Ya estaba
anocheciendo y los últimos rallos de sol se reflejaban entre los rascacielos
del otro lado del parque. Era una noche tranquila, sin nubes y una temperatura
agradable que invitaba a dar paseos de fin de semana por Nueva York. Desde la
ventana del ático, se podían ver tanto los árboles infinitos que poblaban el
parque, como la vida de ese pequeño pulmón verde; las aves, trazando
movimientos circulatorios encima de las copas, gente que corría, paseaba o
tenía una tarde romántica comiendo helado en un banco. Un sitio bullicioso que
parecía estar más tranquilo que ella misma, intentando calmar los nervios
mirando a través del cristal.
Llevaba el
día entero dando los últimos retoques a la gala benéfica. Todo era un no parar de
llamadas urgentes, cambios imprevistos y mucho estrés. Finalmente, la mayoría de los problemas habían quedado resueltos, calculados al milímetro para que saliera perfecto. Aunque aún faltaba lo que más le
preocupaba a Julieta: su discurso. Debía hablar con naturalidad delante de políticos,
famosos, actores y millonarios aburridos que debían encontrar en sus palabras
el empujón que necesitaban para invertir el dinero en su causa.
Sabía que iba a ser
imposible si Charlie no llegaba y le echaba una mano con sus "dotes artísticas". Y era un compromiso imposible de rechazar, dado que ella era la
anfitriona. Quedaba una hora para salir y llegar a tiempo al edificio Ángel
Orensanz, un lugar emblemático del centro, perfecto para esa clase de actos…
una hora para que los fotógrafos se le echaran encima, una hora para emborronar
una hoja con un montón de palabras sin sentido.
Julieta se separó
de la ventana y respiró hondo, volviéndose hacia el espejo. Llevaba un
espectacular vestido rojo de palabra de honor y falda vaporosa de Oscar de la
Renta. El pelo rizado, hacia un lado, creando el efecto óptico de parecer mucho
más corto de lo que era en realidad. Le habían prestado también unos
impresionantes (y grandes) pendientes de color nude, de forma ovalada
Deslizó la mano
por su cuello desnudo y finalmente, la apoyó en un hombro con cansancio. Todo aquello estaba resultando demasiado
complicado.
Se repasó los
labios de color nude, tal y como había recomendado el maquillador, y se peinó utilizando los dedos, intentando evitar que los mechones se le fueran a
la cara.
Volvió a mirarse la nariz; del golpe no había ni rastro
y tampoco de la explicación pertinente. Mathilde se percató mientras la
maquillaban, pero ella se limitó a hacerse la sorprendida y contestar que no
tenía ni idea.
-Vas a hacerlo bien-se repitió varias
veces-Es hablar… soy abogada… lo hago siempre-sacudió la cabeza,
frunciendo el ceño-¿Qué coño haces? Idiota… ¿Qué puede salir mal?
Suplicó en
silencio para que no volviera a pasar algo parecido al incidente del baño. Que
en pleno discurso se pusiese a sangrar, era algo que sólo podía ver como una
pesadilla lejana y de mal gusto.
Respiró hondo y
se sentó en la cama, moviendo la pierna con nerviosismo, lo que provocaba un
sonido ligero del vestido que le recordaba al murmullo del mar.
-Tranquila, tranquila… no pasa
nada, es sólo una gala benéfica…-susurró para sí.
Entonces,
llamaron a la puerta dando un par de toques en la madera. Jul dio un brinco y
abrió deprisa, creyendo que era Charlie, preparado con sus recomendaciones de
escritor profesional… En vez de eso, encontró a Elliot. Llevaba un smoking
negro, pajarita roja y una botella de vino con dos copas en las manos. Parpadeó varias veces, sorprendida y le sonrió, admirando su aspecto.
La barba y look pos África no ayudaban demasiado en su nueva “situación”.
-Pensaba que eras Charlie-dijo
Julieta amablemente, dejándole pasar al interior.
-No, lo siento, no soy él… sólo
quería ver que estabas bien-repuso, escudriñándola de arriba a abajo-Estás…
realmente preciosa.
<<No sigas>>
Julieta respiró
hondo mientras asentía, evitando su mirada. Era imposible que su mera presencia
no le hiciera sentir dolor, más allá de algo físico.
-Gracias, tú también estás…
guapo.
-Vengo a traer
refuerzos-explicó, levantando la botella de vino-.Creo que te vendrá bien una
copa.
-No has podido tener mejor idea.
Ambos se sentaron
sobre el colchón, incómodos. Ese mismo lugar en el que habían dormido juntos,
varios meses atrás, cuando todo era diferente. Elliot descorchó con destreza la
botella y lo sirvió en las copas. Le entregó una y permanecieron un rato en
silencio.
