-Has vuelto-dijo Julieta, como si decirlo en voz alta pudiera hacerlo más
creíble.
Estaba absorta en
él, incapaz de cerrar la boca o llevar a cabo alguna acción que no fuera
mirarle y pensar que aquello no podía estar pasando.
-Me he duchado y me he puesto
algo de ropa limpia que aún quedaba en el armario, espero que no te
importe-terció Elliot en voz baja.
Ni siquiera pudo
reaccionar ante el comentario inmediatamente. Pero después de una larga pausa,
en la que él sonrió más ampliamente, se atrevió a contestar, con voz tomada;
-No… no importa-parpadeó varias
veces y se aclaró la garganta-Sigue siendo tu casa.
Rodeó la mesa y
se acercó lentamente al sofá. Se sentó a su lado, con una distancia prudencial
entre medias.
Quería abrazarle,
hundirse en su cuello, llorar porque estaba a salvo en Nueva York. Aunque lejos
de eso, dejó que sus labios se elevaran ligeramente y le estrechó el brazo que
sostenía a Isaac. Sus miradas se cruzaron, pero intentó que ese contacto durara
lo menos posible.
-Me alegra que hayas
vuelto-murmuró, encogiéndose de hombros-¿Estás bien?
-Ahora genial-repuso él, mirando
al niño-Lo había olvidado.
-¿El qué?
-Esto. Llegar a casa, ducharme
con agua que cae con regularidad, encontrarme un bebé al que hay que dormir…
-¿Agota, verdad?-preguntó ella,
divertida.
-A juzgar por el color de tus
ojeras, me atrevería a confirmarlo-bromeó Elliot, mirándola fijamente.
Las mejillas de
Julieta empezaron a aumentar de temperatura, volviendo a caer en las garras de ese humor con encanto. No era sano
seguir en esa habitación, en esa conversación y en esas palabras que podían
explotar de un momento a otro.
-Está en la época de no dormir
una mierda y yo en la de no hacer nada bien-se sinceró, acariciando el pelo
rubio de Isaac, que respiraba profundamente con la boca entreabierta.
-¿Por qué dices eso?-preguntó
él, frunciendo el ceño.
-Vamos, mírate. Llevas aquí
¿Cuánto? ¿3 horas? Y ya se ha dormido…-comentó Julieta con ironía.
Elliot sonrió
ampliamente, dejando entrever su dentadura perfecta.
Notó una punzada
en el pecho. En el mismo lugar de siempre. Sólo que esta vez, la causa del
dolor estaba más cerca. Miles de kilómetros más cerca, sentado en un sofá de
cuero.
-La suerte del principiante. Se acabará, tarde o temprano.
-¿Vienes para quedarte?-la
pregunta salió de sus labios con la misma rapidez que se quita una tirita.
-Claro. No pienso perderme nada
más de esto.
Julieta empezó a sentir como los ojos empezaban a escocerle. Tragó saliva y cogió aire,
aguantando las ganas de llorar. Todo era muy difícil; Ellos y sus vidas a
partir de ahora, después de lo que habían pasado.
No podía
controlarlo, pero no quería parecer vulnerable… aunque, volvía a ser tarde. Las
lágrimas se precipitaron a través de sus mejillas, las limpió con urgencia con
las yemas de los dedos, no lo suficientemente rápido como para que él no se
diera cuenta.
-Eh… Jul ¿Qué pasa?-preguntó con
preocupación, intentando no hacer movimientos bruscos.
Julieta negó
varias veces sin hablar. No podía hacerlo. El nudo de su garganta se abría
paso, recordándole lo que les había llevado hasta ahí, lo que les había hecho
ser quienes eran en ese sofá; lo que no iban a volver a ser nunca…
Elliot se levantó
y después de dejar a Isaac en la cuna, volvió con ella. Se sentó a su lado y la
abrazó, acomodándola en su pecho. Para aquel momento, Julieta ya sollozaba sin
intenciones de querer parar y simplemente, se dejó. Ella agarró su
camiseta con el puño, retorciéndola con fuerza para soportar aquel agujero en su
pecho, imposible de sanar. Él presionó más sus brazos en torno a ella, como si
ese gesto pudiera hacer que pasara más deprisa
-Venga, nena, háblame…-susurró
en su oído.
