Era media tarde
cuando se bajó del avión después de unas interminables dieciséis horas. Estaba
ansioso por volver y ver a quien tanto había echado de menos.
Esos meses en
Luanda le habían cambiado inevitablemente. Algo tan diferente a Nueva York, tan
lejos del primer mundo que, ahora, pisando baldosas brillantes en vez de
tierra, no podía sino sentir algo de añoranza, aunque le hubiera costado tanto
acostumbrarse a esa vida. A el calor asfixiante, los días eternos y las miles
de imágenes crudas fotografiadas en su retina.
A miles de kilómetros de Estados Unidos.
Todos y cada uno
de los detalles que habían hecho que Elliot Evans se replanteara todo.
Nadie sabía que
iba a volver, tal y como les había contado, creerían que seguía en África y que
le quedaban algunos meses por delante. Así que ni siquiera sabía a donde ir
primero.
Entonces, un
pensamiento tierno y lejano, le hizo decidirse.
<<Isaac>>
Entró en el
servicio del aeropuerto y se cambió de camisa. Miró su aspecto en el espejo y
bufó con cansancio. Tenía el pelo más largo y barba de varios días. Más bien
parecía un indigente que un médico voluntario. Se peinó un poco y cambió las
chanclas por sus converse rojas. Después recogió las maletas y esperó frente al
aeropuerto hasta que llegó su taxi.
-¿A dónde vamos?-Preguntó el
conductor, mirándole de un modo extraño por el espejo.
-Al 1040 de la quinta
avenida-Contestó Elliot.
-¿Es usted extranjero? ¿Un artista
que quiere probar suerte en la quinta avenida? Hágame caso, muchacho, pierde el
tiempo…
Negó varias
veces, divertido.
-No, soy de Nueva York. Sólo he
pasado una temporada fuera.
-Oh, en ese caso, espero que
haya tenido unas buenas vacaciones.
-En realidad ha sido trabajo y
bastante agotador, por cierto.
-Entonces le entiendo, llevo
veinte años en este taxi ¿A qué se dedica?
-Soy médico.
-Vaya, médico. Mi hija mayor
está estudiando medicina, es muy lista ¿Tiene usted familia?
-Sí…-Se quedó callado un
momento, pensando en ella. Tragó saliva y completó la frase con una
sonrisa-Tengo un hijo. Acaba de cumplir un año.
-Seguro que es maravilloso.
Aproveche el tiempo con él, cuando quieres darte cuenta, son más altos que tú.
Cuando llegó al
edificio y vio a Jerry leyendo el periódico en el hall del edificio, empezó a
estar inquieto. Desde que había aterrizado, nada le había hecho creer de verdad
que estaba allí, salvo esa escena, repetida miles de veces en el pasado.
-Buenos tardes, Jerry-Lo saludó,
Elliot.
Jerry levantó la
vista de las páginas y lo miró, extrañado, acostumbrándose a su nuevo aspecto.
-¡Señor Evans, ha vuelto!
¡Bienvenido!
-Gracias, ha sido un viaje largo
¿Cómo estás?
-Bien, señor, aquí me tiene. Igual
que siempre-Repuso Jerry-¿Le ayudó con eso?
-No, no tengo mucho equipaje-Contestó
Elliot.
-Bueno, no le entretengo, seguro
que está deseando ver al pequeño. Está arriba, sino me equivoco. Ya verá que
grande está.
Notó un nudo en
la garganta, el mismo que le dificultaba hacerle una pregunta sencilla.
-¿Sabes si Julieta
está…?-Preguntó con prudencia, aclarándose la garganta.
-No, salió muy temprano y
todavía no ha vuelto.
-Gracias Jerry, ya nos veremos.
-De nada, señor Evans, que pase
un buen día.
Los minutos en el
ascensor fueron agónicos. No recordaba que tardara tanto en subir hasta el
ático. Mientras subía, no dejaba de darle vueltas a un único pensamiento… Como
iban a tomárselo, qué iba a cambiar a partir de ahora.
El timbre sonó al
llegar a la última planta, y las puertas se abrieron con suavidad. Elliot pasó
al interior en silencio y dejó la maleta sobre el suelo lentamente. Paso al
salón, dónde todo estaba igual a la última vez que estuvo allí, aunque
realmente eso fuera un hecho imposible. Mathilde le había contado hacía varias
semanas que Julieta se había mudado allí de nuevo, por motivos prácticos… que a
él le sonaba a escusa.