-Estás nerviosa, pero vas a
hacerlo bien, lo sé-murmuró él, mirando hacia la puerta.
Julieta tragó
saliva y cerró los ojos antes de mirarle.
-No, no lo sabes… ni siquiera
tengo nada escrito, salvo algunas estupideces. Necesito a Charlie.
-Eres Julieta… Pope-añadió,
haciendo una pausa antes de enunciar su apellido.
Su modo de
nombrarla provocó que la tristeza le pellizcara el corazón. Le dio un buen
sorbo a la copa de vino, dejando que el quemazón del alcohol pasara por su
garganta y la aliviara.
-De pequeña vomité en un teatro
del orfanato, ante decenas de niños y posibles padres… No me gustan este tipo
de… eventos.
Elliot soltó una
carcajada y la miró, arqueando las cejas.
-¿De verdad vas a comparar esto
con un teatro infantil?
Julieta soltó una
risita y bajó la guardia, encontrándose con sus ojos.
-Eso, tú dale más
importancia…-dijo, embobada en ese azul mar.
-No, lo siento… no era eso lo
que quería-repuso divertido-A ver, piensa que yo soy el público ¿Qué me dirías?
-¿Estás de coña?-preguntó
Julieta, frunciendo el ceño.
-¡No, venga, ponte de
pie!-exclamó Elliot, animado.
-Vale… vale… si te
empeñas…-aceptó ella-Empezaré hablando de los recursos que…
-Julieta… -la cortó, tapando la sonrisa con su mano-siempre
debes empezar con alguna broma para romper el hielo. No estamos en el juzgado, puedes relajarte.
-¿No estamos hablando de cáncer?
¿Acaso es divertido?-preguntó, algo molesta por que le hiciera gracia.
Durante unos segundos pudo ver una sombra en la mirada de Elliot. Hacer ese tipo de comentarios delante con
él, siempre iba a implicar un grado afectivo que no podía permitirse.
-No lo es, pero en una gala nadie
quiere verte llorar.
-La verdad es que creo que sí…
eso siempre vende-le contradijo, imaginando las portadas del día siguiente,
llenas de titulares que recogían su llanto en el escenario.
-Bueno, una broma sencilla para
abrir boca y después…
-¿Vomitar?-bromeó Julieta,
bufando.
-Eso también sería un buen
titular-siguió Elliot-Por cierto, anoche, con todo ese drama se me olvidó
decirte que me encanta tu pelo así,.. corto. Tus ojos parecen más grandes de lo
que ya son y eso es… bueno, impresiona.
No había
respuesta posible. Se limitó a mirarle unos segundos, sin encontrar la
forma de continuar con aquello sin darse de bruces contra una pared. Así que
aguantó las ganas de ser sincera, de decir gracias y sonrojarse por el cumplido
tipo Elliot. Optó por aplacar todo ese amasijo de sensaciones en el estómago,
tal y como llevaba haciendo desde hacía mucho tiempo.
-Elliot…-empezó a decir, pero él
se levantó de repente en su dirección, dejándola sin opciones. Cogió su mano y
frunció los labios un segundo, antes de elevarlos hacia arriba, logrando una
media sonrisa.
-Perdona, a veces me olvido de
que no será así nunca más-terció con tranquilidad-Estás con Andrew y es... genial.
No quiero que te sientas incómoda.
<<Tarde, señor mirada
desafiante-pensó Jul>>
Oír de su boca
una referencia hacia Andrew, le resultó demasiado surrealista para una sola
noche. La conversación tenía que acabarse por su bien, por el de los dos. No
podía dar explicaciones sobre como él la ayudaba en su camino para olvidarle.
-No pasa nada-sentenció,
nerviosa, despegándose de su lado.
Elliot se llevó
la mano a la frente y resopló, dándole la espalda.
-Soy un imbécil-murmuró. Después
se llevó la copa a los labios y se bebió lo que quedaba del vino-… tendrás que
acostumbrarte. Simplemente no voy a dejar de ser yo porque tú lo quieras así,
de la noche a la mañana. No puedo porque te quiero-volvió a encararla con un
gesto doloroso- Pero lo intento ¿Sabes? Lo intento.
Julieta agachó la
mirada. Quería salir corriendo de esa habitación antes de hacerle frente. Sus
instintos suplicaban para que lo abrazara como a un niño herido, susurrarle en
el oído que no pasaba nada… pero todas sus opciones eran inviables. Iba por el
camino de ser un choque frontal con múltiples víctimas. Y ella iba en primera
fila.
Los ojos le
escocían y la garganta le dolía en su intento por mantenerla entera…
-Sé que lo intentas y te lo
agradezco-contestó finalmente.