Esa frase fue
igual a una bala; destrozando todo a su paso.
-No me llames nena, por
favor-rogó, sabiendo que no podría soportar al Elliot dulce y cariñoso.
-Lo siento
Su tono inexpresivo hizo que se separara de él. Lo miró, con ojos empañados, vislumbrando su
mandíbula tensa.
-Te hice tanto daño…-sollozó con
dureza-No… no puedo mirarte a la cara sabiéndolo. Mírame, sí aún te lo hago, pero…
No puedo, no puedo, Elliot...
Él cambió el
gesto por una expresión más relajada, le cogió la mano y le acarició con la otra en la mejilla.
-Shhh, no pasa nada…-contestó,
con ojos vidriosos.
-Estabas en África y eso nos
alejaba del problema. Antes de irte ni siquiera podías mirarme, ni siquiera me
hablabas o… nada. Sólo lo referente al bebé o a mi salud… ¿Sabes cómo me hacía
sentir eso? Y te fuiste y ahora simplemente no puedo esperar a que pase lo mismo
porque ¡No tengo fuerzas, Elliot!-Gritó la última frase y cogió una bocanada de
oxígeno para terminar- No tengo ánimos para esperar eso de nuevo.
Había soltado todo su arsenal y ahora tenía que esperar las consecuencias. Lo único que tenía era su rostro,
su mirada perdida en el suelo… y nada más. Aguantó segundos agónicos, en los
que la angustia no la dejaba respirar sin esa sensación de quemazón.
-Me hiciste daño-contestó sin
mirarla- Así que me limité a ignorarte para que no me doliera más. Siento si eso
te perjudicó a ti, pero créeme que lo hice por nosotros, porque creí que sería más
fácil. Pero no, ni por asomo… era horrible decir sólo un simple "hola". Verte en el sofá y
no poder preguntarte qué estabas viendo en la tele, hacer alguna broma,
sentarme contigo a hablar… reírnos juntos.
Sus palabras
hicieron que se sintiera aún más miserable. Se levantó, temiendo que seguir en
el sofá pudiera ser insoportable para su corazón, que gemía en el interior de
su cuerpo, desecho en miles de fragmentos afilados. Había pensado miles de veces
en esa conversación, en todas esas cosas que tenían que decirse, en posibles
frases hirientes por alguien roto de dolor. Aunque nada se parecía a la
realidad.
Y quería que
parara.
-No sigas… no sigas…-le rogó, tapándose
la cara con ambas manos, alejándose poco a poco-Por favor.
Elliot levantó la
mirada hacia ella, lentamente. Observó sus manos temblorosas, escondiendo su rostro desesperado y quiso
que todo terminara. La situación cada vez era más insostenible y tenía que parar esa noche.
Julieta esperó,
hasta que notó sus fuertes manos en sus brazos, empujándola a que dejara su escondite y
mirara sus ojos azules.
-Julieta, no vamos a odiarnos.
Sería absurdo hacerlo-explicó con una media sonrisa- En África me di cuenta de
que parecer alguien herido ante tus ojos no iba a ayudarme. No quiero darte
pena. Simplemente, dejaste de quererme porque pasaste un infierno y yo te
recordaba ese infierno-cerró los ojos un segundo, dolorido por esas palabras,
antes de seguir-Es perfectamente normal. Pero ahora, te pido que nos
soportemos, que seamos amigos ¡Venga, Jul! ¡Tenemos un bebé precioso!-exclamó,
algo más animado- No seamos de esa clase de padres que no se soportan.
<<No he dejado de quererte,
ni ahora ni nunca-pensó ella>>
Quiso
contestarle, pero era incapaz. Sus palabras implicaban enterrar, olvidar… y no estaba
preparada para decir adiós y ser amigos. O padres felices.
