos, debido a q no podemos continuar leyendo.
ResponderEliminarInsisto escribes estupendo, pero que paso que fue tan grave para romper un amor que en las malas lo dio todo y ahora no esten juntos.'
ResponderEliminarMe encanda Andrew, pero eliot peleo por ella, sufrio por ella y ahora no esta por que
JAJA K INSISTENTE
Eliminar:P no te creas
muy bien yo iba a decir eso..!