Ella misma notó
el frio de sus palabras en cada centímetro de su cuerpo. Y Elliot, en su
versión maltrecha y rota, atacó con algo que dolía más que todo aquello:
El silencio. Cogió
aire y asintió antes de irse, sin decir nada más, dejándola de pie, junto a la
cama. Acompañada de esa punzada constante, que se había visto agravada en unos
minutos.
Le costaba creer
que eso fuera a pasar a menudo, cuando la conversación sobrepasara la línea
educada y tocara alguna fibra sensible que los provocara, desencadenando toda
una reacción en cadena.
Al poco tiempo, volvieron
a llamar a la puerta. Julieta dejó de respirar momentáneamente, hasta que vio a
Charlie, con medio cuerpo dentro de la habitación y un gesto de disculpa.
-Creí que había menos
tráfico-explicó, entrando. Se fijó en Julieta con detenimiento-¿Qué pasa? He
visto bajar a Elliot un poco…
Ella negó
enérgicamente con la cabeza y alzó una mano para que parara. No quería seguir
escuchando, era más feliz ignorándolo.
-No. No voy a llorar y
estropearme el maquillaje-murmuró y esperó un rato hasta que pudo volver a
hablar-Menos mal que has llegado… vamos con el discurso.
-Juliet…
-No. Para-sentenció con ojos
vidriosos, apretando la mandíbula.
No necesitaba
volver a hablar del tema. Sólo quería desaparecer, posponer todo ese circo
hasta que su corazón se hubiera recuperado del todo. Entonces, pensó en Alice y
en la noticia de la boda, el posible embarazo… y automáticamente, cambió de
gesto. Corrió y abrazó a Charlie con fuerza.
-Tu comportamiento es de
locos-susurró él en su oído, extrañado.
-Lo sé, lo sé-río ella-¡Vas a
casarte!
-Eso parece.
Julieta se separó
de él y lo miró fijamente. Charlie siempre había sido guapo, como Emma, de esa
forma relajada y sin esfuerzo… aunque nunca lo había visto tan radiante como
aquel día.
-También me ha contado lo otro…
Enhorabuena, es genial-confesó, emocionada.
-Es pronto aún, pero sí. Quería
habértelo contado yo, pero dado que Alice tiene cierta predilección contigo, no
quería quitarle ese gusto.
-Eres muy caballeroso, señor
Pope-bromeó Julieta, volviendo a apoyar la cabeza en su pecho. Intentó
disfrutar de aquel momento, olvidándose de lo demás. Por suerte, era una buena
razón para lograrlo.
De pronto, notó
un cosquilleo en el labio y vio de reojo la llamativa mancha en la camisa de
Charlie. Un escalofrío le recorrió la espalda. Se alejó de él y se tapó la
nariz con la mano.
-Mierda-murmuró, agachando la
cabeza-Perdona.
-¿Jul, estás…?-preguntó Charlie,
observándola con preocupación.
-Bien, no es nada-lo convenció
ella, alejándose de él y metiéndose en el baño.
Agarró la toalla
y se limpió con rapidez la cara, intentando no estropear la obra de arte que
habían hecho con ella.
-Qué oportuno-se quejó,
bufando- muy oportuno…
-Julieta, ¿Estás bien? Voy a
pasar-dijo Charlie, desde el dormitorio.
Aquello no tenía
buena pinta, igual que ella y ese dolor que repiqueteaba en sus sienes. Pero
Charlie ya lo había visto y cerrarse en banda no era una buena idea. No tenía
más que remontarse en el pasado para ver que era así.
-Pasa.
Entró despacio. Parecía
tenso y alarmado por el pequeño “incidente”.
-Puedo dejarte una camisa de
Elliot. He manchado la tuya… Seguro que tenéis la misma talla, aunque creo que
tú eres un poco más alto que él. Eso no importa… ¿no?
-Jul, para-le dijo, calmado- ¿Qué
pasa?
-No lo sé… No será nada.
-¿Te ha pasado más veces?
Ladeó la cabeza y
se peinó el pelo hacia atrás, nerviosa.
-Un par… seguro que no es
nada-repitió. Le dio la espalda y rebuscó en el estuche de maquillaje.
-Deberías ir al hospital.
Podemos decírselo a Alice y…
Paró en seco y le
dirigió una mirada asesina a Charlie.
-Bajo ningún concepto vas a
decirle nada a Alice ¿Me has oído? Sí ella se entera, lo sabrá Elliot y eso…
eso sería una idea terrible.
-No estás pensando con claridad... como la última vez.
-Dios, Charlie. No es nada, por
favor… Déjame un momento, voy a repasarme el maquillaje y volvemos al discurso.
Él suspiró,
dándose por vencido y la dejó sola. Julieta se apoyó en el lavabo y esperó unos
segundos a que el dolor de cabeza remitiera. Después, cogió dos pastillas y se
las metió en la boca.