Pero hizo un esfuerzo y formó un
gesto entre la resignación y la aceptación, encogiéndose de hombros.
Ambos se
abrazaron unos minutos en silencio. Asimilando lo que era difícil de asimilar.
-Creo que voy a dormir, ha sido
un día muy largo-murmuró ella temerosa, cuando se separaron.
-Sí, deberíamos dormir. Me
quedaré en el sofá, si no te importa… Y duerme tranquila, yo me levantaré si
Isaac decide dar la lata-se ofreció Elliot-Buenas noches.
-Buenas noches-le dio la espalda,
caminando hacia las escaleras, pero aún quedaba algo que necesitaba decir-¡Elliot!-lo
llamó. Él se giró con rapidez para mirarla-es agradable tenerte aquí de nuevo.
Su sonrisa a modo
de respuesta fue la imagen que se repitió miles de veces mientras dormía,
intranquila, pensando en lo que le esperaba al día siguiente. Él, su nueva
vida, avanzando a pequeños pasos en otro modo de llevar su realidad.
***
-¡Julieta, arriba! ¡Son las once de la mañana! ¡Han venido a traerte el
vestuario para la gala!-exclamó la voz de Alice.
Abrió poco a poco
los ojos, confundida, entre los alaridos. De repente, la habitación se iluminó con gran bocanada de luz procedente del sol de fuera, que la cegó momentáneamente.
Después la vio, de pie frente a ella, llevaba ropa informal y a Isaac en
brazos.
-¿Qué…? ¿Alice?-preguntó,
saliendo de entre las sábanas.
En un segundo, la
realidad cayó por su propio peso. Recordó la noche anterior, a Elliot, al
motivo por el que no había dormido casi nada. Se quedó fría, pensando en la
conversación que habían tenido, en sus gritos, en su abrazo… Estiró la mano para coger el móvil de la mesita y revisó los recordatorios de aquel día.
Gala fundación
James Pope.
Enterró el rostro en sus manos, sintiéndose imbécil por haberlo olvidado. Un evento que llevaba meses planeando… O al menos, lo que ella misma había podido planear, dado todo el trabajo que tenía últimamente en el bufete.
-Mierda... Mierda
¡Mierda!-bramó, levantándose de golpe-Lo he olvidado por completo.
-¿En serio? Jul, lleva meses
preparándose y a ti se te olvida. Menos mal que me nombraste la “supervisora
oficial”-repuso Alice, molesta.
-Lo siento, lo siento mucho,
Alice. He tenido miles de cosas en la cabeza-se disculpó, haciendo la cama de
mala manera-¿Has visto a…?
No terminó la
pregunta, ya que era demasiado obvio a quien se refería.
-Claro, está abajo. Estoy muy contenta con que haya vuelto. Es perfecto.
-Lo sé-añadió sin mirarla-¿Has
bañado a Isaac?
-Lo hizo Elliot.
-Deberías haberme despertado
mucho antes ¿Dónde está Charlie? Se suponía que tendría que haberme llamado
esta mañana… ¡De qué vale un hermano, si no! Y tengo que llamar a Lydia, estará
histérica… ¡JODER! ¡Andrew! Iba a llamarle anoche cuando llegara a casa… y-miró
de nuevo su teléfono, en silencio y descubrió las seis llamadas perdidas del
mismo número-Dios, se me olvidó completamente. Que desastre…
Ni siquiera había
pensado en él con su visita sorpresa y eso hizo que se sintiera peor persona de
lo que ya lo hacía.
-Jul, cariño… ¿Estás bien?-preguntó
Alice, calmada-Relájate un poco, no pasa nada.
Parecía una loca
dando vueltas por la habitación mientras despotricaba. Paró y volvió a sentarse
en la cama.
-Sí… Es solo que… -suspiró antes
de decir su nombre-Elliot. Aún estoy en Shock. No me esperaba que volviese ahora.