-¿Jul?-Preguntó Mathilde,
entrando en el salón. Tenía el pelo mojado y llevaba el albornoz puesto-Has
llegado pronto…
Sus ojos se dirigieron
a él y ahogó un grito, sobresaltada. Se llevó las manos al pecho y le sonrió,
volviendo a recuperar el aliento. Elliot sonrió y se encogió de hombros. De
repente, Mathilde se lanzó sobre él y lo abrazó con fuerza. Un abrazo entre
amigos, de los que duran unos segundos, en los que recuperas fuerzas.
-Hola-La saludó, Elliot,
separándose de ella.
-Idiota, me has asustado…-Reconoció-
Dios mío, no pareces tú. Estás moreno… y sexy-Bromeó, observándole
detenidamente-¿Qué coño haces aquí? Pensábamos que no venías hasta… no sé. Pero
no hoy. Estás aquí…
-No tenía fecha de vuelta y sí,
aquí estoy.
-Estás muy delgado, ¿Qué os
daban allí de comer?
-Lo que podían-Repuso, en un
suspiro-Siento cortar esta conversación pero me muero de ganas de ver a
alguien.
-¡Joder, claro!-Exclamó ella -Pues…
está… está en mi habitación. He trasladado el parque allí para poder ducharme.
Es un trasto.
Al acercarse a la
habitación, Elliot le escuchó, hablando en ese idioma inventado de bebé. Su
corazón empezó a trabajar más deprisa, entrando detrás de Mathilde.
Estaba allí, con
él, como había soñado tantas veces. No sólo podía contentarse con verle en una
pantalla con interferencias, ahora podía abrazarle como hacía unos meses. Se
acercó hasta el cubículo de madera repleto de juguetes y lo observó jugando.
Sus ojos, su pelo, su minúscula nariz…
-¡Isaac! ¡Mira, es papá!-Lo
llamó Mathilde.
El niño se dio la
vuelta, sonriente y le miró. Elliot se inclinó y lo cogió en brazos.
-¿Sabes quién soy, colega?-Preguntó,
besándole la mejilla- Vaya… cuanto pesas.
-Es papá, Isaac.
De pronto, el
bebé se dejó caer en su hombro y lo abrazó, quedándose tranquilo sobre él, como
si por mucho tiempo que hubiera pasado, nunca se hubiera olvidado de Elliot.
-Guau… parece que sabes quién
soy ¿Eh?-Susurró, emocionado.
-Es un niño listo, claro que lo
sabe-Añadió ella-¿Verdad cielo?
-Eso parece.
-Por cierto, ¿Tienes hambre?
Tengo turno en menos de tres horas, así que iba a cenar ensalada de pollo y
tortilla ¿Te apetece?-Le ofreció Mathilde.
-No he comido en todo el día. Me
comería lo que fuese-Respondió, sosteniendo a Isaac, que ahora le tocaba la barba,
muy concentrado.
-Vaya, que sorpresa…-Repitió su
amiga-No puedo creer que estés aquí… Adivina quien se va a sorprender más que
yo.
Elliot inhaló una
enorme cantidad de oxígeno, imaginando ese otro reencuentro.
-Julieta…-Pronunció
cansadamente-¿Sabes a qué hora llegará?
-Depende del día. Suele llegar
antes de que me vaya, aunque si tiene mucho trabajo, manda a la niñera y viene
tarde-Explicó Mathilde, sirviendo la ensalada en un bol.
-¿Cómo está?-Cuestionó, impaciente.
Mathilde lo miró
unos segundos y suspiró, ladeando la cabeza.
-No la veo bien. Sigue saliendo
con Andrew, que es un buen chico, pero está cansada, no duerme, tiene mala cara
y… -Se paró en seco y esbozó una sonrisa, negando varias veces-Pero no te
preocupes, quizá todo vaya mejor contigo aquí. Sólo necesita que le echen una
mano.
-Creo que ya no voy a necesitar
tus servicios de espía-Se burló él, intentando quitarle importancia a lo que
acababa de escuchar.
-Es un alivio. Odio ser el topo-Le siguió ella-De hecho, creo que ya me han pillado varias veces.
Elliot reflexionó
lo que hasta ese momento, no se había planteado. Si sería demasiado difícil
verla de nuevo, intentado alejarse de él, siéndole indiferente. Si su llegada
no le haría cometer más errores.