-Saldrá bien. No es nada-susurró,
volviendo a mirarse unos segundos en el espejo, antes de salir.
Pudo acabar el
discurso, ante la mirada atenta de Charlie, el cual había pasado de la
felicidad extrema a ese gesto extraño, de querer ocultar su preocupación. Pero
no era un buen actor. Finalmente, ambos
se montaron en el lujoso coche que los llevaría al edificio dónde tendría lugar
la gala. Durante el trayecto, no hablaron. Julieta estaba demasiado
congestionada con la presión de ser la anfitriona perfecta, que no había tenido
tiempo, hasta ese momento de silencio, de plantearse si volvía a estar enferma.
El coche aparcó
frente al edificio, donde les esperaba una gran alfombra fucsia y cientos de
fotógrafos. Julieta respiró hondo y le cogió la mano a Charlie.
-He sido una inconsciente antes.
Mañana, después de la fiesta podemos hablar con tranquilidad de esto. Sólo te
pido que no se lo digas a nadie.
-Trato hecho-repuso él, con una
sonrisa, estrechando su mano- ¿Preparada?
-Preparada.
***
Detrás del escenario
habían colocado una especie de camerino con toda clase de canapés y varias
botellas de Champagne. Desde ese lugar, se escuchaba todo el bullicio de fuera,
que no hacía más que incrementar el nudo de su estómago. Julieta cogió la copa
con manos temblorosas y le dio un trago, en los últimos minutos que le quedaban
antes de salir y enfrentarse a todo ese público.
Y antes de hacerlo, necesitaba algo imprescindible. A Andrew y su despreocupación, a su humor para calentar el ambiente.
-Jul, le he llamado. Ya viene-le
informó Mathilde. Se sentó a su lado y se rellenó la copa. Aquella noche,
llevaba un vestido negro, ajustado, que caía hasta los pies-¿Estás nerviosa?
-Muchísimo. Le necesito a él… no
puedo hacerlo sin él. Ya he tenido suficiente drama hoy con Elliot. Con Andrew…
es todo más fácil-admitió.
-No te preocupes, quedan veinte
minutos.
Andrew llegó al
poco tiempo. Llevaba ese gesto de abogado interesante que tenía en el bufete, traje negro y corbata del mismo color, que mejoraban notablemente su aspecto de caballero del siglo veintiuno.
Julieta se levantó y le abrazó al verle, rodeando su cuello con fuerza.
-Por fin… ¿dónde
estabas?-murmuró, ansiosa.
-Eh, tranquila-dijo él, acariciando su pelo- Estaba fuera,
saludando a tu madre.
-Os dejo solos-dijo Mathilde,
sonriéndole a Andrew.
Julieta
permaneció un rato así, en silencio, sin querer soltarse.
-¿Estás mejor ya? Es que no sé
si sabes el tiempo que me ha llevado planchar esta camisa-bromeó Andrew.
Se separó de él,
algo más calmada y se fijó mejor en él.
-¿Seguro que la has planchado?
-Eres muy graciosa, Julieta
Pope-dijo él, arqueando las cejas.
-Lo sé-admitió, soltando una
carcajada.
Toda esa tensión
acumulada, se estaba liberando con él. Y ahora, no podía dejar de reír como una
tonta.
-¿Cuánto alcohol has
bebido?-preguntó Andrew, sorprendido.
-Ni idea... Pero sé que estoy
genial contigo. Aquí, solos…Contigo es más fácil y...
Se quedó en silencio y se abalanzó sobre
él, hundiendo sus labios en los suyos, presa de ese frenesí dulce y delicioso. Andrew rodeó su cuello con las manos y la
besó con más fuerza. Ya no había ni rastro de preocupación, sólo del placer de esa atracción contenida en un gesto.
-Esta noche vamos a tener sexo,
en cualquier sitio de este edificio… -susurró él, besando intermitentemente su
cuello-Sólo sal y haz ese puto discurso. Lo vas a bordar.
-Te tomo la palabra. Sólo espera
unos diez minutos… -repuso Jul, mordiéndose el labio.
-No sé si te lo había dicho ya,
pero esta noche estás espectacular. Ese vestido rojo…
-Shhh
-No sé cómo me contengo-rodeó su
cintura y la acercó a la suya.
-Andrew… Ya, para. Voy a salir
echa una pena…
Su respiración
era tan agitada que tuvo que separarse de él. Su corazón iba a mil por hora, se
apoyó en la mesa y le escudriñó. Aquello estaba siendo una distracción, una
buena distracción, para apartar el problema. Pero sólo era eso, un juego
agotador y entretenido. En el fondo sabía que no estaba bien hacerlo, que lo
que necesitaba de Andrew era otra cosa.