Y quizás necesitaba un tiempo para prepararlo, meditarlo y ensayar mi reacción,
pero en vez de eso… Bueno, acabé llorando. Fue horrible y a la vez… no sé… como
quitarse un peso de encima.
Alice se sentó a
su lado, dejando a Isaac sobre el suelo para que gateara. Por su mirada,
Julieta intuyó que Elliot se lo había contado todo a su hermana.
-¿Quieres que te cuente algo que
haga que te olvides de todo esto?-cuestionó sonriente.
-Lo que sea me vendrá bien…-admitió
con resignación.
Alice se puso en
pie, tan emocionada que casi daba saltitos y le enseño a Julieta su mano
izquierda, en la que resplandecía un flamante anillo de compromiso.
-¿Qué?-preguntó ella, con los
ojos abiertos como platos, poniéndose en pie-¿Vas a casarte? ¡¿Con mi hermano?!
No le hizo falta
respuesta, solo un simple gesto y un abrazo para darse cuenta de lo que estaba
pasando.
-Será en un par de meses, no
queremos esperar.
Eso solo podía
significar una cosa en su mente, así que Julieta abrió la boca, formando una o
y cerró los ojos momentáneamente. Por fin algo que le hacía notar cosquillas de felicidad en el estómago y no un nudo de culpa.
-¿Estás embarazada?-cuestionó
alarmada, sin poder contener la sonrisa.
-¡NO! Claro que no…-murmuró
Alice, no muy convencida-Bueno, quizás sí. Aún no lo sé. Y no lo sabe nadie, ni
siquiera Elliot o mi madre.
-Alice… Eso es… es genial.
Enhorabuena-susurró, entre lágrimas.
-¡No llores, por favor!
-Es que… por fin pasan cosas
buenas y es fantástico-admitió, limpiándose la cara con la manca de la
camiseta.
-¡Mami! ¡Mamamama!-la llamó Isaac
desde el suelo.
Se agachó a
cogerlo y lo estrechó en sus brazos.
-Cariño, la tita Alice es la
tita más genial del mundo ¿verdad? Claro que sí…-exclamó, dando saltitos con
él, que reía sin parar- ¡Au! Sin tirones de pelo, por favor…
Entonces, alguien
golpeó la puerta.
-¿Se puede?
Su voz hizo que
todas sus terminaciones nerviosas se pusiesen alerta. Miró hacia la puerta y se
encontró con él, justo como lo había dejado la noche anterior, con ese gesto
encantador sobre los labios.
-Claro, pasa-ordenó ella-Mira,
Isaac, es papá.
-¡Papá!-repitió el niño, escondiéndose
detrás del hombro de Julieta.
-¿No quieres jugar conmigo un
ratito?-preguntó, Elliot, acercándose a ellos-Vamos campeón, mamá tiene que
hacer muchas cosas.
Cogió el hombro
de Julieta para juguetear con el bebé. Ella contuvo la respiración hasta que se
lo llevó de sus brazos y se alejó de su lado.
-Dile adiós a mamá, vamos a
comer algo-djo Elliot, dándose la vuelta en su dirección.
Sus ojos se
encontraron, aún con ese gesto incómodo sobre ellos.
-Adiós, cariño-se despidió ella.
Cuando la puerta se
cerró, Julieta se dejó caer en el sillón y bufó, frotándose un punto sobre la
frente que empezaba a doler.
-Si no hubiese sido por el bebé,
creo que hubiera sido la situación más incómoda de la historia.
-Lo sé… intentaremos avanzar en
eso también-admitió con cansancio-Voy a darme una ducha antes de probarme
todos esos vestidos. Prometo no tardar.
Accionó el grifo y dejó que el agua caliente se mezclara con las sales que formaban la
espuma blanca y aromática en la bañera. Dejó el móvil a su lado en la repisa de madera, y se metió poco
a poco, saboreando el contacto del agua sobre la piel. Cerró los ojos y respiró
profundamente para despejarse de toda aquella tensión que había acumulado durante las últimas veinticuatro horas.