-Espero que sea un alivio para
ella también.
***
Cuando Julieta
llegó, eran las diez. Llevaba más de una hora pegada al teléfono, hablando con
Will Peters, un abogado duro de roer que conocía desde hacía muchos años. Era
compañero de su padre y siempre acudía a él en caso de emergencia.
-No puede acabar aquí. No tienen
leyes que respalden a la defensa, salvo tal vez las pruebas, que en mi opinión
no son nada esclarecedoras-Explicó, dejando el maletín en una silla.
Ni siquiera
reparó en la maleta de la entrada. Pasó al interior, escuchando las palabras de
Peters y apuntando algo en su libreta.
-¿Seguro que me dará más
opciones? No quiero echarme tierra encima… -Hizo una pausa, cerrando los ojos y
frotándose las sienes-No, ya… claro. Es que no estábamos preparados para que…
Sus ojos se
dirigieron hacia el sofá y momentáneamente, dejó de respirar. Notó como la sangre
desaparecía de su rostro, y el dolor en su pecho, que ya casi había olvidado,
multiplicado notablemente. Él le sonrió con resignación, igual que el día que
se despidió de ella.
Julieta abrió la
boca, haciendo un esfuerzo por reaccionar, fijándose en él... estaba guapo, más
incluso de lo que recordaba, con ese aspecto desaliñado. Tenía a Isaac en
brazos, profundamente dormido. Entre
tanta confusión, sintió una punzada de envidia porque él había conseguido que
se durmiera temprano. Lo que ella llevaba intentando varios meses.
Negó para sí,
porque aquello no podía ser real. Podía estar teniendo una alucinación, podía
incluso ser una broma pesada… Él estaba en África, no en su sofá.
Aunque
claramente, estaba pasando de verdad.
-Will… te… te llamo más tarde-Balbuceó
y se separó del teléfono-Elliot… ¿Qué…?
-Hola, Julieta-Habló él-He
vuelto.
SORPRESA!!!!!!!!
ResponderEliminarPero, pero, pero... Este capítulo es muy desconcertante! ¿Qué dos personas es mathilde?, ¿porqué se fue Elliot?, en fin... Lo que no puedo esperar es saber q reacción tendrá Jul cuando sepa que Elliot ha vuelto, para quedarse ( eso parece).
ResponderEliminarUn beso enorme y enhorabuena por estos últimos capítulos, que estan genial!
Marta, muchas gracias linda. Dos personas es una manera de hablar, es como que ha estado haciendo de "espia" para Elliot jeje
EliminarY lo de Elliot, bueno ya lo veremos!! Gracias de nuevo por entrar y dedicar un ratito al blog
Un besito :)
Esto si que no me lo esperaba, pero estaba deseando que volviera Elliot y saber cual fue el motivo de que se fuera (que espero que lo cuente). Ahora que vuelven a estar en la misma ciudad Andrew puede irse muy muy muy lejos y no interferir para que estén juntos otra vez (sé que no va a pasar pero voy a seguir fantaseando)
ResponderEliminarMe que vuelva Elliot que ya pensaba que se quedaba a vivir en África y el capítulo y todo en general ^^
Besos ;)
Oh Ana, te he echado de menos. Muchísimas gracias por tu comentario y tu opinión, ya sabes que son importantes. Aunque no sé que pasará, ya sabes que normalmente soy una cajita de sorpresas... o de desastres.
EliminarUn besito :)
Desconcertada me hallo :)
ResponderEliminar;)
EliminarJane, solo quisiera darte mi más sincera enhorabuena por la historia. Me encanta. Me he leído en un ratito todos los capítulos que tenías y aún quiero más…
ResponderEliminarNo sé si eres profesional en eso o si, como yo, eres una novata, pero la verdad es que vales para escribir. Solo he visto algunos acentos sueltos por ahí y algunos errores tipográficos, pero por lo demás me parece genial.
Estaré a la espera de más.^^
Un abrazo y sigue así.
Muchísimas gracias, comentarios así me ayudan muchísimo. No, no soy profesional ni por asomo, pero eso sí, me gusta y disfruto con ello.
EliminarEspero verte por aquí y que me sigas dando tu opinión en los comentarios. Es una parte fundamental para alguien que está empezando.
Un beso :)
Muchas gracias Paula :)
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