-Llevo días sin dormir bien y
estoy agotada. Quizá podía pasar un par de noches en tu casa, hasta que Elliot
se habitúe a Isaac y su nueva vida. Le he dicho que podía quedarse el tiempo
que necesitara, con los horarios que tendrá ahora en el Hospital no sería muy
humano por mi parte hacer que viniera cada día desde Los Hamptons... La situación con él no hace sino complicarse y sólo lleva veinticuatro horas
aquí. Me está superando-Tragó saliva y sonrió levemente, mirándole-Siento tener
que pedirte esto.
Andrew permaneció
impasible hasta que dejó de
hablar. Después, se acercó a ella y le colocó un mechón de pelo suelto. Sonrió
levemente y le besó sobre la frente.
-Es la hora de que salgas ahí y
los conquistes. Te espero luego.
Fue como quitarse
un peso de encima. Ni siquiera tenía dudas en la respuesta que le había dado
Andrew, porque se sentía nueva. Ligera como una pluma. Así que cuando salió al
escenario, sonrió y avanzó hasta el centro, con el murmullo del aplauso de fondo.
Era un ruido ensordecedor que hizo que entrara en calor.
Llevaba puesto un
micrófono trasparente, así que podía empezar a hablar en cualquier momento,
todas esas personas estaban expectantes por ella, pero intentó no pensar en eso.
Cuando el ruido acabó, se aclaró la garganta y se olvidó de lo demás.
Tenía el discurso delante pero, después de mirarlo unos segundos, decidió que no iba a seguirlo al pie de la letra.
-Gracias. Buenas noches.
Primero de todo quería agradeceros el estar aquí esta noche y segundo… pedir
perdón si estoy un poco nerviosa hablando delante de tantas personas. Es algo
incómodo. Aunque por lo menos no me he caído al salir-bromeó, logrando risas
entre el público- Lo demás, espero que sea de vuestro agrado, aunque aún tengo
mis dudas con el catering… No sé quién tuvo la idea de poner esos canelones de
gambas-siguió, cegada por las luces, y de nuevo, más risas-Es broma, tenemos a
un estupendo chef, no los he preparado yo.
<<Bueno, ya
que tengo toda vuestra atención, quería explicaros como empecé con este proyecto que
había estado un poco a la sombra hasta esta noche. Veréis, si os fijáis en la
invitación, el nombre de mi padre está en letras mayúsculas. Seguro que habéis oído
hablar de mi padre... o le conocisteis… pues bien, él no estaba enfermo, así que
pensaréis ¿Por qué ponerle su nombre a una fundación de ayuda e investigación
contra el cáncer? Bueno, porque gracias a él estoy aquí. Él me enseñó a
trabajar, hizo que me esforzara más que nadie para depositar en mí su confianza,
sus empresas y su vida. Cuando ya se había jubilado, me confesó que le
hubiera gustado crear una causa benéfica y que quería que yo lo hiciera, con su
ayuda. Desgraciadamente, murió semanas más tarde en un accidente... –Paró en
seco, recordando levemente las imágenes que guardaba de ese día y tragó saliva- Así que, supe
que tenía que hacerlo, por James Pope. Aunque, claro… no sabía nada del tema,
ni de causas benéficas ni de su gestión. Y de nuevo la vida me puso otro
obstáculo. Olvidé los deseos de mi padre porque se presentaron otras cosas más
importantes en las que pensar; como el cáncer. Con veinticinco años me enteré
de que me quedaban pocos meses y que, posiblemente, todo mi esfuerzo no iba a
servir para nada. Estaba sola y… me asusté. Las posibilidades de éxito eran
pocas, así que decidí no tratarme. Pero, por suerte la inconsciencia me duró poco. Un año y pocos meses más tarde, sigo
aquí. Conocí a alguien que me abrió los ojos. Me paró en seco y me recordó que
la vida valía la pena. Luchó por mí…-hizo un esfuerzo por continuar, sabiendo que en alguna parte de la sala, Elliot escuchaba su discurso referido a él- después de tratamientos, cinco operaciones
y un bebé, no había cáncer. Sé que es algo que está ahí, que todos tenemos que
arrastrar, pero si no tienes a nadie que luche por ti, es imposible ganar solo.
Por eso, esta noche quiero presentar mi causa. En la fundación James Pope,
hacemos donaciones en investigaciones, ayudas a gente que no puede pagar un
tratamiento, y también, a sus familias, porque sin ellos… has perdido antes de
empezar.
Antes de que
terminara, la sala explotó en una gran ovación. Julieta se limpió las lágrimas
de sus mejillas y respiró hondo antes de hablar de nuevo.