Mientras lo
hacía, le fue imposible no pensar en la noche anterior, en las palabras de
Elliot. Ella misma era el motivo de su dolor y eso la mataba por dentro, aunque
ahora, después de meses lejos de casa, Elliot era alguien nuevo, un hombre
lleno de tiritas que sanaban lentamente. Eso la tranquilizaba.
<<Es lo mejor, ser
amigos-Reflexionó-Es lo que debe ser>>
***
Volvía a estar en
el hospital, lo reconocía. Aquella iluminación, su vestido blanco… Aunque algo
era diferente. Estaba dentro del ascensor y las puertas empezaban a cerrarse.
No había sangre, solo un vestido de novia. Nada más que ella.
Se levantó y
observó su aspecto en el espejo que cubría una de las paredes.
No pasaba nada, era
su figura, delgada y mustia. Su pelo castaño estaba suelto y húmedo. Y sus ojos
verdes, brillaban entre la pintura negra que se había desprendido de de sus
ojos y ahora, formaba un borrón.
Bajó la mirada a
sus manos. Intactas. No había cuchillo, ni arma… pero la esperaba. Aquello
tenía que pasar. Sabía cómo continuaba el sueño que había revivido una y otra
vez.
Entonces, la
escena cambió. Estaba en una pradera sin límites, debajo de un roble alto que
la cobijaba de la lluvia.
Alguien se
acercaba a ella, pero la lluvia era espesa y la visibilidad, mínima.
Julieta volvió a
notar ese frío, seguido de la sensación de terror hacía lo desconocido.
Temblaba, preguntándose quien iba a apuñalarla esta vez.
-¿Quién eres?-pregunto en un
grito que se hizo hueco entre la inmensidad-¿Quién eres? ¡Vete! ¡VETE POR
FAVOR!
Sus piernas
fallaron y calló al suelo, justo a tiempo de ver a ese fantasma de pelo
ardiente.
-No me hagas daño, por favor. No
he hecho nada-sollozó, suplicante.
Ese espectro se
agachó a su lado y agarró su cuello, obligándola a mirar hacia arriba. Su cara
era borrosa entre la lluvia que no le dejaba abrir los ojos.
Cada vez la
lluvia era más densa y no la dejaba respirar con normalidad. La figura se acercó
más a ella.
-Esto no voy a hacértelo yo-susurró
su voz penetrante.
***
Abrió los ojos,
pero aún seguía estando borroso y necesitaba respirar. Tardó un segundo en
percatarse que estaba debajo del agua de la bañera. Su cerebro trabajó más
rápido que sus instintos y absorbió una bocanada de agua antes de salir, jadeante.
Entre toses,
vomitó toda el agua que había entrado en su cuerpo y se arrastró fuera de la
bañera, dejando que su cuerpo descansara en el suelo. Estaba temblando y seguía
teniendo miedo. Su corazón trabajaba con velocidad, recuperándose del viaje.
-Casi… me… ahogo. Casi… me
ahogo-dijo con voz ronca, impresionada por aquella angustia tan paralizante que atravesaba cada parte de su anatomía.
Se quitó el pelo
de la cara y agarró la toalla para envolverse en ella antes de que alguien
entrara. No sabía si podían haberle oído, porque tampoco estaba segura de sí
había gritado o algo por el estilo.
Nadie llegó,
pasados unos segundos, así que se relajó, apoyada en la pared del baño. De repente, la
sobresaltó el sonido de su teléfono. Lo cogió y miró la pantalla.
-Andrew-susurró, antes de
cogerlo-¡Andrew!-exclamó, entrecortada al descolgar.
-¿Jul? ¿Qué pasa? Te noto la voz
rara.
-Nada-silbó, en un tono casi
inaudible. Se aclaró la garganta, pero aún le ardía e hizo un gesto de dolor-Me
estaba bañando y he tragado agua… Al meter la cabeza.