-Gracias, de verdad. He de
confesar que soy abogada y no tengo ni idea del tema médico, además de mi
simple experiencia, pero sí que conozco a alguien que tiene algo que decir. Una
de las personas que cree en las oportunidades y que actualmente, trabaja en
varios ensayos de investigación contra el cáncer. Lo siento, no puedo ser
parcial… Me salvó la vida. Con todos ustedes, Mathilde Amette.
Mathilde subió al
escenario, orgullosa y algo avergonzada. Julieta le dio un abrazo antes de
salir y cederle el protagonismo a ella.
-Lo has hecho genial-Susurró en
su oído.
-Gracias.
Corrió hasta
escabullirse de los focos. Por fin había pasado. Estaba llena de energía,
dispuesta a cualquier cosa. Aquello, al contrario de lo que pensaba, le había
dado un subidón de adrenalina y se sentía entusiasmada. Avanzó hasta salir a un
pasillo desierto y dejó que su cuerpo descansara en la pared oscura, aún sin
apartar la sonrisa de su rostro. Se pasó la mano por la frente para percatarse
de que estaba sudando y su respiración era agitada.
Deslizó su cuerpo
por la pared hasta quedarse sentada en el suelo. Las capas y el grosor de la
parte de abajo del vestido hacían que pareciera atrapada en toda esa tela de un
color rojo vivo. Echó la cabeza hacia atrás y suspiró, dejando escapar una
risita.
Toda la
preocupación que había tenido aquel día, ahora le resultaba absurda. Sentía que
podía con todo, que simplemente estaba siendo una mujer normal, con una vida
feliz, tal y como debía ser.
De repente, la
sobresaltó el ruido de unos tacones que se acercaban. Miró a lo lejos en el
pasillo, pero estaba demasiado oscuro. Entonces, a ese sonido, se le añadió el
de un único aplauso.
Julieta no se
levantó, esperó tensa en el suelo, mientras una silueta femenina aparecía
delante de ella, salida de una zona sin iluminación. Al distinguirla con claridad, dejó de respirar, observándola, incapaz de llevar a cabo ningún movimiento, ningún pensamiento.
<<Corre. Sal de
aquí>>
-Jess-pronunció, con voz
ahogada.
-Reconozco que lo has hecho
bien. Todo ese sentimentalismo… contar tu experiencia personal… ¡Bravo!
Su fantasma
estaba allí, delante de ella. Llevaba el pelo rubio, liso y largo, casi por la
cintura y un traje gris, muy ceñido al cuerpo. Había hecho algo en su rostro
para que fuera difícil reconocerla a simple vista. Su nariz era más pequeña que
antes y sus ojos ahora, se veían mucho más amenazadores.
Jul cerró los
ojos y bufó, intentando que la sangre decidiera correr otra vez por su torrente
sanguíneo.
-¿Qué quieres?-preguntó sin
bacilar.
-Hablar…-contestó Jess,
sentándose a su lado.
-Pues hablemos-Siguió Julieta,
mirándola fijamente.
-He visto a Elliot, tan guapo
como siempre… Aunque tú tampoco estás mal, ese vestido es impresionante… Y
rojo. Adoro ese color.
-Ya sabes que no me gustan estos
jueguecitos. Estoy haciendo todo lo que me pediste y aun así quieres seguir con
esa actitud amenazadora. Pero ya no estoy asustada-dijo, llena de rabia,
apretando los puños.
Jess sonrió,
enseñando su dentadura perfecta y le acarició el brazo con los dedos. Julieta
se estremeció con ese contacto y la apartó, pero entonces ella la agarró con
más fuerza.
-Cariño, no quiero hacerte
daño-susurró con sensualidad, sin apartar ese gesto sádico de sus labios-Soy un
fantasma ¿recuerdas? Sólo estoy en tu mente, siempre que tú seas una buena chica,
claro.
-Suéltame-ordenó Jul, apretando
los dientes para no propinarle un puñetazo. Jess la soltó y levantó las
manos-Estoy haciéndolo todo bien.
-Recuerda que me has destrozado la vida y ahora, una parte de la
tuya me pertenece. No puedes negarte o… ya sabes lo que habrá-completó la frase
orgullosa, con una mirada brillante.
Julieta cogió
aire y aguantó la respiración, esperando que lo soltara sin recurrir a sus
tretas mentales.
-Dilo de una vez.
-Shhh. No hay prisa. Ya
recibirás noticias mías.
-¿Y por qué has
venido?-cuestionó Julieta, cuyo pecho subía y bajaba enérgicamente, aumentando
con cada palabra.
-Adoro los actos benéficos, son
tan glamurosos… tan superficiales-explicó, poniéndose en pie- Por cierto, tienes
sangre en la nariz.