-¿Qué has tragado agua? ¿Qué
ibas de Julia Roberts en Pretty Woman?-bromeó él, consiguiendo que se relajara
un poco.
-Idiota-le soltó, conteniendo la risa-Es que me encanta esa película.
-Ya, claro… En realidad, esta llamada
era para enfadarme contigo porque ayer no me cogiste el teléfono, ni siquiera
me llamaste y bueno, estaba preocupado. Pero veo que soy incapaz de enfadarme.
No llegaré lejos a este ritmo.
-Andrew, perdóname. Ayer surgió
un… imprevisto-balbuceó nerviosa. No sabía hasta qué punto podía afectar Elliot
a su nueva relación.
-¿Estás bien?-preguntó él,
alarmado.
-Claro, claro que sí. Es solo
que…-meditó la manera de decirlo con suavidad, pero descubrió que esa manera no
existía-Elliot llegó anoche de África y claro… discutimos y hablamos. En fin,
fue algo intenso y no me di cuenta de que tenía el móvil en silencio… ni que
tenía que haberte llamado.
Hubo un silencio
en la línea, seguido de un suspiro.
-No pasa nada, tranquila… Hoy es
sábado y es la gala, por eso te llamaba, pero si no quieres que vaya lo
entenderá. Estará él y tu familia. Ya es suficientemente complicado como para
que vaya yo y…
-No, claro que no-lo cortó ella,
rotundamente-Vendrás. Te quiero allí. Voy a hablar delante de cientos de
personas. Me sentiré observada y vulnerable en el tema del cáncer, así que si no
estás para hacer alguna broma que me relaje, te despediré.
Escuchó una
sonrisa débil al otro lado del teléfono, lo suficiente para no sentirse culpable.
-Estaré allí. Llevaré un traje
negro con corbata, así que intenta no desviarte del discurso centrando tu
atención en mí.
Julieta soltó una carcajada ante aquella ocurrencia.
-No te prometo nada. Nos vemos
allí-se despidió, colgando y dejando el teléfono sobre la repisa.
Aquella
conversación había distraído su atención de la pesadilla, lo que no podía haber
sido más oportuno, teniendo en cuenta que ahora se sentía genial.
Se sujetó la
toalla y se puso en pie, apoyándose en el lavabo y mirando su reflejo en el
espejo.
Aguantó la
respiración al ver un hilo de sangre manando de su nariz. Ni siquiera se había
dado cuenta y tenía la cara y el cuello manchados. Empezó a ponerse nerviosa, cortando con urgencia varios trozos de papel para cortar la hemorragia. Era escasa y no tardó
mucho en parar, pero sabía que no podía ser nada bueno.
Entonces, alterada, descubrió una zona amoratada en su tabique nasal. Tardó en reaccionar y sonrió para sí, respirando hondo al ver que era un golpe que debía haberse dado al salir de la bañera tan
deprisa, que aquello debía haber provocado la pequeña hemorragia.
Pero cuando pasaron unos minutos y terminaba de vestirse, empezó a brotar más sangre de los dos orificios al unísono. Agachó la cabeza y dejó que cayera en el lavabo, tintando el blanco de ese color chillón.
-No es el golpe…-murmuró, cerrando los ojos con fuerza.
Quizás así podía volver a despertar.
Quizás así podía volver a despertar.
Jane, ahora q ha vuelto Elliot, no puedes permitirr que Julieta tenga cancer, y respecto a Andrew, fue bonito mientras duró, pero ya tiene a quien le remplazca
ResponderEliminarA si que nada, que corra el aire.
ResponderEliminarUn besoo!
Hola Jane. Me parece que transmites muy bien los sentimientos de los personajes y de eso no todo el mundo puede presumir…La historia sigue siendo apetitosa y te sigue dejando con ganas de seguir leyendo, algo que es realmente imprescindible en una novela. Te felicito una vez más (espero no ser una pesada con mis felicitaciones, pero de verdad que, también como escritora novel, creo que cuando se merecen hay que decirlas…^^)
ResponderEliminarSi me permites te voy a comentar algunas cositas sin mayor importancia que he visto leyendo este capítulo. Siempre desde el respeto claro está. Te pediría que me parases los pies si solo quieres comentarios en cuanto a la trama. Pero creo que esta parte la tienes más que superada, desde mi punto de vista.