Sonrió y le dio la
espalda, avanzando por el pasillo. Julieta la vio desaparecer, sin moverse. Le
resultaba imposible enfocar la mirada en otra cosa que no fuese el lugar por
dónde se había alejado, aún con el sonido de sus tacones en la cabeza. Al
final, reaccionó y se tocó cara, ni siquiera se había dado cuenta de que estaba
llorando, con tanta rabia que temblaba. Sus latidos se fueron calmando pasados
unos segundos, en los que empezó a pensar con claridad, a sentir esa especie de
vacío que le provocaba el odio irracional contra ella.
Aunque eso no le sirviera
de mucho.
Sabía que no
podía hacer nada más que esperar y rogar porque su siguiente petición no fuera
peor que las anteriores.
Aquí tenéis él capítulo de la semana, puede que este fin de semana suba algo más. Espero, como siempre, vuestras críticas, comentarios, amenazas cariñosas... Ya sabéis.
ResponderEliminarUn beso :)
¿Cuando subes el siguiente? .. ha pasado más de un mes.
EliminarHola Jane,
ResponderEliminarVeo que hoy voy a ser la que estrene los comentarios…
Por cierto, me ha encantado eso de amenazas cariñosas…supongo que enfatizas esta última palabra…XD
Bueno, no me enrollo más. Voy al grano:
-Trama-->Me encanta como sigues tratando las escenas. La historia sigue dejándote con esa intriga que tanto se requiere en una buena novela por lo que te felicito por ello. Dejas al lector con muchas preguntas: ¿va a volver a recaer en la enfermedad? ¿quién esa la famosa Jess? ¿acaso le hizo nuestra protagonista algo tan horrible como para estar tan atormentada?, etc, etc.
-Personajes-->Yo creo que con estos capítulos quedan perfectamente caracterizados los personajes. En eso también te doy la enhorabuena. Creo que le dedicas el tiempo suficiente que requiere cada personaje.
-Correcciones y sugerencias:
En el párrafo: "Llevaba todo el día dando los últimos retoques a la gala benéfica. Todo era un no parar de llamadas urgentes, cambios imprevistos y mucho estrés. Finalmente, todo había quedado resuelto y calculado al milímetro". Repites en tres frases, tres veces "todo" (todo el día, todo era, todo había quedado)…cuidadín con esto…^^
En la siguiente frase: "Aunque aún faltaba lo que más le preocupaba a Julieta; su discurso" no entiendo muy bien por qué pones ; en lugar de : detrás de "Julieta", ¿no quedarían mejor los dos puntos o una coma?
Cuando dices: "E iba a ser imposible si Charlie no llegaba", ¿por qué es necesario poner ese "E"? Más siendo la primera frase de un nuevo párrafo…Creo que podrías suprimirlo.
En el párrafo: "Quedaba una hora para salir y llegar a tiempo al edificio Ángel Orensanz, un lugar emblemático del centro, perfecto para esa clase de actos… una hora para que los fotógrafos se le echaran encima, una hora para emborronar una hoja con un montón de palabras sin sentido". También se repite tres veces "hora", pero aquí creo que no sería del todo incorrecto. Contribuye a dar énfasis al tiempo que le queda a la protagonista. Así que esto no es un aviso para que lo corrijas, solo para que veas que dependiendo del momento, una repetición puede ser adecuada…XD
"Se repasó los labios de color nude, tal y como había recomendado el maquillador, y volvió a pasarse la mano por el pelo". En esta frase me resultan demasiado juntos los verbos "repasar" con el "pasar"…¿No podrías encontrar un verbo sustituto a alguno de ellos? A lo mejor "retocar" puede sustituir al primero de ellos…
Cuando dices: "Ese mismo lugar en el que habían dormido juntos, varios meses atrás, dónde todo era diferente", creo que ese "dónde" no es del todo correcto. Corrígeme si me equivoco, pero pienso que aquí te refieres a que meses atrás todo era diferente. Por tanto en lugar de "donde" deberías poner "cuando" (sin tilde). Si decidieras seguir con la palabra "donde" entonces deberías quitarle el acento.
En la intervención: "De pequeña vomité en un teatro del orfanato, ante decenas de niños y posibles padres" creo que eso de "posibles" me resulta un tanto raro…Sé que quieres resaltar que no son sus padres propiamente dichos, pero, no sé, ¿no podrías escribirlo de otra forma?…XD
(Continúo en el siguiente comentario…)
Aquí sigo:
ResponderEliminarCuando dices: "¿No estamos hablando de cáncer? ¿Es divertido?" Es perfectamente correcto, pero (solo es una sugerencia personal) yo pondría "¿Acaso eso es divertido?". No me preguntes por qué…no sabría responderte…^^
En la frase siguiente pones: "Vio una sombra de unos segundos en la mirada de Elliot"…creo que te has comido unas palabritas por aquí…"una sombra de… (durante) unos segundos".