No tiene mucha relevancia, pero ya por curiosidad, ¿por qué pones mayúscula después de los guiones de intervención? Te pongo un ejemplo:
-Has vuelto-Dijo Julieta. Me refiero a ese "Dijo". En realidad creo que van en minúscula porque forman parte de la misma intervención, pero ya me has puesto en duda…
En la línea: "Estaba absorta en él, incapaz de cerrar la boca, de llevar a cabo alguna acción que no fuera mirarle y pensar que aquello no podía estar pasando". Una sugerencia…¿Por qué no introduces una "o" detrás de "boca"? No sé, me suena mejor así. Pero, te repito que solo es una apreciación personal, cada uno es libre de escribir como le plazca…
Cuando dices: "Pero después de una larga pausa, en que él sonrió más ampliamente, se atrevió a contestar". Creo que te falta un "la". Sería "después de una larga pausa, en la que él sonrió más ampliamente".
Se te ha escapado una tilde en el "intentó" de la frase: "Sus miradas se cruzaron, pero intento (…)"
Cuando escribes: "Las mejillas de Julieta empezaron a aumentar de temperatura, extrañando su humor" no entiendo muy bien el "extrañando su humor". Me suena súper raro…XD Quizás solo poniendo que se sorprendió cuando sus mejillas empezaron a aumentar de temperatura, pero repito que no entiendo bien qué es lo que quieres decir…;)
Te sigo comentando en la siguiente entrada…que no me deja escribir más…Jejeje si ya la propia página me está regañando…XD
Aquí está la pesada de turno otra vez…
ResponderEliminarTe continúo por donde iba:
Otra tilde despistada en: "las limpio con urgencia" (limpió).
En la frase: "El nudo de su garganta se abría paso, recordándole lo que les había llevado hasta ahí, lo que les había hecho ser quienes eran en ese sofá, lo que no iban a volver a ser nunca…" pondría un punto y seguido detrás de "sofá" en lugar de coma…Pero es solo una sugerencia…^^
Durante el escrito en general empleas bastante a menudo "ese". Por ejemplo en:
"Agarró su camiseta con el puño, retorciéndola con fuerza para soportar ese agujero en su pecho que no podía cerrar. Él presionó más sus brazos en torno a ella, como si ese gesto pudiera hacer que pasara más deprisa". Aquí concretamente ya tienes dos "ese". Puedes sustituir uno de ellos por "aquel". Revisa el resto.
En "Así que me limité a ignorarte para que no doliera más. Siento si eso te dolió a ti", aparecen demasiado próximos el "doliera" y "dolió", podrías emplear un sinónimo de doler en algún caso.
En la frase "Sus palabras hicieron que se sintieran aún más miserable" hay una confusión de conjugaciones. En el "sintieran" sobra la "n" porque es ella la que si sintió así, no ellos. De todas formas creo que la frase sería más sencilla si pusieras: "Sus palabras hicieron sentir aún más miserable", ¿no crees?
Cuando pones: "su corazón, que gemía en el interior de su pecho, desecho en miles de fragmentos afilados" no me termina de convencer eso de "desecho" (que por cierto creo que va con hache). ¿Por qué no "roto"?
En la frase: "De repente, la habitación se iluminó de una gran bocanada de luz procedente del sol de fuera" creo que podrías sustituir el "de" por "con": la habitación se iluminó con la gran bocanada de luz procedente del exterior.
Cuando pones: "¡De que vale un hermano, sino!" te falta la tilde en "qué" y el "si no" va separado.
Solo te diré que lo que más me agobian son los "ese/eso/s" que saturan un poco el escrito…XD
Por lo demás, solo son erratas sin mayor transcendencia.
Un abrazo. Ya sí te dejo en paz por hoy…^^
De verdad, no sabes cuanto agradezco esto comentarios :) Todo leído y por supuesto que no me molesta, al contrario, esto te ayuda a crecer como escritora. Bueno, he repasado todo otra vez, suelo tener varios errores porque escribo deprisa y en ocasiones, no los releo hasta después de publicarlos. Sí, es un fallo... pero es que soy un poco desastre.
EliminarCon respecto a los guiones, nunca he estado segura, pero supongo que un día decidí ponerlos así y ya se me ha quedado. Lo he consultado y llevas razón, es en minúscula. Gracias. Con lo demás, bueno, no he visto demasiados eses y esos, pero espero que no me pase mucho. Escribo por la noche casi siempre, que es cuando estoy más inspirada y claro, puede que de inspiración esté bien pero los demás sentidos... no tanto.
Te agradezco mucho que lo hagas... sé que puede ser un esfuerzo por tu parte y bueno, me encantaría saber tu nombre.
Un abrazo :)
Yo también veo las correcciones como oportunidades para mejorar, pero no a todo el mundo puede sentarle bien…De ahí el andarme con pies de plomo…XD
EliminarMe alegra que seas de mi misma opinión.
Aunque la verdad es que tus escritos son tan extensos que me toma bastante tiempo comentártelos con detalle…por lo que no te puedo asegurar que pueda seguir haciéndolo. Trataré de poner de mi parte.
En cuanto a los ese/o. Creo que una buena manera de verlos es con el "Control+F" y escribiendo la palabra "ese" por ejemplo. Sí es cierto que viéndolos de esta forma no aparecen tantos, pero en determinados párrafos sí quedan demasiado juntos.
Por ejemplo en:
"Estabas en África y eso nos alejaba del problema. Antes de irte ni siquiera podías mirarme, ni siquiera me hablabas o… nada. Sólo lo referente al bebé o a mi salud… ¿Sabes cómo me hacía sentir eso? Y te fuiste y ahora simplemente no puedo esperar a que pase lo mismo porque ¡No tengo fuerzas, Elliot!-Gritó la última frase y cogió una bocanada de oxígeno para terminar- No tengo ánimos para esperar eso de nuevo."
Ahí por ejemplo aparecen 3 "eso". Quizá también esta obsesión repentina que parece haberme dado puede deberse a que no son mi debilidad…^^ Ya no sé qué pensar…jejeje
En cuanto a mi nombre…Puedes llamarme Sweetie.
Si te puedo ayudar en algo más o simplemente te apetece contactar conmigo te dejo mi email: sweetiewrites@gmail.com
Noveles al poder!! XD
Un abrazo.
Puede que sea una falta mía por ser andaluza... Aquí usamos mucho este recurso que queda bastante mal jaajajaja
EliminarPues creo que eso no lo explica todo…yo también soy andaluza…XD
EliminarAunque bueno, eso también puede depender de la provincia.
Pero ya está. Dejemos el tema. La próxima vez me olvidaré de los "ese/o" cuando los esté leyendo y fin del problema…XD
A ver, sinceramente: todos sabemos que lo de Andrew no va a ninguna parte. (Vale, esto lo digo como lectora y puede que luego me equivoque y tenga que callarme la boca pero me gusta especular xD ).
ResponderEliminarDesde mi punto de vista la relación entre Andrew y Julieta me parece un poco metida por meter, por rellenar y por llenar la vida de Julieta durante la ausencia de Elliot.
Ojo, no digo que esto esté mal, es sólo un recurso, pero ya va por el camino de todas las relaciones destinadas al fracaso: desde que vuelve Elliot no dejan de aparecer inconvenientes, al principio pequeñitos y ya veréis como luego esto se va a donde yo te diga x)
En fin, con ganas de leer el siguiente, pero ya lo digo: Andrew es un personaje que ni fu ni fa, a mi punto de vista poco relevante para la trama.
Muchos besos ^^