También pasa algo raro en la siguiente: "Hacer ese tipo de comentarios delante con él". Aquí o sobra el "delante" o el "con" (en este último caso tendrías que añadir un "de" antes de "él").
"-No lo es, pero es una gala y nadie quiere verte llorar." Se repite "es" muy seguido. Podrías poner "No lo es, pero se trata de una gala y nadie quiere verte llorar".
En la siguiente intervención (" -La verdad es que creo que si") falta un acento en el "sí".
" Así que aguantó las ganas de ser sincera, de decir gracias y sonrojarse por el cumplido tipo Elliot; Optó por aplacar todo ese amasijo de sensaciones en el estómago" Aquí tampoco comprendo muy bien el porqué del ; y no un punto y seguido normalito…^^
Otra tilde despistada en el "terció" de la frase: "-Perdona, a veces me olvido de que no será así nunca más-tercio".
Cuando pones: "Y Elliot, en su versión maltrecha y rota, atacó con algo que dolía más que todo aquello". Continúas con "El silencio" en un nuevo párrafo. Yo creo que aquí sería mejor que pusieras punto y seguido detrás de "aquello" o incluso ":". La siguiente frase sí podrías ponerla en un nuevo párrafo.
En la intervención: "-Que oportuno-se quejó, bufando-es muy oportuno…" ese "Qué" va con tilde…^^
Cuando dices: "Desde ese lugar, se escuchaba todo el bullicio de fuera, que no había más que incrementar el nudo de su estómago" creo que no es "había" lo que querías escribir sino "hacía".
En la intervención: " -No lo sé... Sólo sé que estoy genial contigo. Despreocupada y…" para evitar los dos "sé" que aparecen, podría "solo siento que estoy genial contigo". Por poner un ejemplo…
En la frase: "Toda la situación con él no hace sino que complicarse". Algo raro pasa aquí. Creo que el "sino" sobra y en su lugar debería haber un "más".
Se repite "todo" muy seguido también en esta parte: "Gracias. Buenas noches a todos. Primero de todo quería agradeceros".
Falta una tilde en el "quién" de: "No sé quien tuvo la idea". Y creo que también en el "Luchó" de la frase "Lucho por mí" (aunque aquí tengo más dudas porque no sé si la protagonista habla por ella misma o por aquella persona que le cambió la vida…)
En general, en el discurso de Julieta repites bastante el verbo "tener". Queda bastante disimulado, pero en la frase "tenemos que arrastrar, pero si no tienes" ya es demasiado evidente…^^
Nada más, Jane.
Son solo correcciones sin mayor transcendencia…
Sigue así.
Un agrazo,
Sweetie.
De nuevo, muchas gracias por todo, Sweetie... A menudo no me doy ni cuenta de estos errores aunque lo lea después. Luego los veo escritos cuando me lo dicen y me duelen los ojos jajajajaja
EliminarEspero que te guste la historia, no sabía si la segunda parte iba a ser un error pero por ahora, no va mal...
Un beso.
Buenas Jane,
ResponderEliminarSi supieras el cacao mental que tengo ahora mismo ...
Voy por partes:
Esta Jess, Jess, Jess... Porque esta Jess?? Que pinta esta ahora, tengo dos teorías, Julieta, debido al cáncer que es más que obvió que tiene sufre alucinaciones con Jess, pero esto de que le pida cosas q tiene que hacer... No me suena mucho a alucinaciones la verdad, luego esta la de Jess existe, no esta muerta (que debería) y ha vuelto pisando fuerte para hacerles la vida imposible a Jul y Elliot.
Luego esta Andrew que me cae mal, ni pincha ni corta.
Y luego esta Elliot ^^
Y Elliot si me cae, bien, haber si se reconcilian el y Jul, que es un momento que todos estamos desando, pero me temo, que nos harás esperar, o me equivoco...
EliminarUn beso y sigue escribiendo asi de bien, que contigo da gusto!!
A ver, Jess es la ex novia de Elliot, no Jane... a la que tú te refieres jejje Es una equivocación normal ya que las dos empiezan por "J"
ResponderEliminarA ver que me aclare, Jess está viva o es una alucinación (y lo siento si lo voy a estropear) si está viva es la causante de que Jul se haya alejado de Elliot???.....Agrgrgrgrgr cada vez me hago mas preguntas y lo que mas coraje me da es que no hallo las repuestas y tengo que esperar hasta el siguiente capi, pero es lo que tiene que la historia me este gustando tanto, así que me aguantaré y esperaré el próximo capi con impaciencia jijijijii
ResponderEliminarBesos y cuidate
Ahora entiendo porque dejo a Eliot, pero no con que la esta chantajeando y por que se déjà, que no ve que estan sufriendo los dos y si enferma de Nuevo no seran felines nun a y Jess que Nadine la puede detener o que
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